Autor: POR LENKA CARVALLO GIADROSIC
EL SUEÑO ROTO DE LOS PADRES de Valentina Orellana
EL SUEÑO ROTO DE LOS PADRES de Valentina Orellana A N A L L E R O A I L I M A F A Z E L I T N E G A N A L L E R O A I L I M A F A Z E L I T N E G “Estamos nerviosos, esta es la primera vez que damos una entrevista para hablar de la Valecita”. Juan Pablo Orellana (57) y Soledad Peralta (60) se encuentran al otro lado de la pantalla, en su casa en el sector de San Fernando, California. “Justice for my daughter, Valentina! ”, se lee en sus poleras y jockeys junto con el rostro de su hija, asesinada hace casi cuatro años, en una tragedia que conmocionó al mundo.
Era mediodía del 23 de diciembre de 2021, justo antes de Navidad y Soledad acompañaba a Valentina, de 14 años, a comprarse ropa en la tienda Burlington Coat Factory, en el barrio de North Hollywood, con los 200 dólares que le había regalado su hermana mayor. Ese mismo día, en Santiago, Juan Pablo tenía listos los pasajes para viajar a Estados Unidos.
Sus planes eran pasar la última Navidad y Año Nuevo con sus padres y, una semana después, tomar el avión hacia California donde Valentina ya había iniciado sus estudios secundarios, soñando con convertirse en una ingeniera experta en robótica. “Esa mañana yo no quería levantarme; era un día gris, frío y afuera había una lluvia imparable. Me parecía peligroso. Pero la Vale insistía: si tú no vas, iré con mi hermana. Era de ideas fijas ella, de carácter fuerte. Y como la tuvimos ya muy mayores, más que papás éramos como los abuelitos y hacíamos todo lo que ella quería para que estuviera feliz”. La idea de Valentina era comprarse un vestido para Navidad. “O eso era lo que creíamos nosotros, porque en realidad andaba buscando otra cosa. Juan Pablo le daba permiso para usar su tarjeta de crédito, pero ella no gastaba mucho, puras cosas chicas, porque era muy consciente. Pero esta vez hizo una compra de 50 o 60 dólares en Amazon. Su papá le preguntó qué era. Ya verán cuando esté en el árbol, nos dijo misteriosa”. El regalo llegó al día siguiente de su muerte: era un skate.
“Entonces en la tienda buscaba puras cosas anchas y yo no entendía por qué En el probador se puso unos pantalones elasticados en los tobillos y le dije: pero hija, cómo vas a usar esas cosas, si parece un pijama. ¿Y el vestido que te ibas a comprar para la Navidad?. Y ella me contestó: Es que acá no hay ropa bonita, ¿por qué mejor vamos a la tienda de al lado?. Estábamos listas cuando al otro lado del muro empezamos a escuchar ruidos, gritos Parecía una pareja peleando. ¿Y si es un asalto?, pensé.
Los gritos se escuchaban cada vez más fuerte Estábamos justo en el primer probador y sentíamos que un hombre azotaba a la mujer con algo”. Quien estaba al otro lado del muro era Daniel Elena López, de 24 años. En una de sus manos llevaba una cadena para amarrar bicicletas, quien había atacado brutalmente a una mujer. En ese momento, estaba acorralado por el oficial William Dorsey Jones Jr. “Me iba a asomar como las señoras copuchentas a ver qué pasaba y salir arrancando, pero Valentina me dice: no mamá, mejor siéntate un ratito hasta que pase. Ella tiritaba, estaba muy asustada, así que le dije: sí, mejor nos quedamos calladitas, nos abrazamos y me puse a rezar.
Y de repente entra el proyectil por la pared y sale un polvo grande; afuera escuché unas palabras, pero no un ¡ alto, policía o LAPD!, como pasa en las películas, cuando reaccionas y te tiras al suelo. Fue tan fuerte el impacto que nos botó. La Vale convulsionó tres veces y se supone que murió, pero yo creía que se había desmayado o algo así. Le decía Vale, Vale, y no me contestaba. Yo no me podía parar, no sé si por el golpe o el shock.
