Autor: El factor Luigi
El mundo se está volviendo más riesgoso. Los estadounidenses no quieren pagar por eso
El mundo se está volviendo más riesgoso. Los estadounidenses no quieren pagar por eso Una vista aérea de las casas quemadas en el incendio de Los Ángeles. Otra característica del seguro privado es el cálculo de tarifas actuariales, es decir, una calibración de las primas en base al riesgo del cliente. Eso es para impedir “la selección adversa”, en la que solo las personas más riesgosas compran un seguro, y el riesgo moral; la tendencia a fomentar el riesgo cobrando menos por este. Sin embargo, algunas actividades o personas son tan riesgosas que nunca podrían obtener, o financiar, un seguro privado. Ahí es cuando el riesgo se socializa.
La expansión del gobierno federal desde la década de 1930 ha sido en gran medida a través de la disposición de los seguros: el Seguro Social, el seguro de desempleo, el seguro de salud para ancianos y gente pobre, el seguro de depósitos, hipotecas e inundaciones y, después del 11de septiembre de 2001, el seguro contra el terrorismo. No por nada se dice a menudo que el gobierno federal es una compañía de seguros con un ejército. En ninguna parte las opiniones sobre seguros son más contradictorias que en el área de salud. Los estadounidenses no quieren ni el racionamiento que acompaña el seguro a cargo del gobierno, ni la gestión de riesgo que acompaña el seguro privado.
Esto fue dolorosamente evidente cuando el fatal tiroteo que involucró a Brian Thompson, director ejecutivo de UnitedHealthcare, provocó una ola de furia no contra el presunto asesino, Luigi Mangione, sino contra las aseguradoras por limitar los beneficios, como exigir una autorización previa para la atención.
De hecho, mucho antes de ese tiroteo, la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA) había restringido la capacidad de las aseguradoras para basar las primas en el riesgo, al prohibirles cobrar más a las personas con condiciones de salud pree-xistentes o negarles la cobertura por completo. La ACA también estipulaba que las aseguradoras gasten al menos entre un 80% y un 85% (dependiendo del plan) de primas en beneficios. Por lo tanto, aunque las denegaciones, los deducibles y los copagos puedan afectar, en el margen, las ganancias, sirven finalmente para controlar las primas. En las finanzas, donde el riesgo supuestamente va de la mano con la recompensa, las pérdidas se han socializado repetidas veces, lo que quedó de manifiesto cuando las principales instituciones financieras fueron rescatadas en 2008. El seguro de depósito, en teoría, tiene un tope de US$ 250 mil. Se supone que los depositantes con más dinero van a tener cuidado de dónde guardan su dinero. Pero en 2023, Federal Deposit Insurance Corp. rescató a todos los depositantes no asegurados deriores, algunas aseguradoras se retiraron o se volvieron insolventes. Al igual que en California, los propietarios de una vivienda en Florida recurrieron en masa al respaldo del gobierno, Citizens Property Insurance. Como en California, Florida ha tomado medidas para que su mercado de seguros sea financieramente viable. Ha tomado medidas enérgicas contra los litigios y ha permitido que Citizens eleve las primas. Sin embargo, el año pasado Citizens indicó que las primas están un 22% por debajo del nivel actuarialmente sólido.
Kousky señaló que en caso de una serie de grandes tormentas, los tres respaldos de seguros de Florida Citizens, un fondo de reaseguro y un programa de garantía para aseguradoras insolventes podrían tener dificultades para obtener los préstamos suficientes como para pagar las reclamaciones, lo que desencadenaría demandas de un rescate del estado o federal. Los contribuyentes a nivel nacional también están en problemas.
Desde 2020, el Congreso ha asignado un promedio de US$ 46 mil millones por año para ayuda en los desastres, el triple del promedio de la década pasada (en dólares constantes de 2023). A fines del año pasado, el Congreso aprobó rápidamente US$ 100 mil millones en ayuda para los desastres que incluyeron los huracanes Helene y Milton. La socialización del riesgo debilita uno de los principales beneficios del seguro: alentar al asegurado a que mitigue su riesgo para reducir las primas. Sin esa señal de precios, se necesita generalmente una intervención directa para modificar el comportamiento. Después de que los rescataron en 2008-09, los bancos han tenido q u e s o m e t e r s e anormas de seguridad y solidez mucho más estrictas. Lo mismo puede suceder con los desastres naturales.
Si el riesgo se va a socializar, la sociedad tiene derecho a exigir que el asegurado mitigue su riesgo, como hacer que sus casas sean más a prueba de inundaciones, vientos e incendios o mantenerse completamente fuera de las áreas proclives a desastres.
