La esperanza no defrauda y nos hace fuertes en la tribulación” (Rm 5,1-5)
La esperanza no defrauda y nos hace fuertes en la tribulación” (Rm 5,1-5) EL martes 11 de febrero de 2025, la Iglesia celebra a la madre de Dios bajo la advoc. aci. ón do nuestra Señora do Lourdes. Nuestra Iglesia diocesana lo hizo, como rodee lea años, con una procesión por las calles en dirección a la gruta de Lourdes, que as encuentra en]aa dependencias del hogar de Miraflores.
Allí se celebró la eucaristía y se adnsinistró el sacramento de la unción de los enferastos. ¿Por qud? Porque cada 11 de febrero también se celebra la Jornada Mundial de los Enfermos, un día especial para reflexionar aobre esta realidad tan propia del ser humaste como es la enferme-dad. El término “enfermo” viene del latís infirmus, que significa “dábi]” o “enfermo” de ahi la nocesidad de una compañía que cuida y ayuda a]esantarse, y de la esperanza en la enfermedad.
EL Papa flanciaco nos invira esi esta jornada a meditar sobre el lema: “La esperanza no defraude y nos hace fuertes en la tribu]ación” (Ros 5, l-S En su mensaje, ol Papa dice qua: “Son expresiones consoladoras, pero que pueden suscitar algunos intorregasttea, especiaLmente intorregasttea, especiaLmente enlos quo sufren.
Por ejemplo: ¿ cómo permanecer fuertes fuertes cuando sufrimos en carne propia onfermedadea graves e usvalidantsa, quo quizás requieren tratamientos cuyos coatos van ntás allá de nuestras posibilidades? Cdmo hacerlo cesando, además de nuestro sufrimiento, vemos sufrir a quienes nos quieren y que, aun estando a nuestro lado, se alenten impotentes por no poder ayudarnos? En todas estas situaciones sentimos la necesidad de un apoyo superior a nosotras: necesitarnos la ayuda de Dios, do su gracia, de su Providencia, de eta fuerza que ea don de su Espíritu (cf.
Catecismo dela IgLesia Católica, 1808). ” Detengámosios, pues, sus momento a reflexionar sobre i. a presencia de Dios que permanece cerca de quion sufre, en particular bajo tres aspectos que la caractorizan: ci encuentro, el don y el compartir.
EL encuentro con Dios:lambién la enfermedad, aun cuando sea dolorosa y difícil de entender, es una oportunidad de oncucnboeon el Señor, de un encuentro encuentro que nos transforosa, nos vuelve más fuertes, porque nos hace ntás conaci. esttes conaci. esttes de que no estamos solos.
” ELdoscde-Iaespcranza:ElPapa dice que: “Nunca comoenelsufrimientonos damos cuenta de que toda esperanza viene riel Señor, y que por eso es, ante todo, un don que liemos de acoger y cultivar, permaneciendo fieles a la fidelidad do Dios Y sobre el compartir con otros, dice: “Los lugares donde se sufre son a menudo lugares de intorcambio, de enriquecimiento mutuo.
Cuántas veces, juntos] lecho de un enfermo, se aprende a esperar! ¡Cuántaavecos, estando cerca de quien sufre, se aprende a creer! lCuántas veces, inclinándoae ante el necesitado, se descubre el amor! Es decir, nos damos cuenta de que somos ángeles de esperanza, mensajeros de Dios, boa unos para lea otros, todos juntoes enfermos, médicos, enfermeros. familiares, amigos, sacerdotes, religiosos religiosos y reLigiosas; y allí donde estemos: cola familia, en los dispensarios, en las residencias de ancianos, cm loe hoepitalaayen hoepitalaayen las clínicas. ” Hoy pasamos a saludar a todos los henoanos y hermanas enfermos y a los que los cuidan: familiares, cuidadores y profesionales de la salud. Ustedes son usa profecía y signo de esperanza que no defraudo, ustedes son “un himno a la dignidad humana, un canto de esperanza”(BulaS. nonC. Nlt). lQsce Maria, la madre de Dios, los ampare y no desoiga sus oraciones. Oscar blanco Martínez Obispo de Punta Arcnzs ca catáilca p -;0] La esperanza no defranda y nos hace fuertes en la tribulación” (Rin 5,1$). -