Afuera los policías gritaban ¡ abran la puerta! Me sacaron entre tres y yo gritaba: ¡ ayúdenla, por favor! Pero me contestaban que no podían, que ya iban a llegar los bomberos. ¿Por qué los bomberos?, preguntaba. Luego supe que acá a los policías solo se los entrena por seis meses y no saben de primeros auxilios; solo los preparan para matar. Yo me arrastraba, no podía pararme, no tenía fuerzas; estaba mareada, había gritado tanto”. Sus recuerdos se tornan desordenados, movedizos. En ese momento no supe que fuera una bala, sino una especie de bomba lacrimógena o un polvo adormecedor Cuando la Vale convulsionó, pensé que podía ser un ataque al corazón y que podía salvarse. Recién después de dos minutos empezó a brotar la sangre y comprendí que podía tratarse de otra cosa. Juan Pablo: La mataron con un armamento de guerra, un fusil AR-15, que demora algunos minutos en desintegrar todos los órganos por dentro. Tenemos un amigo que trabajó en el Ejército en Chile y nos explicó el impacto que la munición tiene en el cuerpo. Los policías sabían la embarrada que se habían mandado.
Además que antes de entrar, por la radio de la patrulla, les comunicaron dos veces que el tipo que estaba adentro no estaba armado, y así se los confirmó también la misma gente que salió de la tienda. Pero en las imágenes se ve que el policía sacó el arma desde la maleta del auto y entró a matar a quien fuera. También hay registros de que él se salió de la formación con la que entraron los otros seis uniformados y actuó por iniciativa propia.
Su defensa dice que uno de los tiros rebotó y traspasó la pared, pero de acuerdo a las imágenes, el policía estaba apuntando con el arma así (y hace el gesto de estar apuntando con el fusil) y el tipo apareció justo en el medio, y la Vale con la Sole estaban justo detrás del muro, a menos de dos metros. Imposible que rebotara. Soledad: Me llevaron a una sala para interrogarme y me preguntaron: ¿ usted sabe lo que pasó? Sí, hay dos muertos, les contesté. Pero ellos se protegen y estaban tapando las cosas; de hecho, la gente que estaba abajo no tenía idea que había dos personas muertas; creían que se trataba de un robo. Los policías no me dejaron salir a hablar con la prensa Quise ir a ver a mi hija por última vez, pero un policía me recomendó que no lo hiciera porque había mucha sangre.
Como mi banano se quedó arriba y no A N A L L E R O A I L I M A F A Z E L I T N E G me lo querían entregar, conseguí que me prestaran un teléfono y llamé a mi hija Mary. Como había gritado mucho, no me reconocía la voz y me cortaba. Recién al tercer llamado se dio cuenta de que era yo y que había pasado algo grave. Ella habla inglés y cuando llegó empezó a exigir respuestas. Luego nos vinimos en auto a la casa, llorando. Cuando llegamos, a través de las noticias, supimos lo que pasó: un policía había asesinado a Valentina. Era de noche en Santiago y Juan Pablo estaba en la casa de sus padres. Soledad no fue capaz de llamarlo. Fue su hija mayor quien le contó lo que había pasado. Juan Pablo: Fue horrible, quedé helado. Mi mamá se puso a llorar. Mi papá se enojó porque nunca quiso que nos fuéramos a Estados Unidos. ¡Yo sabía que esto iba a pasar!, decía, pero yo estaba en blanco. Al otro día partí temprano a hacerme un test de covid y a comprar pasajes; en la noche de Navidad estaba viajando para acá.
Cuando llegué a la casa, lo primero que hice fue entrar a la pieza de la Vale, meterme en su cama y llorar todo el día Soledad: Y el árbol estaba hecho, con los regalos, todo Luego empezó el desfile de abogados.
