Natalidad y pensiones: Un debate silenciado
Natalidad y pensiones: Un debate silenciado La tasa de fecundidad (TF) --medida como el número de hijos por mujer en edad reproductiva-ha caído dramáticamente en el mundo en los últimos años. Según una publicación reciente de la prestigiosa revista médica The Lancet, la TF mundial --que incluye 204 países-cayó de 4,8 a 2,2 entre 1950 y 2021. Una TF de 2,2 está marginalmente por arriba de lo necesario para mantener constante la población mundial, y se explica fundamentalmente por la alta fertilidad en África subsahariana. Las proyecciones globales para al 2100 son de una TF de 1,6, bastante por debajo de la tasa de reemplazo de 2,1 hijos por mujer. Las cifras para Chile son aún más desalentadoras.
Según datos del INE, nuestra TF en 2021fue de 1,17, y los modelos de proyección usados en la publicación de The Lancet --basados en proyecciones de variables sociales de educación femenina, mortalidad y densidad habitacional, entre otras-sugieren una caída de 0,1en los próximos 25 años y de 0,2 al 2100.
Esta fuerte caída en la población --y el consecuente envejecimiento-tiene numerosas implicancias de orden económico y social, dentro de las cuales destaca un efecto directo sobre las pensiones, que hoy están al centro del debate nacional. Así, la caída en ingresos del trabajo de la población activa será insuficiente para financiar al creciente número de personas mayores que necesitarán cuidados de salud y bienestar social. La discusión sobre crecimiento económico es fundamental para aliviar el desafío que esta tendencia genera, pero también lo es la discusión sobre fertilidad y natalidad. Los datos de la OCDE en relación con políticas públicas para promover la natalidad entregan una perspectiva interesante. Al año 2021, no existen países en Europa que estén con una TF sobre 2,1. Sin embargo, países como Francia, Suecia, Dinamarca y República Checa han logrado sostener cifras razonables en torno al 1,8, mientras España e Italia tienen una tasa menor a 1,3. En América, el panorama es mixto, destacando Argentina, Uruguay y Chile como los países con las TF más bajas de la región. Los países con mejores tasas de fecundidad tienen un mayor gasto en programas de natalidad y apoyo a las familias. Estos programas de apoyo a las familias pueden categorizarse en tres grupos.
El primero tiene que ver con pagos en efectivo e incluye licencias maternales, paternales y bonos; el segundo ítem corresponde a servicios de apoyo a la familia, como salas cunas y sistemas de cuidadoras de niños, y el tercer ítem tiene que ver con políticas que reducción de impuestos a familias con más hijos. El apoyo en licencias maternales en países con TF altas es casi el doble que en países con bajas tasas de fecundidad.
Curiosamente, las 30 semanas que existen en Chile son similares a las 33 semanas promedio que existen en los países de mayor fecundidad, lo que sugiere que no es conveniente insistir en aumentar las semanas de licencia maternal, lo que podría afectar negativamente la empleabilidad de las mujeres.
En general, los países con mayor fecundidad destinan mayores recursos no solo al apoyo directo a las familias, sino también a los servicios de sala de cuna y cuidado de los niños menores, lo que permite combinar de mejor manera la crianza en la familia y la participación laboral de las mujeres. Curiosamente, no parece haber mayor efecto de las políticas de reducción de impuestos, que son más generosas en países con menores tasas de fecundidad. A partir de estas observaciones, son tres las reflexiones que se pueden hacer. Lo primero es que el apoyo a las familias en las primeras etapas del desarrollo de los niños es fundamental.
Mejorar los sistemas de cuidado de niños en etapa preescolar, con salas cunas universales o con sistemas de cuidado con personas cercanas parece ser una herramienta importante en la promoción de la natalidad, seguramente al entregar tranquilidad a los padres respecto del cuidado de los niños en sus primeras etapas mientras ellos trabajan. En Francia, por ejemplo, existen cuidadoras profesionales que cumplen esa labor en sus propias casas. A pesar de todo, los países más exitosos en Europa no alcanzan a asegurar el recambio poblacional, lo que indica que estas medidas son insuficientes. Aquí aparece una segunda conclusión. La modernización del mercado del trabajo es una condición indispensable para permitir compatibilizar el desarrollo profesional con la formación de familia. Aumentar las posibilidades laborales con jornada parcial, junto con incentivos bien puestos para hacer de esta una política atractiva para las empresas, son elementos clave en esta estrategia.
Por último, es fundamental trabajar de manera multidisciplinaria para mostrar a las generaciones jóvenes que los hijos son motivo de felicidad para los padres y un gran aporte para la sociedad, combatiendo así la mirada negativa sobre la fertilidad que se ha impuesto en nuestra sociedad por estos días. Natalidad y pensiones: Un debate silenciado "La modernización del mercado del trabajo es una condición indispensable para permitir compatibilizar el desarrollo profesional con la formación de familia". SEBASTIÁN CLARO E. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales MANUEL DONOSO O. Facultad de Medicina Universidad de los Andes.