COLUMNAS DE OPINIÓN: Educación a la pizarra
COLUMNAS DE OPINIÓN: Educación a la pizarra María Gabriela Huidobro Salazar Doctora en Historia Decana Facultad de Educación y Ciencias Sociales, Universidad Andrés Bello 6 6 Chile requiere más y mejores profes significativos y, sin embargo, menos que hay". '0res, pero, sobre todo, debe dar razones para que alguien quiera dedicar su vida a uno de los trabajos más Educación a la pizarra sores... El sueldo magro, las cargas de familia y el desdén de las clases altas hacia sus problemas vitales, todo esto y mucho másirá royendo sus facultades y el buen vino de la juventudse letorcerá hacia el vinagre... El entusiasta se encoge y se enfría;el ofendido se ponea vivir dentro de un ánimo colérico, muy ajenoa su profesión de amor". Así hablaba Gabriela Mistral en 1949, preocupada por la escasa valoración social y la sobrecarga laboral de los profesores, cuya labor parecía ser más un apostolado autoflagelante que un trabajo complejo, sustancial y superior.
Recuerdo otra vez estas palabras mientras el sistema educativo público enfrenta una nueva crisis «quizás la misma desiempre-, con profesores en paro, establecimientos precarizados y algunos Servicios Locales (SLEP) colapsados a poco tiempo de iniciar sus funciones.
En paralelo, el Congreso debería estar discutiendo un proyecto pararedefinir los requisitos de ingreso a las pedagogías, mandatado por mensaje presidencial de marzo pasado, que requiere que, antes de agosto, se resuelva el nuevo mecanismo que regule la admisión a estas carreras. El problema es que ambas situaciones no parecen dialogar. Mientras parte del profesorado amenaza con paralizar actividades porno contar con condiciones mínimas para su ejercicio profesional, en el Congreso consideran aumentar los requisitos a una carrera que genera cada vez menos interés. La situación transita entre una comedia del absurdo y un diálogo de sordos. Aunque sesuba el puntaje mínimo de accesoo se flexibilicen vías especiales, lo esencial sigue sin abordarse. Hoy, ser profesor es una tarea que exige mucho y ofrece poco. Entre 2018 y 2022, la matrícula en estas carreras cayó un 43% y aunque ha logrado estabilizarse en el último tiempo, sus números no alcanzarán para enfrentar el déficit proyectado de profesores para 2030.
La cifra preocu46 u na especie de fatalidad pesa sobre maestros y profevalorizados pa, pero el diagnóstico que se ha instalado «centrado en los requisitos de admisión es apenas una parte del problema o un síntoma 'malinterpretado. No se trata solo de cuántos y quiénes pueden entrar, sino de por qué cada vez menos jóvenes quieren dedicarse a educar. La política pública ha insistido en mejorar becas, flexibilizar accesos, promover vocaciones desde enseñanza media. Eso ayuda, pero nada compensará el hecho de que muchos egresados desertan antes de cumplir cinco años en el sistema escolar. Como decía Mistral, el salario de entrada es bajo; los ascensos, lentos; lasjornadas, extensas; las tareas van mucho más allá de la sola docencia; y la autonomía profesional se ve limitada por la burocracia. A ellosesuma que el respeto social al pedagogo resuena, a estas alturas, como un mito perdido in illo tempore. A la figura del profesor la acompaña, en cambio, un halo de sospecha, desconfianza o indiferencia. Tal vezel problema no radica en que falte vocación, sino en que ella no basta si se convierte en sinónimo de sacrificio permanente. No podemos mantener los debates por separado, hablando del sistema de acceso y, por otro lado, sobre los paros y alertas de la educación pública. Pretender resolver enjulio el problema de los requisitos de admisión, comosi se tratara de una urgencia aislada, forma. parte de una mirada miope y cortoplacista. Para debatir con profundidad, quizás se requiera más tiempo, pero es urgente hacerlo a partir de ahora.
Nos que debamos renunciar a estándares bajar exigencias, pero sí se debe entender que la atracción de talento docente no seresuelve desde la admisión y oferta universitaria, sino desde la proyección del trabajo pedagógico en la escuela. Si no mejoramos las condiciones estructurales del ejercicio profesional, cualquier ajuste al acceso será, en el mejor de los casos, un parche momentáneo.
Chile requiere más y mejores profesores, pero, sobretodo, debe dar razones para que alguien quiera dedicar su vida a uno de los trabajos más significativos y, sin embargo, menos valorizados que hay. e e e. - - -