Cien años de gratitud y alegría
Cien años de gratitud y alegría O Columna Jorge Patricio Vega Velasco Obispo de Valparaíso Cien años de gratitud y alegría tamos dandoinicio oficial alas celebraciones del primer centenario de la Diócesis de Valparaíso.
Junto amiles y miles de fieles elevamos unaacción de graciasa Dios por esta historia quese ha construido mediante el aporte de hombres y mujeres que pusieron lo mejor de sí en favor de esta Iglesia porteña. Nuestra diócesis fue erigida el 18 de octubre de 1925 por el Papa Pío XI, desmembrándose así de la arquidiócesis de Santiago. Sin embargo, la presencia de la Iglesia ha encontradotierra fértil en este "valle del paraíso" muchos años antes desufundación. Enestatierra benditase constituyeron misiones, doctrinas y parroquias. Luego, con la llegada delas órdenes mendicantes y de las distintas congregaciones dedicadas ala educación y ala salud, se fueron instalando los cimientos de la Iglesia. El crecimiento dela población y las nuevas exigencias sociales y culturales fueron llevando a la Iglesia a plantearse nuevos desafíos. Poco a poco, ella se fue transformando en un referente social innegable. La torre del templo de San Francisco del cerro Barón es una hermosa imagen de la Iglesiacomo señera decaminos.
Los antiguos navegantes sabían que estaban cerca de tierra firme cuando lograban visualizar latorre de "Pancho". H oy, en el Santuario de La Virgen de Lo Vásquez, esActualmente, la Iglesia enla Diócesis de Valparaíso cuenta condistintas estructuras y organizaciones relevantes para lasociedad: bellos santuarios que mantienen vivala fe popular (Lo Vásquez, El Niño Dios de Las Palmas en Olmué, La Virgen delas 40 horas en Limache), 69 parroquias y cientos de capillas distribuidas a lo largo y ancho de todo el territorio diocesano, destacándose aquellas que están a miles de kilómetros del continente (como elarchipiélago de Juan Fernándezy laisla de Rapa Nu. Somos privilegiados l contar con escuelas, colegios y lceos católicos, con Centros de Formación Técnica y con nuestra Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Somosbendecidos con la presencia de cinco monasterios de vida contemplativa y el servicio generoso de sacerdotes y diáconos permanentes. Los movimientos laicales consuricaespiritualidad nutren la vida en sociedad y el Seminario Mayor, ahora en Viña del Mar, forma a nuestros futuros sacerdotes. Porsu parte, la presencia de la vida religiosa masculina y femenina con sus carismas y obras de apostolado refuerzan la caridad donde se necesite.
Y, por supuesto, las innumerables obras sociales que sostiene laIglesiaen favor deniños y jóvenes vulnerables, enfermos y adultos mayores carenciados. ¿Cómo no estar contentos con tanto? Efectivamente, estoscienaños han sido un tiempo de gratitud y alegría parala Iglesia, pero también para toda la región. Iglesia, pero también para toda la región..