Editorial: Ciudades atractivas
Editorial: Ciudades atractivas ElEditorialorpresa causaron las palabras de Joaquín Villarino, presidente ejecutivo del Consejo Minero, quien en una entrevista citó que Antofagasta “no ha hecho un esfuerzo por transformarse en una ciudad más atractiva para vivir y eso no depende de la actividad minera, depende de políticas públicas y de las autoridades locales”. Más tarde, el personero -representante de las grandes compañías minerasreculó su visión y precisó que ofrecer ciudades cada vez más atractivas pasa por las políticas públicas y también por el sector minero que “está decidido a seguir contribuyendo a la calidad de vida en el entorno de sus operaciones”. Ciertamente, el juicio de Villarino no es errado del todo. Con los inmensos avances en distintos planos, habrá que reconocer que la capital regional -lo que también es extensivo a Calamano ofrecen una calidad de vida acorde a esos números. Es una realidad que enfrentan cotidianamente la academia, la medicina y la misma minería. Elloesproducto de factores variados, por ejemplo del paupérrimo nivel de muchas autoridades delos niveles regional y comunal, pero también delos efectos indeseados de la actividad in.
Construir mejores ciudades pasa primero por las autoridades y luego d 1 por el apoyo de todos. dustrial, como los altos precios, la contaminación, la destrucción del tejido social, pero por sobre todo de un fracaso en que todos somos algo responsables: la inexistencia de un ecosistema robusto, acorde a un territorio que es líder mundial en producción de cobre y litio, entre otros. En nuestra región no están empresas que estén fabricando o armando los camiones mineros, o cualquier otro artefacto o sistema sofisticado para los servicios dela actividad. Eso también explica que hasta ahora el modelo de desarrollo seguido sea el meramente extractivo -sin que estos signifique minimizar esa complejidad, pero mínimo en relación con el potencial que existe.
Si se trata de deudas, este es un gran pendiente en el que toda la gran minería puede hacer mucho por el territorio, sin que signifique pagar más tributos o estar involucrándose en negocios o acciones que nada tienen que ver con el giro de su negocio.. Antofagasta y Calama no generan interés en los trabajadores, pero tampoco para las empresas de servicios a la minería. En este fracaso hay mucho que hacer. Editorial