Autor: Por Paula Catena y Gloria Faúndez
El relato no contado de su segunda administración
El relato no contado de su segunda administración Piñera en jaque E 1 estallido social dividió a La Moneda en dos bandos.
En una vereda estaban quienes sostenían que se trataba de una crisis profunda, que no se solucionaria rápidamente y que había que buscar diálogo con los sectores moderados de la oposición, ya que los más radicales comenzaban a entusiasmarse con la caída del gobierno. En este grupo se alinearon los asesores más jóvenes, como Benjamin Salas y Magdalena Diaz, pero también el ministro secretario general de la Presidencia, Gonzalo Blumel, y el titular de Justicia, Hernán Larrain, entre otros.
Al frente estaban quienes demandaban "mano dura". Era un grupo muy influyente, que incluía al ministro del Interior, Andres Chadwick, y su subsecretario, RoManuel José Ossandón (RN) y la ministra Cubillos, que reflejó el parteaguas en la derecha. "Esto no se maneja asi, hay que tomar medidas de fondo para neutralizar las protestas", señaló Ossandón alzando la voz, al tiempo que apuntaba a los ministros, a quienes acusaba de "no tener calle" y "faltarles conexión social". El ambiente se cortaba con cuchillo. "A ti lo que te falta es lealtad", replico Cubillos, desatando aplausos entre los representantes de la UDI. En la primera administración de Piñera había nacido la denominación de "Halcones" y "Palomas" para clasificar a sus autoridades. La diferencia entre ambos grupos era, a fin de cuentas, ideológica, aunque también tenia un fuerte componente generacional. Los "Halcones" se alineaban con las ideas tradicionales del sector: mano dura en el orden público, ortodoxia liberal económica y conservadurismo valórico. En este grupo estaban algunos de los principales lideres de RN y mayoritariamente los de la UDI. Las "Palomas", por su lado, promovian introducir eficiencia en el aparato estatal, pero con mayor énfasis social. También buscaban dotar al sector de valores más liberales.
En este bando destacaban los dirigentes de Evópoli, un partido que había nacido al calor del primer gobierno de Pifera y que apostaba por transformarse en una nueva derecha con una agenda liberal. drigo Ubilla; al canciller Teodoro Ribera, la ministra de Educación Marcela Cubillos y el jefe de asesores del Segundo Piso, Cristian Larroulet. "Debemos resistir. Dos semanas y se encauza todo", señalaba Larroulet a Piñera. El Mandatario era bombardeado por distintas opiniones. Varios de sus colaboradores más cercanos confesaban que Piñera no tenía un diagnóstico de la crisis y que, por lo mismo, su capacidad de decisión estaba debilitada. La división en el gobierno se replicaba en el oficialismo. En las semanas que sucedieron al inicio del estallido se improvisaron varias reuniones entre los miembros del gabinete y los parlamentarios de Chile Vamos, casi siempre en el Salón Montt Varas de La Moneda. En una de ellas se registró un aspero intercambio entre el senador Los "Halcones" y las "Palomas" renacieron con el estallido y la desesperada búsqueda de soluciones a la crisis. En La Moneda sus enfrentamientos emponzoñaban el ambiente. Pero esta vez había algo distinto. Piñera, que siempre parecía disfrutar administrando tales desencuentros. estaba irascible y con poca paciencia. Se mantenía al margen de las discusiones. Varios consultados afirman que el Presidente advertía que no daba con el tono para afrontar el trance. Se quejaba constantemente de que no disponía de información clave para entender la crisis. Los aparatos de inteligencia, tanto de Carabineros. como militares y la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), demostraron su fragilidad al no adelantarse, ni minimamente, a un conflicto que estalló en sus narices. La presión a ratos era tal que Piñera buscaba momentos de soledad y se recluía en la pequeña capilla en el primer piso de La Moneda, para rezar y meditar. Quienes lo conocían bien coinciden en que el estallido lo "descolocó absolutamente" y que "no supo cómo manejarlo". Son dos de las frases que más se repiten entre sus excolaboradores cuando recuerdan esos días.
Varios de estos consultados también coinciden en que un factor importante de esa desorientación fue el desmoronamiento de Chadwick, quien sentia que sus habilidades habían quedado en jaque al no adelantarse a las protestas ni a su intensidad. FABLE ENTERN Y BLORIN FAUSBEZ PINERA EN JAQUE