Estudiantes de Pedagogía instalan estaciones meteorológicas en escuelas rurales
Estudiantes de Pedagogía instalan estaciones meteorológicas en escuelas rurales Una estación meteorológica registra la temperatura, la cantidad de lluvia, la dirección y velocidad del viento, la radiación ultravioleta e incluso la presión atmosférica.
Pero cuando se instala en una escuela, su valor va mucho más allá de los datos: se convierte en una herramienta didáctica que permite a los estudiantes aprender a medir e interpretar fenómenos naturales y, al mismo tiempo, despertar su interés por la ciencia y la tecnología desde temprana edad.
Esa es la apuesta de un proyecto de la U. de la Serena, donde estudiantes de la carrera de Pedagogía en Educación General Básica instalaron estaciones meteorológicas en tres escuelas rurales de la Región de Coquimbo. “La idea nació por varias razones. Una de las principales fue la necesidad de implementar un proyecto de investigación interdisciplinario y con un fuerte componente de innovación.
Las estaciones meteorológicas representan un medio novedoso e innovador que permite a niños y niñas vincularse con su entorno, acceder a un aprendizaje más contextualizado y también vislumbrar nuevas oportunidades de vida para su futuro”, explica Alan García, ayudante de dirección en el Departamento de Educación en Didáctica de las Ciencias Naturales y coordinador del equipo universitario. García destaca que la participación de los futuros profesores no se limitó a la instalación de los dispositivos, sino que también diseñaron experiencias pedagógicas adaptadas a cada comunidad escolar. “Esto les permite enriquecer su formación inicial, porque pueden conocer la realidad escolar chilena mientras son aún estudiantes”, agrega. Jusett Guerrero, quien cura segundo año de la carrera y participó de la iniciativa, afirma que “como docente en formación, estos acercamientos con distintos establecimientos de la región son súper importantes para mi proceso.
El proyecto me dio oportunidades para aplicar lo que estoy aprendiendo, enriquecí mis conocimientos y, por ende, agradezco infinitamente la oportunidad de haber sido parte”. Y continúa: “Además, este tipo de experiencias concretas ayudan a comprender mejor el entorno local y a buscar y desarrollar proyectos que sean para el beneficio de la comunidad”. Jessica Ríos, directora de la Escuela Aurora de Chile, uno de los establecimientos de la región que se vio beneficiado de la iniciativa, comenta que “los aprendizajes más significativos son aquellos que se viven de forma concreta y activa. Contar con este módulo permite a nuestros estudiantes convertirse en observadores y protagonistas del conocimiento, lo que fomenta la curiosidad, su capacidad de preguntar, investigar y sacar sus propias conclusiones.
Además, la inclusión de elementos tecnológicos, como sensores de temperatura y pluviómetros, genera un acercamiento natural a la tecnología, que muchas veces es difícil de vivenciar en una sala de clases tradicional”. Y agrega: “La experiencia no solo promueve el interés por estas áreas, sino que también fortalece las habilidades del siglo XXI, como el pensamiento crítico, el trabajo colaborativo, la comunicación y alfabetización digital.
Y lo mejor es que lo hace desde la propia realidad y entorno, es importante que el descubrimiento de la ciencia, por ejemplo, esté ligada a su cotidianidad”. Los módulos, diseñados por los universitarios en la asignatura Didáctica de las Ciencias, permiten medir la cantidad de lluvia, la presión atmosférica y la dirección del viento, entre otros.. El proyecto busca que los escolares no solo aprendan ciencia, matemática y tecnología con estos recursos, sino que también desarrollen el pensamiento científico y aumenten su interés por el entorno natural, entre otras habilidades. CONSTANZA MENARES INICIATIVA DE LA U. DE LA SERENA: