Autor: OLAYA SANFUENTES Profesora titular Pontificia Universidad Católica de Chile
Historia sin patrimonio. Un caso de abandono
Historia sin patrimonio.
Un caso de abandono OLAYA SANFUENTES Profesora titular Pontificia Universidad Católica de ChileChañarcillo es un lugar importante para la historia local de Copiapó, la regional de Atacama, para la historia de Chile y la de sus relaciones con otras naciones.
Esto no solo se refleja en la evidencia histórica, sino también en la valoración social que nominalmente se ha asignado a la trayectoria de ese espacio, como lo ejemplifica el diseño curricular, que entre otros aspectos delinea nuestros conocimientos comunes.
Así, el currículo nacional incluye, entre las lecturas de Primero Medio, una obra llamada “Chañarcillo”, del poeta y dramaturgo chileno Antonio Acevedo Hernández (1886-1962). Esta pieza colabora en mostrar las problemáticas sociales asociadas a la minería del siglo XIX y comienzos del siglo XX. La actividad sugerida para lograr este objetivo es responder a la pregunta respecto de las características del período.
Para Sexto Básico, el manual de historia trata el tema del ferrocarril como símbolo de progreso y, junto a una ilustración, consigna la siguiente información: “La primera línea férrea unió Copiapó con Caldera (1851), construida con el fin de transportar la plata extraída de Chañarcillo”. En la Prueba de Selección Universitaria del año 2023 Chañarcillo vuelve a aparecer, esta vez como alternativa para explicar la riqueza de Chile. Fue fundamental para las arcas del país, llegando a argumentarse que Chile dio un gran paso hacia el desarrollo por la producción argentífera. Ayudó, asimismo, en la recuperación económica tras las guerras de Independencia. Lo sucedióluego el yacimiento de Tres Puntas. La importancia de estos lugares en nuestra historia no se condice con el abandono en que se encuentran hoy en día.
La contradicción que se da entre lo normativo y teórico, por un lado, y lo que ocurre en la realidad, por el otro, se materializa en las ruinas de Chañarcillo, del pueblo de Juan Godoy y de Tres Puntas. Estos lugares apenas reflejan lo que pudo haber sido en el pasado, ya que están en un descuido total.
No hay señalética que facilite el acceso al lugar y, una vez ahí, solo quedan la imaginación y los libros de historia para entrar en la profundidad de un tiempo y de un espacio que son parte de nuestra identidad.
Aunque miento, al caminar por lo que fueron las calles de esta ciudad minera, la basura arqueológica arroja pedazos de loza inglesa, vidrios de colores, clavos de todo tipo y otros fragmentos hoy inservibles, que nos hablan directamente del estilo de vida que había en ese lugar. Desde Inglaterra llegaban enseres en barcos que atracaban en Bahía Inglesa o en el Puerto de Caldera. Por medio del primer ferrocarril que se instauró en Chile, por el también inglés William Wheelwright, los objetos eran trasladados a Copiapó y de ahí en mulas o en un ramal del tren a Chañarcillo.
Tampoco está en buen estado la primera estación de trenes de Chile, y no creo necesario seguir avalando ni cotejando con el currículo para demostrar el significado histórico que se les ha asignado a esos lugares, hechos, personajes y procesos en nuestra trayectoria histórica. Ante este valor histórico, uno esperaría un valor patrimonial ad hoc. Sin embargo, al abandono de Chañarcillo y Tres Puntas, se suma el de la estación de Caldera, una estructura de madera espectacular que está siendo destruida por las termitas. El Estado no parece preocuparse por estas falencias yha preferido dejar consignado solo en la letra de la historia la existencia e importancia de estos lugares, para que se memoricen.
De esta manera, pierde cada día la oportunidad desentendiéndose también de su responsabilidad de poner en valor patrimonial lugares que explican la identidad de la región de Atacama, las historias de vida de hombres, mujeres y niños que dan cuerpo y alma a esos relatos, sitios que materializan un período de nuestra historia y que podrían ser aglutinadores de la comunidad, espacios para aprender in situ, informar nuestro presente, atractivos turísticos para curiosos de la historia, entre otras posibilidades. El abandono de estos lugares, no obstante, tiene algunos héroes de la memoria que nos muestran que es importante mantener vivo el recuerdo entre personas y comunidades. En el cementerio de Chañarcillo, que está saqueado, olvidado y en mal estado, queda una tumba de una pareja cuyos familiares todavía quieren mantener viva su memoria. Entre el paisaje yermo y desolado, sobresalen unos floreros con flores de papel y de tela que deben ser recientes porque todavía no se han desteñido por el sol abrasador del desierto. Dos fotografías bastante nítidas todavía permiten rescatar la fisonomía de estos actores de la historia de Chile. Pero no hay más: se trata de esfuerzos aislados e individuales por preservar, cuidar y poner en valor nuestro patrimonio. El resto es ruina, despojo y abandono. Ojalá que la historia y el patrimonio puedan ponerse al servicio del rescate de estos lugares y de estos nombres. Que el valor histórico y otros valores puedan lograr esa intersección necesaria para sacar de la ruina a muchos lugares de nuestro territorio.
Junto con el Estado, otros actores sociales, como universidades y empresas, podrían seguir el ejemplo de esos cuidadores anónimos de la tumba de Chañarcillo.. “... Las ruinas de Chañarcillo, del pueblo de Juan Godoy y de Tres Puntas apenas reflejan lo que pudo haber sido en el pasado, ya que están en un descuido total... ”.