COLUMNAS DE OPINIÓN: Después del infarto comienza la batalla
COLUMNAS DE OPINIÓN: Después del infarto comienza la batalla Dr. Jorge Jalil Presidente de la SOCHICAR. En Chile, las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte, responsables de cerca del 28% de los fallecimientos anuales. Detrás de esta cifra hay miles de historias de personas que han sobrevivido a un infarto o a un accidente cerebrovascular, pero cuya vida cambió para siempre. Para ellas, la amenaza no desaparece una vez superado el evento agudo. Por el contrario, la posibilidad de una recaída persiste y, en muchos casos, es aún más peligrosa. Aquí es donde entra la prevención secundaria cardíaca, una estrategia tan poderosa como subestimada. Su propósito es claro: evitar que quienes ya han enfrentado un evento cardiovascular sufran otro. Pero también va más allá: busca mejorar su calidad de vida y reducir el riesgo de muerte a largo plazo. Este enfoque integral incluye cambios en el estilo de vida -como una alimentación saludable, actividad física regular y abandono del tabaco--, además de tratamiento farmacológico, programas de rehabilitación cardíaca y apoyo psicológico. No se trata de soluciones rápidas ni fáciles, sino de un acompañamiento continuo que requiere compromiso de los pacientes, sus familias y, sobre todo, del sistema de salud.
Los beneficios de la prevención secundaria son concretos y respaldados por la evidencia: se logra una disminución significativa del riesgo de nuevos eventos cardiovasculares, una mejora en la calidad de vida de los pacientes y una reducción en la mortalidad por estas causas. Implementarla de manera sistemática puede marcar una diferencia sustancial en el pronóstico a largo plazo de quienes ya han sufrido un infarto o un accidente cerebrovascular. Hemos sido testigos de lo que la prevención puede lograr cuando se toma en serio. Sin embargo, aún vemos demasiados casos en que, tras el alta hospitalaria, los pacientes no reciben la continuidad de cuidados que necesitan. Esto no es solo un problema clínico, sino también estructural y educativo.
De cara al Mes del Corazón, es momento de poner en el centro del debate no solo la prevención primaria --fundamental para evitar que aparezca la enfermedad--, sino también la prevención secundaria, que puede salvar la vida y mejorar su calidad en quienes ya han cruzado ese umbral. Porque prevenir un segundo infarto o un nuevo ACV no es una opción: es una responsabilidad que como sociedad debemos asumir.. -