COLUMNAS DE OPINIÓN: Sueños salvajes
COLUMNAS DE OPINIÓN: Sueños salvajes Danmi Loe ve Facultad de Artes liberales, Universidad Adolfo Ibáñez Si Si la burocracia tuviese un lema, sería del tipo: “lo que puede ser reglado, debe serlo”. La furia regulatoria llene llene causas: mientras más reglas, más imprescindibles imprescindibles los burócratas y mejor justi fican su existencia. También lo hacen suyo suyo los políticos profesionales+ Es una es trategia para obtener y mantener el poder. Si no hay fondos para distribuir (y las arcas están más que escuálidas), al menos se puede legislar, hacer reglamentos, etcétera, etcétera, promesas de papel para solucionarlo todo.
Incluso es corriente que se “evalúe” a los legisladores según cuantas propuestas hayan presentado (mientras más, mejor, sin importar qué). Y así, el hiperactivismo regulador desata un proceso quep como bola de nieve, crece y engorda mientras se desDan por las laderas de la contingencia.
Una autopoiesis desbocada que va infiltrando infiltrando los tejidos sociales (la metáfora sigue con la metástasis). Una absurda fuperregularización fuperregularización que ahoga la creatividad, creatividad, la espontaneidad, y finalmente impide impide cualquier movimiento: la llamada perHugo misología. Ejemplos sobran.
Piense en algunos de moda, El Servicio de Impuestos Internos que. cual Trump gobernando por decreto, regula al borde o quizás más allá de la legalidad. legalidad. ¿Funcionarios ejemplares? Si considera considera que mediante procedimientos el Estado Estado estabiliza expectativas, el daño que están están haciendo es enorme enorme (recuerde la caricatura de Quino: anaviñetallenadegente anaviñetallenadegente insegura y policías acariciando sus bastones, bastones, y un anuncio que reza: “LA qué no saben prohibido qué?”). O la ley que exige grabar el número de patente en los vidrios del auto, con la que el Estado traspasa a los particulares la responsabilidad responsabilidad por la seguridad pública, ya cuya base no hay más evidencia que la creatividad de algún genio del Ministerio de Transporte (Lpor qué no una ley de rejas rejas en las ventanas o de puertas de seguridad seguridad para evitar robos en las casas? Pero, por favor, con costo deducible, como correspondería correspondería con el grabado de vidrios). O el desastre de la ANID que, miensarrollo” tras da manotazos de ahogada en un caos institucional de regulaciones, tiene a la comunidad científica en ascuas, con cuentas sobregiradas. y estresada tratando tratando de navegar entre exigencias desmedidas. desmedidas. O Procultura y fundaciones varias. Podríamos seguir y seguir.
Y en medio de este marasmo, sabemos sabemos que 25 mil funcionarios funcionarios públicos vacacionaron con licencias licencias médicas. ¿No puede acaso la furia regulatoria, regularlos también a ellos? Obviamente, faltan los incentivos, En el mundo privado funciona funciona mejor. Y es que, como ya notó Aristóteles, nadie cuida lo ajeno como si fuera propio; que ahora, además, se diluye en una abstracción sin rostro: lo ajeno es de todos.
Y así, mientras algunos presidenciables presidenciables con cara de circunstancia siguen apelando al Estado como solución a los problemas, en realidad cual revancha a las retroexcavadoras se fertilizan con esteroides los sueños salvajes con motosierras, Sueños salvajes “Sabemos que 25 mii funcionarios públicos vacacionaron con licencias médicas. ¿No puede la furia regulatoria regularlos también a ellos?”..