“Esto implica la sincronización de ordenanzas, códigos de construcción, aplicación de la ley, inspección y búsqueda de recursos paralas comunidades y dueños de una vivienda que no pueden realmente darse el lujo de tener” esas medidas, observó Watkins. “Todo eso es políticamente difícil.
Pero se está volviendo cada vez más obvio que la antigua estrategia, de negar el riesgo, ha fracasado”. Traducido del inglés por “El Mercurio”P F AINCENDIOSLos incendios en Los Angeles habían provocado pérdidas por US$ 50 mil millonesSilicon Valley Bank y Signature Bank. Los costos se están socializando a través de una cuota especial sobre los depósitos no asegurados de otros bancos. Lo que un desastre financiero fue para la última era, un desastre natural puede serlo para la próxima.
En un estudio del Foro Económico Mundial, los líderes de empresa, de gobierno y de otras entidades clasificaron el clima extremo como el más severo de 33 riesgos que enfrentará el mundo en los próximos 10 años. Los grandes desastres presentan un problema especial para las aseguradoras porque los siniestros ocurren todos al mismo tiempo en lugar de en forma aleatoria. Y, como sucede con los desastres financieros, el costo de los desastres naturales se está socializando. Numerosos estados tienen respaldos para los propietarios de viviendas que no pueden obtener un seguro privado, y todos tie-nen dificultades para cobrar primas que reflejen el riesgo real.
En un estudio de 2023 para las aseguradoras de California, Nancy Watkins, actuaria de Milliman, una consultora de seguros, descubrió que los planes en California, Washington, Louisiana y Florida, los que se habían duplicado en tamaño entre 2017 y 2022, incurrieron todos en más pérdidas y gastos que lo que recibieron a través de las primas. En Florida, las tormentas frecuentes, el desarrollo de áreas inundables, la inflación, el fraude y los litigios han llevado las primas de los seguros de las propiedades al nivel más alto en el país. Sin embargo, las aseguradoras “desistieron de hacer grandes aumentos de tasas debido a las audiencias públicas, las exigencias de documentación y a sus propios clientes y agentes”, escribieron Kousky y un coautor el año pasado. En años ante-CONTENIDO LICENCIADO POR THE WALL STREET JOURNALGREG IPThe Wall Street JournalEl seguro es uno de los grandes regalos de las finanzas a la humanidad. A través de la magia estadística de la agrupación de riesgos, una persona puede obtener tranquilidad mental y protección contra una pérdida devastadora. Esta notable invención muestra señas de desmoronarse. A medida que aumentan los riesgos, desde enfermedades y vejez hasta desastres naturales y financieros, también crece la resistencia de los estadounidenses a pagar para asegurarse contra estos. El ejemplo más reciente es California. A principios de este mes, JPMorgan estimó que los incendios en torno a Los Angeles habían provocado pérdidas por US$ 50 mil millones, de los cuales solo US$ 20 mil millones estaban asegurados.
Una razón por la que existe esta brecha: las autoridades reguladoras del estado han impedido que las aseguradoras cobren primas en proporción con los crecientes valores de las propiedades, costos de construcción y riesgo de incendio exacerbado por el calentamiento global. Por lo tanto, muchos dejaron de renovar las pólizas. Cientos de miles de propietarios de viviendas se cambiaron al respaldo del estado de California, el Fair Plan, cuya exposición se ha triplicado desde 2020 hasta US$ 458 mil millones. Tiene solo US$ 2.500 millones en reaseguros y US$ 200 millones en efectivo. Si el Fair Plan se queda sin dinero, puede imponer una cuota asignada a aseguradoras privadas para que se traspase en parte a todos los que tienen una póliza. En otras palabras, los costos del desastre se van a socializar. California es un microcosmos de lo que sucede cuando el seguro falla: o las familias enfrentan una posible ruina o la gente recibe una bomba de tiempo financiera. “Lo que estamos viendo es una desconexión real”, manifestó Carolyn Kousky, economista experta en riesgos y fundadora de la organización sin fines de lucro Insurance For Good.
“Hay puntos de vista opuestos sobre seguros: ¿ es un bien del mercado privado, o es una protección social, para garantizar que todo el mundo tenga los recursos para recuperarse de un desastre?”. Una característica esencial del seguro es la agrupación de riesgos: las contribuciones combinadas de la comunidad cubren las pérdidas que han sufrido miembros de la misma en un año determinado.. California es un microcosmos de lo que sucede cuando el seguro falla: o las familias enfrentan una posible ruina, o la gente recibe una bomba de tiempo financiera. Costos exacerbados: de las casas quemadas en el incendio de Los Ángeles.