“Lo velamos en su casa con sus Crocs negras, bien ordinarias, con hoyos”
“Lo velamos en su casa con sus Crocs negras, bien ordinarias, con hoyos” La psicóloga Francesca Fantuzzi. D e chaqueta de cuero en tonos tierra, Francesca Fantuzzi (51), la flaca, como le dicen, llega puntual a un café del sector oriente.
De pocas palabras y sin la costumbre de dar entrevistas (dice de entrada), la mayor de cuatro hermanos (tres mujeres y un hombre) agradece el pésame por la partida de su padre. "Estoy tranquila, sé que mi papá está mejor ahora", comenta. El pasado 27 de junio Roberto Fantuzzi, fundador en 1991 de la Asociación de Exportadores de Manufacturas (Asexma) que presidió hasta su muerte, falleció a los 82 años en su casa de Vitacura. El abuelo de trece nietos y férreo defensor de las pymes, sufría de un cáncer terminal a la próstata que le diagnosticaron en 2015. Fue a las 9 am de ese viernes que partió acompañado de sus cuatro hijos y su esposa María Lourdes Cuesta, con quien estuvo casado 52 años. Psicóloga, casada, tres hijas, sus ojos verdes, cuenta, los heredó de su abuelo, Ángel Fantuzzi, fundador en 1968 de Aluminios y Enlozados Fantuzzi, conocida popularmente por sus ollas y línea de menaje.
Una fábrica familiar donde su padre trabajó desde sus inicios hasta su cierre en 1998. "Era medio trabajólico, pero siempre fue un papá muy presente", dice. --¿ Cómo han sido estos días? --(Se toma unos segundos). Estoy tranquila, porque él estaba sufriendo mucho, lo estaba pasando pésimo y le dolía todo. Estos cuatro meses ya no se podía sentar, bajó 40 kilos. Los últimos dos días se puso agónico y ya no hablaba. Nos decía: "Me quiero morir, no le tengo miedo a la muerte". Rezamos con mi familia para que se fuera, porque el pobre lloraba de dolor.
Tengo la certeza que mi papá se fue en paz; fue disruptivo, valiente, no le tenía miedo decir las cosas como eran. "Quería encontrarse con su hermano Ángel" Rodeado de decenas de fotos familiares, Roberto Fantuzzi, ingeniero comercial de la Universidad de Chile, pasó su último mes de vida. Hasta el final, el empresario estuvo muy activo en redes sociales. Seguido, subía videos a sus cuentas de X e Instagram donde contaba su batalla contra el cáncer y publicaba ideas para fomentar el crecimiento nacional. "Recibía como 20 visitas al día. Todo este tiempo lo acompañamos, lo regaloneamos mucho.
Le poníamos el tango de Gardel «Por una cabeza» que le encantaba", dice. --Cuando en 2019 entrevisté a su padre para este diario, me comentó: "No sé si me da miedo morir, pero si muero, yo creo que me convertiré en cenizas, nada más". ¿Con el tiempo cambió este pensamiento? --Fíjate que mi papá siempre creyó en algo más allá de la vida. Yo creo que quería encontrarse con su hermano Ángel, que murió en un accidente hace algunos años.
Se fue con esa idea; no sé si pensando en el cielo como los católicos. --¿ Cómo fueron sus últimos días? Francesca Fantuzzi: "Lo velamos en su casa con sus Crocs negras, bien ordinarias, con hoyos" La hija mayor de Roberto Fantuzzi habla de la reciente muerte del reconocido empresario y dirigente gremial. "Tengo la certeza que mi papá se fue en paz; fue disruptivo, valiente, no le tenía miedo decir las cosas como eran". F O T OGR AFÍA : J A VIER S A L V O /A T ON Carolina Méndez. “Lo velamos en su casa con sus Crocs negras, bien ordinarias, con hoyos” --Mira, el último mes fue el único que pasó en cama, antes hizo una vida normal. En esa etapa final, entre medio, le vinieron unas crisis muy fuertes y el padre Pablo Walker le dio dos veces la extremaunción. Pero mi papá se empezó a despedir desde antes. Estaba desesperado sin poder trabajar, se quería morir ya. Quería levantarse, ir a su programa, ir a su café de los domingos con su íntimo amigo Jorge Rodríguez, compañero de colegio. La verdad es que era bien sociable, aunque igual le gustaba estar acostadito temprano, no tomaba trago y no fumaba. El sacerdote jesuita Pablo Walker ofició su misa de despedida en la Iglesia San Francisco de Sales (Vitacura). Fantuzzi fue cremado y sus restos fueron puestos en el Cementerio Parque del Recuerdo. Ella fue la única de sus hijos que leyó en su funeral.
