Una desocupación demasiado elevada
Una desocupación demasiado elevada L a última tasa nacional de desocupación fue un 80 por ciento más alta que la que se viene registrando para el promedio de la OCDE en los últimos meses (8,8 vs. 4,9 por ciento). Para dichos países, ella se encuentra en un nivel históricamente bajo; para Chile, si se descuenta el período de la pandemia, está en el rango superior de los últimos años. En efecto, en el período 2010-2019 promedió un 6,9%. A propósito del actual escenario, cabe recordar cuando, a principios de este siglo, el desempleo se mantuvo alto por un período largo. Varios estudios sugirieron que, más allá de la desaceleración económica provocada por la crisis asiática, la significativa alza del salario mínimo entre 1997 y 2000 había influido en esa realidad. Fue una muestra de cómo las decisiones que impactan los costos laborales sí inciden en la evolución del empleo. En los últimos años, el salario mínimo también se ha incrementado significativamente, a lo que se agrega la reducción de la jornada laboral.
Todo ello ha aumentado los costos laborales y es difícil que no esté impactando en el comportamiento de la ocupación (más todavía si ello está siendo acompañado por un incremento en las cotizaciones previsionales). Sin embargo, el ministro del Trabajo prefiere --en entrevista con "El Mercurio"-atribuir la alta desocupación a causas estructurales, que vendrían operando desde hace tiempo. Por supuesto, eso no explica por qué antes de la pandemia la tasa de desempleo era bastante más baja: si nos acercáramos a ella, alrededor de 195 mil personas que hoy están desocupadas tendrían trabajo. En general, las alzas en los costos laborales, en particular el incremento del salario mínimo, tienden a afectar más a las personas menos calificadas.
Es interesante, en este sentido, comprobar que la tasa de participación de las personas de entre 25 y 59 años (las con más apego al mercado laboral), con educación media completa o menor, es hoy más baja que previo a la pandemia. El fenómeno, en cambio, no ha ocurrido en el caso de las personas con estudios superiores. Ese desplazamiento de los trabajadores menos calificados es complejo, sobre todo si se considera que no tienen cómo sustituir sus ingresos laborales. Es un fenómeno al que se tiene que poner más atención y que sugiere escaso sustento para la hipótesis de las causas estructurales. Por cierto, la economía está creciendo menos, pero el fenómeno que estamos observando en nuestro mercado del trabajo trasciende esa situación. De hecho, el incumplimiento de la meta que el Gobierno se propuso en materia de creación de empleo (700 mil puestos de trabajo) desmiente su propia hipótesis.
El escenario más probable es que logre entre 100 y 120 mil empleos menos que esa meta, la cual tampoco era muy ambiciosa, si se recuerda que, al momento de asumir la administración actual, la ocupación estaba creciendo rápido, influida por el rezago que había dejado la pandemia. Una mejor gestión en este campo hubiese permitido sobrecumplir el objetivo. No se pueden seguir esquivando los problemas que exhibe nuestro mercado laboral. El incumplimiento de su propia meta desmiente la hipótesis del Gobierno..