“No lo hacemos por el reconocimiento, lo hacemos porque nos nace”
“No lo hacemos por el reconocimiento, lo hacemos porque nos nace” Jiesde Jiesde su hogar en La Serena, Carmen Carmen Godoy (83) y Héctor Sepúlveda Sepúlveda (76) relatan cómo pasaron de ser bailarines folclóricos y una pareja pareja activa socialmente, a transformarse en voluntarios que, con disfraces, música y mucho mucho cariño, visitan a niños con enfermedades complejas. Su labor nace gracias a una invitación invitación de su hija, Carmen Gloria, educadora diferencial, diferencial, y se ha convertido en un eje fundamental fundamental de sus vidas. A lo largo de más de cuatro cuatro años, su rutina de jubilados se ha llenado de sentido, emociones y nuevas conexiones. En esta entrevista, comparten detalles de su labor, su historia familiar, y cómo el compromiso compromiso con los demás puede ser también una fuente de alegría personal. Cómo empezaron a participar en este voluntariado? “Todo comenzó por nuestra hija, Carmen Gloria, que trabaja como jefa de UTP en el Aula Aula Hospitalaria San Sebastián. Ella nos comentó comentó que habría un proyecto donde podían participar participar adultos mayores y nos preguntó si estaríamos estaríamos interesados. Nosotros, que ya habíamos habíamos participado antes en actividades con niños en otros contextos, dijimos inmediatamente inmediatamente que sí. Nunca imaginamos el impacto que esta experiencia iba a tener en nuestras vidas”, explica Carmen. Lo que comenzó como una propuesta sencilla sencilla se convirtió en una parte fundamental del día a día de la pareja. “El aula nos asigna a los niños que debemos visitar, ellos coordinan coordinan los traslados y nos entregan toda la información información necesaria. Nosotros preparamos las actividades, los materiales, los cuentos y todo lo necesario para la visita”, agrega.
Del folciore al kamishihai: tina vida de expresión artística Habían hecho algo parecido antes de incorporarse a esta labor? “Antes habíamos participado en grupos de adultos mayores, como Las Araucarias, donde hacíamos presentaciones folclóricas, bailes y juegos. Siempre nos gustó estar activos. Ahí hacíamos actividades culturales, a veces nos disfrazábamos, cantábamos, bailábamos, pero era algo esporádico, más recreativo. Esto del aula hospitalaria es diferente, porque hay una entrega emocional mucho mayor. Estás entrando entrando a una casa donde vive un niño que no puede ir a la escuela, que muchas veces está postrado, y tú vas con una historia que le cambia cambia el día. Eso tiene otro nivel de profundidad.
Empezamos con cuentos actuados, luego con kamishibai, y después agregamos elementos visuales y sonoros para captar mejor la atención atención de los niños, especialmente aquellos que tienen dificultades para ver o escuchar”. LEn qué consisten las visitas que realizan? realizan? “Vamos a los domicilios de los niños que están están inscritos en el aula y que no pueden asistir a clases regulares. En la casa está la familia, y nosotros llegamos con nuestros cuentos y materiales. materiales. Al principio solo contábamos historias, historias, pero luego empezamos a actuar, a usar disfraces, a incorporar música y movimiento. Por ejemplo, usamos huevitos con sonido, telas telas de colores, elementos sensoriales. Cada historia se prepara con anticipación. A veces es un cuento corto, a veces algo más largo, pero pero siempre adaptado a la realidad del niño. Hay pequeños que están en sillas de ruedas, otros que no hablan, otros que solo pueden mover los ojos, y aun así, uno siente su respuesta. respuesta. Con una mirada, con una sonrisa. A veces no dicen nada, pero lo dicen todo”. Qué efecto sienten que tienen estas visitas visitas en los niños y sus familias? “Los niños se emocionan. Nos reconocen, incluso cuando volvemos a los años siguientes. siguientes. Porque visitamos muchos hogares, pero hay algunos niños que están por varios años en el programa, y volvemos a verlos. Las familias familias también nos esperan. Hay una canción que usamos para comenzar y otra para cerrar, y ya se la saben. Cantan con nosotros (se ríe). Una vez, en Coquimbo, fuimos donde un niño niño que no hablaba, solo podía emitir sonidos. Nos recibió con grititos de alegría, estaba feliz. feliz. Tomó una tela que llevábamos para jugar con una pelotita y no la soltaba. Eso fue muy emocionante. Sentimos que, por un momento, momento, ese hogar se llena de colores”. Y qué significa esta labor para ustedes? “Mucho. Nos llena el corazón. Yo tengo problemas en la columna, artrosis, tiroides, varias cosas. A veces termino en urgencias. Pero me recupero y vuelvo, porque esto me hace bien. Me motiva a seguir adelante.
Nos organizamos, preparamos todo con tiempo, y Carmen Godoy (83) y ¡ léctor Sepúlveda (76): “No lo hacemos por el reconocimiento, lo hacemos porque nos nace” Esta pareja de iquiqueños avecindada en La Serena ha encontrado en el voluntariado una forma de dar amor, entretención y compañía a niños que, por enfermedad, no pueden asistir a clases de forma normal. Iernall(Ia (utjaI(Io loo LM líderes Mayores RECONOCIMIENTO ANUAL A PERSONAS 75+ QUE IMPACTAN EN LA SOCIEDAD En el cumpleaños de uno de sus cinco nietos.
