COLUMNAS DE OPINIÓN: Más allá del Día de los Patrimonios
COLUMNAS DE OPINIÓN: Más allá del Día de los Patrimonios En muchas regiones del país, las bibliotecas públicas escasean, los teatros se concentran en las capitales regionales, y los museos cuando existen funcionan con recursos precarios.
Más allá del Día de los Patrimonios Hananeel Acevedo Lagos Ayudante CEE Cada año, el Día de los Patrimonios convoca a miles de personas a recorrer museos, archivos, edificios históricos y espacios culturales que, por unas horas, abren sus puertas de forma gratuita.
La efervescencia ciudadana que genera esta jornada (más de 3 millones de asistentes a sus actividades en 2024 según cifras oficiales) revela una verdad simple, pero poderosa: el interés por la cultura y el patrimonio está vivo en Chile.
Sin embargo, esta fiesta de un día no puede ocultar las desigualdades persistentes en el acceso cotidiano a la cultura, ¿es realmente abierta la ventana a la cultura o solo corremos las cortinas por un día? En muchas regiones del país, las bibliotecas públicas escasean, los teatros se concentran en las capitales regionales, y los museos cuando existen funcionan con recursos precarios. Los valores de entrada a espectáculos, libros o actividades culturales son muchas veces prohibitivos para una parte importante de la población. A ello se suma una política cultural históricamente centralista y, en ocasiones, elitista. El acceso a la cultura no puede reducirse a eventos simbólicos ni depender exclusivamente de iniciativas privadas o del voluntarismo institucional.
Se trata de un derecho humano consagrado en tratados internacionales (PIDESC (artículo 15.1. a), DUDH (artículo 27.1 ) y la Convención para la Diversidad Cultural (UNESCO, 2005)), y como tal, exige políticas públicas sostenidas, financiamiento adecuado y una descentralización real. La cultura es un motor de cohesión social, identidad y desarrollo integral; negarla o limitarla es perpetuar la exclusión. El Día de los Patrimonios nos recuerda lo que podríamos ser: un país que celebra su historia, su diversidad y su creatividad. Pero también nos interpela a ir más allá de las fotografías y las filas largas. La verdadera democratización de la cultura pasa por garantizar su acceso todos los días del año, para todas y todos. La cultura no es lujo, es necesidad, ¿es posible hablar de igualdad en Chile cuando la cultura sigue siendo un privilegio?.