El primero en llegar fue Ben Crump (famoso por defender el caso de George Floyd, asesinado por un oficial de policía blanco en Minneapolis, Minnesota, el 25 de mayo de 2020). Juan Pablo: A él lo contraté yo y la Sole tenía otro abogado. Después nos enteramos de que Crump no tenía representación en California; nos mandaba a un asistente que venía cada dos o tres meses a cenar con nosotros y se iba al día siguiente. Así que dije no, con este gallo no sigo, lo único que quiere es plata y fama. Luego vinieron varios más. Ahora estamos con una abogada que nos tiene contentos. En julio de 2022 los padres de Valentina presentaron una demanda civil contra la ciudad de Los Angeles, el Departamento de Policía y el oficial que disparó contra su hija. El juicio partió el 8 de abril y hoy se encuentra en su fase final. “Pero ahora está suspendido porque el juez presentó licencia médica por 30 días. Estamos pidiendo que lo cambien porque descubrimos que trabajó quince años para la policía. Además, nos ha puesto toda clase de trabas y cortapisas, incluso retó a los miembros del jurado porque dijeron que este era un caso conmovedor.
Ahora quiere dividir el juicio en dos y comenzar con el caso de la muerte de Daniel Elena López y luego seguir con el caso de la Vale, en línea con lo que dice la defensa, que apunta a que esto sucedió en un contexto de miedo y de confusión, en un evento de víctimas masivas. Pero la tienda estaba pelada y el agresor solo tenía en su poder una cadena de bicicleta.
Si el tipo hubiese actuado con una pistola, el proyectil habría traspasado el muro, pero con menos violencia y la Vale habría quedado malherida A lo mejor ahora estaría viva”. Soledad y Valentina llegaron a California en junio de 2020, en plena pandemia. Su hija mayor, Mary, vive en Burbank desde el 2000 y es ciudadana estadounidense. Ella la convenció para nacionalizarse, pensando en el futuro de su hermana y en que pudieran darle una mejor educación. “A Valecita le encantaba la idea porque ya habíamos venido dos o tres veces de vacaciones. Me avisaron que tenía que viajar para tomarme las huellas, hacerme un examen médico y todos los trámites necesarios para obtener la residencia. Las fronteras estaban cerradas y justo se produjo una ventana.
La Valecita ya tenía las maletas listas cuando le conté”. Juan Pablo se quedó en Santiago, reponiéndose de un accidente cerebrovascular, que lo obligó a jubilarse anticipadamente de su trabajo en el rubro financiero, en el área de cobranzas.
El plan era que se instalaran primero Soledad y Valentina, que encontraran una casa y colegio, y que luego viajara él tras dejar todos los “Valentina me dice: no, mamá, mejor siéntate un ratito hasta que pase. Tiritaba, estaba muy asustada. Nos abrazamos y me puse a rezar. Y de repente entra el proyectil por la pared y sale un polvo grande”. asuntos finiquitados en Chile. Juan Pablo: A la Vale le pregunté hasta el último minuto: Vale, ¿te quedas en California o te vienes para acá? No, papá, me quedo. Ahí tomé la decisión y dije: lo vendo todo y me voy. En dos meses dejé todo listo. Soledad: Conseguí una beca en un buen colegio para Valentina. Vimos varios, pero el High Tech Los Angeles Charter School fue el que más le gustó porque era tecnológico y personalizado. Ella quería ser ingeniera y dedicarse a la robótica, así que estaba feliz. Entró muy adelantada, porque en la mitad de séptimo básico en Chile y acá entró en noveno grado, algo así como primero medio. Al principio fue difícil, pero a los cuatro meses superó todas las barreras, incluso el idioma. La Valecita habría sido una gran ingeniera, una creadora de software o de robots Del colegio siempre me llegaban cartas felicitándome porque se destacaba. Era mi superhéroe. Quería empezar a trabajar en un Starbucks los fines de semana para comprarse un Tesla blanco cuando saliera del colegio. Tenía bien claro lo que quería ser; era muy madura para su edad Soledad llora y se limpia las lágrimas con la mano izquierda.
“Yo le decía a Juan Pablo: vamos a tener que trabajar full time para pagar la universidad y ella decía no, a mí me van a becar porque soy buena alumna, no se preocupen Era una muy buena niña”. Juan Pablo: Ahora la Valecita habría entrado a la universidad. Hace poco fue la graduación para el 12o grado del College (cuarto medio). Nos invitaron y fue muy bonita; dejaron un asiento vacío, donde ella se habría sentado. Sus compañeros la querían mucho. En la sala de clases su puesto nunca más lo ocupó nadie y en el pasillo del colegio hay poemas Los afectó harto el tema de la Vale.
