EDITORIAL: Sseñal de advertencia
EDITORIAL: Sseñal de advertencia EDITORIAL: Sseñal de advertencia EDITORIAL Sseñal de advertencia Los datos del INE no son solo una fotografía técnica: son un reflejo de las tensiones que cruzan el desarrollo regional. Por un lado, hay señales positivas, como la recuperación de empleos formales y el dinamismo en sectores claves como educación, manufactura y obras públicas. Por otro, persiste una estructura laboral frágil, con alta informalidad, desigualdad de género y territorios que no logran retener ni generar suficientes oportunidades de calidad para sus habitantes. L as cifras entregadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) para el trimestre abril-junio de 2025 dibujan un panorama laboral en Ñuble marcado por contrastes.
Mientras ciertos sectores, como la construcción y la enseñanza, empujan la recuperación del empleo, la región sigue encabezando el ranking nacional de desocupación con un preocupante 10,5%, superando el promedio nacional de 8,9%. Esta aparente paradoja obliga a mirar más allá de los porcentajes y a preguntarnos: ¿ qué está fallando estructuralmente en Ñuble? Aunque la tasa de desocupación disminuyó 0,2 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del año pasado, el número absoluto de desocupados aumentó un 0,7%, alcanzando las 25.587 personas. Esto nos habla de una fuerza laboral en expansión -creció 3,1%, que si bien encuentra más oportunidades laborales (el número de ocupados aumentó 3,4%), aún no logra absorber a todos quienes buscan un empleo. Lo más inquietante es que esta cifra no es un accidente.
Con este resultado, Ñuble completa tres mediciones consecutivas con tasas de desempleo superiores al 10%, lo que deja en evidencia un fenómeno persistente que no puede explicarse únicamente por la estacionalidad o las fluctuaciones del mercado. Uno de los elementos que dan algo de respiro es el repunte en la Construcción, que sumó 2.590 nuevos empleos (una expansión del 13,7% ) tras años de cifras negativas. Esta alza va en línea con las proyecciones de crecimiento de la inversión en infraestructura productiva. Aun así, este avance contrasta con el sostenido retroceso en la solicitud de permisos de edificación en Chillán. El dinamismo en el empleo, por tanto, podría ser más frágil de lo que aparenta, si no se retoman políticas públicas claras y decididas para reactivar la inversión en vivienda, obras públicas y desarrollo urbano. Otro dato relevante es la persistencia de la informalidad, que sigue siendo alta en Ñuble: 32,9% de los ocupados trabajan sin contrato ni protección laboral. Aunque esta cifra cayó 1,3 puntos en 12 meses, aún representa a 71.882 personas, con especial afectación en mujeres.
La fragilidad de este tipo de empleos, sumada al crecimiento demográfico de la región y la demanda de ingresos de miles de hogares, exige respuestas que combinen incentivos a la formalización con un fortalecimiento del emprendimiento local, especialmente en sectores rurales y periféricos.
En cuanto a la brecha de género, si bien la tasa de desocupación femenina bajó 0,7 puntos en un año, sigue siendo mayor que la de los hombres: 11,2% versus 9,9%. Del otro lado de la balanza, el comercio perdió 930 empleos, una baja del 2,5% en 12 meses.
Este sector es uno de los principales empleadores en Ñuble, y juega un rol clave en comunas como Chillán, San Carlos, Bulnes o Chillán Viejo, donde las pequeñas y medianas empresas son el sostén de la economía local. Los datos del INE no son solo una fotografía técnica: son un reflejo de las tensiones que cruzan el desarrollo regional. Por un lado, hay señales positivas, como la recuperación de empleos formales y el dinamismo en sectores claves como educación, manufactura y obras públicas. Por otro, persiste una estructura laboral frágil, con alta informalidad, desigualdad de género y territorios que no logran retener ni generar suficientes oportunidades de calidad para sus habitantes. Sin Asignar.