Autor: AZONIPSESÁLOCIN : SOTOF
No hay que ser héroe para subir
No hay que ser héroe para subir CUMBRE. En la cima del Sarnoso, con el Puntiagudo y el Osorno de fondo.
Rumbo sur Hace 10 años, Nicolás Espinoza pudo cumplir uno de los sueños de su vida: irse a vivir al sur de Chile, una idea que le venía rondando en la cabeza desde las primeras veces que había ido de vacaciones con sus papás. ejecutar de forma sistemática hace seis años y que hoy difunde a través de la cuenta de Instagram @100_volcanes, donde acumula casi 59 mil seguidores, y que, según dice, busca mostrar y compartir la belleza del Chile salvaje y profundo.
Una característica que él ha conocido y experimentado gracias a su amor por los cerros, que viene de chico, cuando con sus vecinos comenzó a salir de excursión por las montañas cercanas a la comuna de La Reina, donde creció. “Chile es uno de los países con más volcanes en el planeta, y además tiene paisajes absurdamente diversos. Otros lugares como Indonesia también tienen muchos volcanes, pero todos son parecidos, están en zonas tropicales”, dice Espinoza con la energía de una erupción.
“En cambio, en Chile tienes volcanes como el Llanteles, en Los Lagos, donde hay glaciares a 850 metros de altura, lo que es totalmente distinto al cerro Toco, que tiene 5.500 metros y está en el desierto de Atacama.
Por eso la idea de este proyecto es poner en valor todos estos lugares en términos turísticos y decir: Miren lo que se puede hacer aquí”. “Cada vez que volvíamos a Santiago yo les decía: ¿ Por qué no nos quedamos acá, si es tan lindo y lo pasamos tan bien?”, recuerda. Pero entonces, rápidamente, su mamá lo hacía poner los pies en la tierra: primero tenía que terminar el colegio y luego la universidad. Dicho y hecho: cuando Nicolás terminó Ingeniería Comercial, tomó sus cosas y se marchó, como diría José Luis Perales. “Ya tenía una pequeña empresa constructora y me di cuenta de que no necesitaba estar en Santiago para manejarla. Además, había terminado una relación, así que ya nada me ataba. Entonces dije: Chao familia, gracias por todo. Y me fui”. Su primera escala fue el lago Rupanco, donde vivió un par de años en un rústico domo de madera, que levantó en un terreno rural que había comprado. Desde allí comenzó a recorrer toda esta zona, que le maravilló por sus atractivos naturales hay bosques, lagos, cascadas, volcanes, termas prácticamente desconocidos para la mayoría de las personas. Y entonces fue creciendo ese fuego de querer mostrar las bellezas del Chile profundo, el mismo que lo quema por dentro hasta hoy. La explosión definitiva, en todo caso, ocurrió un día en la cumbre del volcán Osorno, que escaló por enésima vez junto a un amigo sureño. “Me acuerdo de que nos pusimos a mirar las cumbres alrededor, eufóricos, y de repente yo le dije: ¿ Y si subimos todos los cerros de Chile? Todos los que se pueda.
Y él me dijo: Ya, te apoyo”. Pero al bajar, una simple búsqueda en Google los hizo aterrizar: había tantos cerros en Chile que, para cumplir su objetivo, tendrían que estar escalando una montaña cada tres días, y con suerte a los 80 años tendrían el 20 por ciento de la meta cumplida. Entonces decidieron acotar un poco su sueño. “Ahí salió la idea típica de subir los 100 cerros más altos, pero casi todos están en el norte, y aparte era muy elitista, porque solo los montañistas más extremos van a esos lugares. Y como lo que queríamos era mostrar Chile, decidimos hacerlo subiendo 100 volcanes, porque están repartidos en todo el país. Pero la idea era subir los que nos gustan: grandes, chicos, fáciles, difíciles, bonitos, feos, gordos, flacos. Lo que nos 100 VOLCANES. Nicolás Espinoza primero dice que no tiene nada: ni esposa, ni hijos, ni perro. Pero luego agrega que en realidad sí tiene algo muy preciado, una criatura poco común, con número y forma de volcán. “El proyecto 100 Volcanes es mi guagua. Por lo general, la mayoría de las cosas que uno hace las hace por plata, o por obligación. Pero esto yo lo hago porque me gusta, y por suerte es casi mi único gasto importante.
Justamente lo quise así para poder dedicarme a esto lo máximo posible, y no ser irresponsable con otras cosas”. Desde su casa en Ensenada, Región de Los Lagos, Nicolás Espinoza —37 años, ingeniero comercial de formación, montañista de pasión— está explicando las razones que lo llevaron a emprender un desafío ciertamente ambicioso: subir y documentar el ascenso de 100 volcanes a lo largo de Chile. Una misión autoimpuesta que comenzó a Hace seis años, Nicolás Espinoza se propuso un ambicioso desafío: subir y documentar el ascenso a 100 volcanes a lo largo de Chile. Un proyecto personal que está cumpliendo poco a poco, sin mayores apoyos, y que —dice— busca acercar las montañas del país META. Nicolás Espinoza (37) se propuso terminar este proyecto en 10 años. IGNOTO. En octubre del año pasado subió el volcán Llanteles, el más austral de Los Lagos, que tiene un impresionante glaciar. NORTE. El pequeño volcán Poruña, cerca de Calama, es fácil de subir. OSORNO. Su volcán favorito: lo ha subido decenas de veces y espera que salga en el capítulo número 100 de su proyecto. SORPRESA. El volcán Hornitos es uno más de los tesoros por descubrir en la cordillera del Maule. META. Nicolás Espinoza (37) se propuso terminar este proyecto en 10 años.