COLUMNAS DE OPINIÓN: el rol de las dirigencias vecinales en tiempos de crisis
COLUMNAS DE OPINIÓN: el rol de las dirigencias vecinales en tiempos de crisis Opinión Opinión Trabajadoras y trabajadores de lo común: el rol de las dirigencias vecinales en tiempos de crisis Después de una larga jomada laboral -que en las grandes ciudades se torna aún más extensa por el tiempo de desplazamiento hay quienesno vuelven a casa. Su primer destino es una sede vecinal, una plaza o una asamblea.
Allí, en algún lugar del ba trio, comienza su segundo trabajo: reuniones, rendiciones, contabilidad, coordinación de ayudas, atención de vecinos, resolución de conflictos, defensa del agua, dela vivienda, del territorio, y de un sinfín de causas que envuelven nuestra existencia. Son trabajadoras y trabajadores de y porlo común. Son servidores comunitarios, sin salario, sin vacaciones, sin horario; pero dedican tiempo, cuidados, emociones y compromisoscon el colectivo.
En una época donde el individualismo es una virtud y el servicio público parece vacío de sentido, trabajar por lo común se vuelve desafiant El 7 de agosto se conmemora el Día Nacional del Dirigente Social y Comunitario. Esta fecha nos reDirigente Social y Comunitario. Esta fecha nos reDirigente Social y Comunitario. Esta fecha nos reDirigente Social y Comunitario. Esta fecha nos recuerda la promulgación dela Ley 16.880 deOrganizacionesComunitarias de 1968, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva.
En el marco de la políticade Promoción Popular, dicha ley otorgó reconocimiento jurídico a organizaciones vecinales y comunitarias que funcionaban de hecho, consolidando a las Juntas de Vecinos como la base formal de la organización territorial. Todo en un contexto en que las demandas sociales comenzaron a desbordar los espacios de organización sindical, territorializando tanto las demandas como las organizaciones.
Enese contexto, la disputa por la tierra y la vivienda de los pobres urbanos y rurales redefinió la relación entre el Estado y las comunidades, develando una realidad quese vuelve innegable: las tomas de terreno y la autogestión barrial demuestran la capacidad comunitaria de generar soluciones materiales a problemas estructurales como la precariedad habitacional, la pobreza y la exclusión urbana.
A másdecinco décadas de ese hito, en un contexto estatal y económico muy distinto, pero con problemas que se vuelven recurrentes en esta primera parte del siglo XXI, las dirigencias sociales y las organizacionescomunitarias continúan cumpliendo un rol insustituible: sostener la vida donde el Estadose ha replegado y el mercado ha mostrado su incapacidad de autorregulación, y proponer nuevas formas devida desde lo común. Por ejemplo, duran te la crisis del COVID-19, miles las juntas de vecinos, comités y agrupaciones barriales se organiza on en ollas comunes, redes de cuidado, y distribución de alimentos. Un reciente estudio de CEDEUS (2025) estima que en 2020 el número de ollas comunes en Chile alcanzó las 2.701, cuya localización coincide con los barrios socioeconómicamente más modestos. En otros estudios sobre el terremoto y tsunami de 2010 y losaluviones de 2015, evidenciamos el rol de estas organizaciones y sus liderazgos en la gestión de la emergencia y la reconstrucción territorial. Estarespuesta comunitaria y territorial alascrisisno esexcepcional, ysedebeen gran medida a dirigencias sociales, históricas y emergentes, que han asumido el cuidadocomunitario ensu primera, segunda o -incluso-tercera jornada laboral. Por lo mismo, el reconocimiento delas dirigencias vecinales no debe limitarse a una conmemoración. Supone repensar permanentemente la democracia territorial, valorando las prácticas decuidado, la memoria barrial ylasformasde gobernanza comunitaria. XENIA FUSTER-FARFÁN Investigadora CEDEUS "Académica Departamento de Geografía, Universidad de Concepción.