Sus palabras resaltaron el humor, sencillez y creatividad del empresario; "y lo muy ansioso que era", sonríe. --En esa entrevista me contó lo de un ataúd de palo para su funeral. --Siempre nos repetía que quería un entierro entretenido, nos decía: "Cuando muera quiero el ataúd más barato y que todos lo rayen con las cosas que quieran decirme". Y su cajón se llenó de papelitos pegados con palabras de mucho cariño de la familia y amigos. Quería que su funeral fuera sencillo, que no gastáramos mucho. Pero no le hicimos tanto caso, porque, como él era alto y medía más de un metro ochenta, no cabía en otro tipo de ataúd. Continua: "Lo velamos como él quiso, en su casa con sus Crocs negras, bien ordinarias, con hoyos y una camisa nueva blanca que había usado una vez.
No estaba su overol azul que queríamos ponerle, porque lo había regalado". El conocido dirigente gremial también llevó su corbata tejida del colegio Saint George (generación 1961); la misma que, por cábala, nunca se sacó durante sus doce años de escolaridad. "Se veía tranquilo, contento", dice su hija mayor. --¿ Cómo fue la relación con su padre? --Con mis hermanos éramos muy papones. Yo hablaba todos los días con él y siempre lo regaloneé harto. Hace poco lo llevé a Pirque a almorzar porque quería comer con un compañero de universidad y hace como un mes y medio fuimos a comer a Valparaíso. También le encantaba pasar por Pomaire, donde se tomaba una sopita con puré picante. Yo tengo una casa en Rapel y él era el único que me acompañaba cuando iba por el día.
Nos quedábamos conversando en la chimenea y salían sus ideas locas y creativas para mejorar la situación del país. --Era conocido por lo acelerado y trabajólico, ¿lo veía poco cuando era niña? --Bueno, se iba muy temprano al trabajo, pero llegaba muy temprano a la casa. Y no veraneaba mucho con nosotros, por los tiempos. Pero era como más de cosas para callado, se podría decir (ríe). Por ejemplo, cuando éramos chicos veíamos con él la teleserie a escondidas, porque mi mamá no nos dejaba. Y los fines de semana en la mañana eran con él, íbamos harto al Mampato. Además con Roberto, mi hermano menor, elevaban volantines, le encantaba. Me acuerdo que llegábamos con mis hermanos en la noche de las fiestas y nos íbamos a su cama a fumar un cigarrito para copuchar. Siempre que se me pinchaba una rueda al primero que llamaba era a mi papá. --Tenía un estilo irreverente y alegre. ¿Cómo era en su casa? --Era alegre, pero también enojón. Tenía sus mañas de almorzar y levantarse temprano, muy disciplinado. Le gustaba el frío, en la casa nunca hubo calefacción porque decía que era muy caro y usábamos estufa a parafina. Era bien austero. Andaba con el mismo chaleco café que no se quería cambiar. Ya de viejo, todos los chalecos que tenía eran de amigos muertos. Nunca se compró nada.
Cuando de chica le pedía zapatillas nuevas, me preguntaba cuánto era el sueldo mínimo, entonces uno pedía las más baratas. --¿ Le quedó algún capítulo por cerrar con él? --No, fíjate, lo he pensado y no me quedó nada por decirle. --En 2017 su padre protagonizó un polémico episodio en la cena anual de Asexma, donde le regaló una muñeca inflable al entonces ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes.