Carmen destaca que son una familia”muy unida”.. “No lo hacemos por el reconocimiento, lo hacemos porque nos nace” 1 19 DE MAYO DE 2025 fllundoSiaNor 7 Dentro de las actividades actividades que realizan en el voluntariado, la pareja se disfraza, canta y cuenta cuentos. aunque haya días que me sienta mal, igual voy. No puedo quedarme en la casa sabiendo que hay un niño esperándonos. Además, lo hacemos en pareja, y eso lo hace más bonito.
Nos apoyamos mutuamente, nos reímos, nos emocionamos”. Una historia de amor que se teje con servicio Carmen y Héctor, que acostumbraban a participar de competencias de baile y de dedicarle dedicarle gran parte de su tiempo a estos ensayos, hoy, con la intención de bajar un poco el ritmo, ritmo, tomaron la decisión de centrarse casi exclusivamente exclusivamente en el Aula Hospitalaria. Cómo es trabajar juntos en este tipo de actividades? “Es una experiencia muy bonita. Nos complementamos. complementamos. Yo hablo más, pero Héctor está siempre pendiente de todo. Ayuda a preparar los materiales, organiza, participa en las actividades. actividades. Aunque a veces esté más callado, está presente en todo. Esto nos ha unido aún más. Es una forma distinta de compartir, más profunda. También es lindo que podamos mostrar que todavía podemos aportar, que no estamos fuera de la sociedad. Nosotros a veces decimos que hacemos más cosas que algunos jóvenes”. iDe dónde son originalmente y cómo llegaron a La Serena? “Somos de Iquique, nacimos allá. Pero nuestras hijas se vinieron a estudiar y trabajar a La Serena. Una de ellas, Carmen Gloria, se quedó después de estudiar, se casó, tuvo hijos. La otra, Sandra, también trabajó en distintas universidades acá. Entonces decidimos venirnos venirnos también. Vendimos lo que teníamos y nos radicamos aquí. Ahora cada una tiene su casa, nosotros la nuestra, pero estamos siempre cerca, cerca, en contacto permanente. Fue una decisión familiar, y no nos arrepentimos”. Qué otras actividades disfrutan además del voluntariado? “Nos encanta bailar. Estamos en un club de tango desde el año 2005. Nos juntamos todas las semanas, bailamos, jugamos, tomamos tecito. También participamos en peñas folclóricas. folclóricas.
Hemos bailado cueca nortina, chilota, milonga, milonga, vals peruano, chileno, argentino, pascuense, pascuense, diablada... de todo! Una vez incluso preparamos un grupo para una presentación con los profesores del Aula, les enseñamos los pasos, nos vestimos con trajes de diablada y presentamos frente a todos”. Seguir adelante mientras se pLieda La pareja ha recibido premios y reconocimientos reconocimientos por sus presentaciones. “Nos encanta encanta participar. En una competencia nacional de adultos mayores, representando al grupo Las Araucarias, ganamos el primer lugar, compitiendo con grupos de Santiago, Valparaíso, Valparaíso, Antofagasta y otras ciudades. Lo mejor es que nosotros no lo hacemos por el reconocimiento, reconocimiento, lo hacemos porque nos nace, y creo que eso la gente lo nota cuando nos ve bailar. Lo disfrutamos”. Y cómo es su vida familiar hoy? “Tenemos dos hijas y cinco nietos. Algunos ya son profesionales, otros están en la universidado universidado en la enseñanza media. Somos una familia familia muy unida. Siempre estamos en contacto.
A veces no duermo bien porque me llaman para avisarme que llegaron bien de un viaje, y yo me quedo tranquila solo cuando sé que están bien (comenta entre risas). Para el Día de la Madre, por ejemplo, celebramos el sábado porque el domingo todos viajaban. Me hicieron una comida, comida, me dieron regalos. Para mis cumpleaños me hacen serenatas, me sorprenden. Es muy bonito. Me siento querida, acompañada”. Qué han aprendido a lo largo de estos años como voluntarios? “Hemos aprendido a valorar más la vida, a ser más agradecidos, a mirar con otros ojos. Uno muchas veces se queja por cosas pequeñas, pequeñas, pero cuando ves a un niño que no puede moverse, que no puede hablar, y aun así sonríe, sonríe, te cambia la perspectiva. Ellos nos enseñan enseñan más a nosotros que nosotros a ellos.
A veces veces salimos de una visita con el corazón corazón apretado, con una pena grande, porque sabemos que su situación no mejora, pero también también con la satisfacción satisfacción de haberles dado dado un momento lindo. Eso es impagable”. impagable”. Se imaginan dejando esta actividad actividad pronto? “Sabemos que no podremos hacerlo para siempre. Ya la salud nos va limitando. limitando. Pero mientras mientras podamos, seguiremos. seguiremos. Quizás más lento, con me nos frecuencia, pero con el mismo corazón. Esta labor no es solo una actividad, es una forma de vida. Nos ha cambiado, nos ha hecho mejores personas. Y mientras nos quede energía, vamos a seguir llenando hogares hogares de cuentos, música y alegría”. Para esta activa dupla, ser ayudantes del Viejito Pascuero en Nochebuena ya es tradición. Carmen y Héctor junto a la alcaldesa de La Serena, Daniela Norambuena..