Edición genética, de promesa científica a una revolución de la salud: ¿permitirá CRISPR vivir para siempre?
E EE A obtuvo un premio Nobel por su potencial ENANA de males, ha pasado del laboratorio a mostrar resultados positivos en humanos con enfermedades graves.
Esto ha hecho que incluso se asocie con la idea de la inmortalidad, aunque ENEE EA Romesa revoluciona WN ria”, “hallazgo del siglo” y revolución científica” son algunos adjetivos con los que se describía hace más de una década el descubrimiento de la técnica de edición genética llamada CRISPR-Cas9. Esta herramienta, que consiste en modificar de forma precisa y por medio de “tijeras moleculares” segmentos erróneos del ADN vivo, desde bacterias hasta humanos, apunta a corregir el origen de una infinidad de males.
Desde que en 2012 las científicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna descubrieran estas “tijeras genéticas” — por ello ganaron el Nobel de Química 2020—, su uso ha ido en aumento y su potencial sigue creciendo, apalancado por la inteligencia artificial. Tras esos primeros hallazgos, las aplicaciones clínicas eran apenas una idea lejana.
Hoy, el camino ha comenzado a mostrar utilidad concreta: CRISPR ya no es solo un experimento en placas de laboratorio, si no que ha sido testeado en humanos y aprobado para tratar enfermedades muy complejas, con resultados positivos y prometedores. “Hoy, CRISPR ya no es solo una promesa.
Se está utilizando en ensayos clínicos para tratar enfermedades genéticas, como la anemia falciforme o la betatalasemia (un trastorno hereditario de la sangre), logrando resultados esperanzadores”, afirma Gino Nardocci, académico del programa de biología molecular y bioinformática de la Universidad de los Andes. “La herramienta ha mostrado mayor éxito en enfermedades donde el defecto genético es bien conocido y afecta a un solo gen, como enfermedades hematológicas hereditarias y algunas distrofias musculares”, añade. Entre los principales blancos terapéuticos también se encuentran las enfermedades raras, explica Rodrigo Maldonado, investigador de la Facultad de Ciencias de la USS. “Las enfermedades raras tienen un origen que es genético y CRISPR actúa como un editor del genoma que permite ir directamente al objetivo que se quiere atacar”, dice.
Incluso, hace apenas unas semanas, un bebé de con una condición metabólica rara y mortal fue tratado con éxito con esta herramienta en EE.UU., y los resultados se publicaron en The New England Journal of Medicine. Pero el uso no se limita a condiciones poco frecuentes. “Hay enfermedades más comunes donde se está estudiando, como la fibrosis quística, el cáncer de células sanguíneas, la enfermedad de Huntington e incluso el VIH”, agrega Maldonado. En cáncer, la técnica apunta a modificar las defensas del paciente.
“Se modifican los células del sistema inmune, como los linfocitos, para que expresen algunas proteínas que puedan reconocer a las tumorales, es decir, se transforFoto) Y “En CERAS del sistema OA Investigador de la INS CEDIDA “CRISPR-Cas9 ES en la aplicaciones”. LEONARDO Investigador de la U. Mayor.
A Los expertos coinciden en que si bien el avance de CRISPR es innegable, la herramienta aún E AS resuel to es cómo hacer llegar la técnica a los más complejos del cuerpo para reparar males, por ejemplo, en el corazón o el cerebro. MINT AE Maldonado.
Otro reto clave es hallar una fórmula MA ESE AS tencionadas, conocidas como offtargets, pueCAE REN EEN TEA “se están desarrollando vehículos moleculares para mejorar la llegada y eficacia del sistema". (IA) puede ser un aliado, apunta Nardocci, quien explica que esta tecnología ya está ayudando a RAE sión. "También es clave para analizar grandes volúmenes de datos genómicos y encontrar nuevas dianas terapéuticas. En el futuro, la combinación CRISPR más IA podría acelerar el diseño SA ICA TS A TEE TS ERRE le E TS dle AA El Salas, en bioética de la UDD. Una de las razones es que las modificaciones se heredan. Ta Il EST descendencia”, advierte Salas. Por otro lado, el acceso desigual a estas terapias es una preocupación creciente, añade. "Son ENE TE EA CR A drían posibilidad de recibirlas”, comenta. A o _———_— SN CRISPR-Cas9. man las células del propio paciente para que puedan detectar estas proteínas y las eliminen”, explica. El año pasado CRISPR también mostró resultados positivos en un ensayo clínico con jóvenes y adultos que presentaban un tipo de una ceguera hereditaria rara para la que no existe tratamiento. Mientras la ciencia avanza y se consolidan las aplicaciones médicas de esta tecnología, se ha especulado también sobre su capacidad para intervenir en el proceso de envejecimiento. Debido a su potencial para curar múltiples enfermedades, la técnica ha sido asociada con la idea de extender la vida e incluso con la inmortalidad. Los entrevistados explican que si bien hay ideas que funcionarían en la teoría, se trata de un terreno lleno de incertidumbre y desafíos técnicos. “En la teoría, tú podrías editar los telómeros (estructuras del ADN que marcan el envejecimiento celular), que es una de las cosas que se ha postulado en relación con el envejecimiento. También se investiga cómo eliminar células envejecidas o reparar el ADN dañado, pero son ideas hasta ahora teóricas y bien arriesgadas”, señala Fernando Bustos, investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la UNAB. Coincide Leonardo Valdivia, investigador del Centro de Biología Integrativa de la U. Mayor, quien cree que la idea de retrasar o detener el envejecimiento con CRISPR todavía es una idea especulativa.
“Aunque es cierto que existen investigaciones preliminares que sugieren que se podría intervenir en rutas biológicas relacionadas con la longevidad o el acortamiento de los telómeros, estos estudios están en etapas muy iniciales”, concuerda el académico.
Y agrega: “En teoría, es posible editar genes vinculados a sobrevida celular, lo que podría hacer que ciertas células vivan un poco más, pero envejecer es un proceso complejo que no se puede reducir a uno o dos genes”. Para Maldonado, “hay que entender que el envejecimiento es un proceso natural que no se puede detener, pero se puede retrasar. Hay estudios en ratones en los que se ha aumentado su vida de manera significativa, pero en humanos a lo que se apunta es a curar enfermedades que hacen que la gente muera, como cáncer.
Sin embargo, no veo como realista la idea de vivir para siempre”. El académico agrega: “El envejecimiento no se da solo por factores genéticos, si no también por el ambiente, como el estilo de vida o la alimentación. (... ) Vivir más y mejor con CRISPR sí es un objetivo realista, pero siempre dentro de los límites biológicos humanos”. Otro de los caminos prometedores en ese sentido es el uso de CRISPR para trasplantes.
Son múltiples los grupos de investigación que están trabajando en el trasplante de órganos de animales modificados genéticamente para reducir el riesgo de rechazo en humanos, lo que abre posibilidades para abordar la escasez de órganos. En 2024, científicos estadounidenses trasplantaron por primera vez un riñón de cerdo modificado genéticamente a un paciente vivo. Y en febrero de este año la FDA aprobó un ensayo clínico similar con múltiples pacientes con insuficiencia renal. “Son áreas con gran potencial, pero aún en etapas tempranas”, puntualiza Nardocci. Se trata, advierten los expertos, de aplicaciones que aún requieren más evidencia y evaluación.