Hasta el día de hoy la directora, que es casada con un chileno, nos llama para saber cómo va el juicio Soledad: En el condominio donde vivíamos, en la Villa Santa Carolina, Macul, ella era muy querida. Cuando supieron de su muerte, los afectó mucho. Juan Pablo: Nadie celebró la Navidad. Estaba todo así como muerto... Soledad: Todo callado. Y la familia nuestra, igual.
Somos 9 hermanos, entonces imagínate las navidades en las casas de ellos (vuelve a llorar). Juan Pablo: Lo terrible es la fecha en que murió Un tiempo para estar en familia, disfrutar a sus hijos, abrir los regalos y pasa esto Suspira. Mira hacia el cielo como para contener las lágrimas y luego reconoce: Juan Pablo: Ahora todos los días son iguales; la Valecita era nuestro único norte, estábamos siempre preocupados de ella.
Vives con el recuerdo, con la amargura; tienes días tristes en que lloras, no tienes ganas de comer Sobre todo cuando se acercan su cumpleaños, el 26 de mayo; el 4 de julio, que es el día de Acción de Gracias A N A L L E R O A I L I M A F A Z E L I T N E G Soledad: El Día de la Madre, el Día del Niño Juan Pablo: Ahora estaríamos de vacaciones en algún lugar con ella, disfrutándola.
Soledad: Me perdí su etapa de pololeo, de ver a una ingeniera, de ser abuela (se le quiebra la voz). Juan Pablo: Las mejores etapas de la vida; ir a su graduación, conocer al primer novio, su fiesta de quinceañera, que acá es muy popular. Soledad: Y todas las navidades con el árbol pelado. A Juan Pablo no le gusta. Pero yo igual le pongo luces porque me imagino que viene la Valecita y que no quiere vernos tristes. Juan Pablo: Yo converso con ella cada 15 días. Tengo una amiga que es médium y hace más de tres años que hablo con mi hija. Me cuenta todo. Soledad: A Juan Pablo le ha servido mucho como terapia psicológica, pero yo soy cristiana y creo que a los muertos hay que dejarlos tranquilos. Juan Pablo: No es cosa de creencias, sino de sentimientos. A mí me hace bien hablar con ella y sé que después de esta vida hay otra vida y nos vamos a otro plano. Ahí está ella ahora y está bien. Me gusta que cuente lo que está haciendo, porque está con los ángeles y recibe las almas de los animalitos. Me gusta hacerlo, no ir los domingos a escuchar a un pastor que dice que a las almas hay que dejarlas tranquilas. Para distraerse y no pensar todo el tiempo en su hija, Juan Pablo va todos los días al gimnasio y luego pasea a sus tres perros, rescatados desde una fundación en México. Constantemente va a conciertos de rock, su gran pasión. Soledad estudia inglés, va a clases de zumba y trabaja part time como asistente de cocina en un restaurante hindú, en Encino. Ahora quiere aprender a tocar un instrumento musical. Juan Pablo: Ella tiene habilidad con las manos, igual que la Valecita, que le gustaba el dibujo, la pintura. Todo eso lo heredó de la Sole. Soledad: Pero la parte científica ¿ de dónde la sacó? A ella le gustaba mucho la ciencia. Quería ir a Japón a estudiar ingeniería robótica para crear un robot que me ayudara a hacer las cosas de la casa. Estaba recién en noveno grado (primero medio) al momento de su muerte. Llora: Por eso estoy tratando de hacer justicia por Vale porque esto se podría haber evitado.
No quiero que otra vez en una Navidad o en una fecha importante, una niña vaya a comprar un vestido y le pase eso (llora cada vez más sobrecogida). Juan Pablo: Le digo a la Sole que va a tener que acostumbrarse porque el juicio va a ser muy fuerte Va a ver las imágenes Soledad: Es que cuando hablo de Valentina me da pena. Juan Pablo: Estamos con psicólogos cada dos semanas. Al final me tienen aburrido, aparte de que cobran carísimo. Tuvimos un psiquiatra un año y medio, me llenó de pastillas y andaba peor, ni para atrás ni para adelante. El juicio se retomará el 3 de septiembre y Soledad y Juan Pablo saben que será muy duro para ellos.