En el escenario dijo: "La economía es igual que las mujeres, hay que estimularlas". ¿Cómo hija y mujer cómo tomó ese episodio? --La verdad es que sobre ese tema prefiero no hablar. --¿ Cuál fue la lección más valiosa que le dejó? --Dos cosas: para mí lo que más me marcó fue su conciencia social. Me impresionaba el poco juicio que tenía con el otro. Lo podían apuñalar y no tenía rencor. Además, todos se sentían importantes al estar con él. Le contestaba el llamado a todo el mundo. Siempre estaba ayudando a las pymes y me preguntaba si tenía algún dato para apoyar.
Cuando me llamaba por celular yo pensaba: "Quizás, qué favor me va a pedir ahora, debe andar buscando ayudar a alguien". --También le gustaba la política: en 2005 se postuló al Senado por la entonces Alianza por Chile y en un comienzo respaldó al Presidente Boric; "dejémoslo gobernar, apoyémoslo", dijo. Con la Presidenta Bachelet también tenía una buena relación. ¿De qué sector se sentía más parte? --Nunca, ni a mí ni a mis hermanos, nos dijo qué postura política tenía.
En el caso de Boric, más que apoyarlo decía: "Dejen de criticar, uno tiene que saber apoyar y confiar en que puede aportar al país". Por su casa pasaron hartos presidentes y políticos, iban a comer varios de distintas tendencias. No vi a Bachelet, pero sí me acuerdo haber visto al Presidente Frei y a José Miguel Insulza.
Te diría que él tenía un abanico muy amplio de amistades, muy diverso. "Me da más miedo andar por Vitacura que por La Pintana" "Ando con un pancito exquisito de masa madre que hacen en la panadería de la fundación; lo vendo a todos por mi barrio para apoyar el trabajo que hacen", cuenta Francesca Fantuzzi sobre la Fundación Soymás creada en 2017 por su amiga, la ingeniera comercial Bárbara Etcheverry. Y es que hace ocho años, como psicóloga experta en Terapia Conductual Dialéctica (DBT en inglés), es voluntaria de esta fundación.
Desde entonces todos los martes en la mañana va "sagradamente" a La Pintana donde la espera un grupo de madres adolescentes de sectores vulnerables. "Por medio de capacitaciones las chicas reciben una sólida formación con apoyo psicosocial, educativo y laboral.
La finalidad es que tengan su autonomía y puedan reinsertarse laboralmente", explica. --¿ Cómo han sido estos años trabajando en la fundación? --Siempre he hecho cosas sociales, además me encanta que sea de mujeres, de mamás adolescentes. Poder entregar un granito de arena me fascina. Uno de los pilares de Soymás es el apoyo psicoemocional y yo imparto dos módulos en esa área. Esa ayuda es importante, porque las alumnas provienen mayormente de ambientes con mucha violencia intrafamiliar y llegan con muy baja autoestima.
Una queda sorprendida de la resiliencia y del amor que estas chicas les dan a sus hijos. --¿ No le da temor ir a La Pintana? su alcaldesa, Claudia Pizarro, hizo un llamado urgente a la acción del Estado y pidió medidas concretas para frenar la ola de homicidios en esa zona. --¡ No, para nada! me da más miedo andar por Vitacura que por La Pintana. Mis papás tuvieron durante 25 años el Hogar de Menores Cardenal José María Caro allá. Tenían 50 niños donde los cuidaban cuando sus familias no se podían hacer cargo. Es una comuna que nunca ha significado peligro en mi vida, es un barrio más.
Con mis hermanos, cuando éramos más chicos, íbamos seguido, tengo muy buenos recuerdos de las navidades allá. --Su padre también se destacó por su rol solidario, fue director de la Fundación Nacional para la Superación de la Pobreza y de Fundación Niño y Patria. ¿Esperaría que hubiese una calle con su nombre? --La idea de una calle con su nombre no me interesa. Prefiero poder transmitirles a mis hijas la importancia de lo social para el alma, de lo valioso que es hacer y vivir en lo social. Mis papás nos inculcaron siempre la responsabilidad de devolver la mano. En la etapa final le vinieron unas crisis muy fuertes y el padre Pablo Walker le dio dos veces la extremaunción". Era alegre, pero también enojón. Le gustaba el frío, en la casa nunca hubo calefacción porque decía que era muy caro y usábamos estufa a parafina"..