Orbán irrita a la UE
Orbán irrita a la UE V iktor Orbán parece pretender transformarse en un autodesignado negociador de la Unión Europea ante Vladimir Putin.
En sus primeros diez días como presidente del Consejo de la UE, cargo que se rota semestralmente entre los países miembros, el mandatario húngaro viajó a Moscú y Beijing en una "misión de paz", proponiendo un cese el fuego para avanzar en negociaciones que terminen con la guerra. Sus gestiones no solo carecen del respaldo de la Unión, sino que van en contra de la política del bloque.
No basta que Orbán haya ido antes a Kiev a plantear la misma propuesta, rechazada categóricamente por Volodimir Zelenski, para mitigar el daño que sus gestiones de espaldas a la UE pueden hacer para el curso de la guerra y su solución.
Obviamente, la iniciativa de Orbán fue muy elogiada por Putin y Xi Jinping, que no pueden sino congratularse de cualquier grieta en la alianza europea, cuando se aprestan nuevos aportes de armas y financiamiento a Kiev. Para Ucrania, que está por recibir aviones F16 y sistemas defensivos de misiles Patriot, un cese el fuego solo consolidaría la presencia rusa en los territorios invadidos.
El líder húngaro, que no oculta su cercanía con Rusia, reiteradamente ha obstaculizado las decisiones sobre las ayudas a Ucrania y bloqueado sanciones a Moscú, así como entorpecido el proceso de incorporación ucraniana a la UE.
Desde su actual posición, busca imponer una visión minoritaria, pero que deriva de su pretensión de presentarse como el único que "puede hablar con ambos combatientes". En otra provocación a la UE, Orbán asistió a una cumbre de Estados turcos, en Azerbaiyán, que incluyó a la República Turca de Chipre, no reconocida por Europa.
Hungría ha dado en Bruselas explicaciones poco satisfactorias sobre las diligencias del gobernante y, si bien por ahora no se han adoptado medidas para "disciplinarlo", algunos consideran que debería recortársele el período de seis meses de la Presidencia de la UE, y adelantar la de Polonia, que se inicia en enero.
Sería una sanción extrema para Orbán, quien con este activismo pretende tal vez ganar puntos en política interna, tras el pobre resultado de su partido en las elecciones europeas, pero también consolidar un liderazgo continental entre los sectores de derecha más dura.
De hecho, su partido, en conjunto con los españoles de Vox, Agrupación Nacional, de Francia, y otras colectividades acaban de formar el grupo Patriotas por Europa, tercera fuerza en el Parlamento Europeo, por encima de los Conservadores y Reformistas de Giorgia Meloni.
La frenética diplomacia de Orbán representa un desafío para la unidad europea y de la OTAN, el que incluyó una nueva provocación el jueves, cuando, tras la cumbre de la alianza atlántica, viajó a Florida para visitar --en encuentro no oficial-al mismísimo Donald Trump. Sus encuentros con Putin, Xi y Trump son una provocación y un desafío a sus socios..