Antes, en 2022, la familia de Daniel Elena López interpuso una demanda federal contra el policía que le disparó, pero en abril de este año la fiscalía de California se negó a presentar cargos penales contra él. Soledad: Quiero contactarme con un psicólogo que es hermano de una amiga mía, que me ofreció sus servicios, porque los de acá son diferentes. Tiene que ser luego, porque falta poco para el juicio y me duele demasiado el corazón. Juan Pablo: Es angustia, porque como vamos a empezar el juicio de nuevo, y viene muy duro. Tenemos que prepararnos. Él explica que lo que ahora viene son las instancias finales, las declaraciones de la corte, los testigos, y después el veredicto. Juan Pablo: No se demorará más de un mes.
Y tendrán que pagar una suma alta porque, como dicen los abogados acá, es un “caso limpio”. A la familia de George Floyd le pagaron 20 millones de dólares y era un delincuente porque antes había matado a dos personas. Aquí murió una niña inocente. Soledad: Pero la abogada es bien realista y también dice que tenemos que estar preparados porque existe la posibilidad de que no nos den nada. No pretendo poner la vida de mi hija en una balanza, a ver cuánto dinero cuesta. Quiero hacer justicia, pero no estoy por el dinero. Juan Pablo: Pero con las manos vacías no vamos a salir. En el peor de los casos está la oferta sobre la mesa de 10 millones de dólares, si es que el juicio se pone complicado o existe un fallo dividido, por ejemplo. Esto les tiene que doler para que piensen realmente lo que significa matar a una niñita inocente. Se detiene un momento, toma aire y luego agrega: Juan Pablo: Estamos en la corte, en la última instancia.
Queremos que se sepa que esta familia está en Estados Unidos solo para hacer justicia en el nombre de su hija, para que ninguna familia inmigrante más tenga que pasar por lo que estamos pasando nosotros, que llegan a hacer un sueño de vida realidad y les ocurra esto. Ya no hay sueño americano.
“Queremos que se sepa que esta familia está en Estados Unidos solo para hacer justicia en el nombre de su hija, para que ninguna familia inmigrante más tenga que pasar por lo que estamos pasando nosotros.
Ya no hay sueño americano”.. Han pasado 3 años y 8 meses desde que una adolescente chilena, de 14 años, fanática del Starbucks, la robótica y la tecnología, perdiera la vida tras ser alcanzada por una bala en el contexto de un incidente policial, mientras se encontraba en el probador de una tienda comercial en California. Murió en los brazos de su madre, quien la acompañaba en ese momento. Esta es la historia de sus padres, que migraron a Estados Unidos buscando un mejor futuro para su hija y ahora luchan por hacer justicia para ella. La adolescente chilena baleada en Estados Unidos: “Valentina me dice: ‘no, mamá, mejor siéntate un ratito hasta que pase’. Tiritaba, estaba muy asustada. Nos abrazamos y me puse a rezar.
Y de repente entra el proyectil por la pared y sale un polvo grande”. “Queremos que se sepa que esta familia está en Estados Unidos solo para hacer justicia en el nombre de su hija, para que ninguna familia inmigrante más tenga que pasar por lo que estamos pasando nosotros. Ya no hay sueño americano”. “La Valecita habría sido una gran ingeniera, una creadora de software o de robots… Del colegio siempre me llegaban cartas felicitándome porque se destacaba”, dice su madre. En julio de 2022 los padres de Valentina presentaron una demanda civil contra la ciudad de Los Angeles, el Departamento de Policía y el oficial que disparó contra su hija. Hoy se encuentra en su fase final. Valentina murió en vísperas de Navidad, un 23 de diciembre. “Lo terrible es la fecha… Un tiempo para estar en familia, disfrutar a sus hijos, abrir los regalos y pasa esto”, se lamenta su padre. “Esto les tiene que doler para que piensen realmente lo que significa matar a una niñita inocente”, dice el padre, Juan Pablo Orellana, respecto a la indemnización que podrían obtener en el juicio.