Innovación y competitividad
Innovación y competitividad EDITORIAL Innovación y competitividad Hay que entender que no se puede avanzar en estas ideas sin que existan también los recursos destinados a promoverlas y más concretamente, corregir la valoración sobre pequeñas y medianas empresas, cuya participación en el PIB local ha ido decayendo. Pero nada va a cambiar mientras no se conjuguen la educación, el emprendimiento, la investigación e innovación y sobre todo la voluntad política y el interés y compromiso del sector privado. Una suma de factores creadores de valor.
E n su último informe económico sobre Chile, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) fue enfática en señalar que el país no podrá alcanzar el desarrollo mientras no establezca un relación mucho más directa y colaborativa entre el mundo que genera el conocimiento y el que en definitiva lo aplica en el mercado laboral.
El estudio expone distintas razones para justificar la importancia de avanzar en innovación e investigación, como también advierte que pese a existir ventajas para que la educación superior efectivamente se transforme en un aporte al desarrollo y crecimiento regional, debe profundizarse en investigación aplicada, donde las ideas se concreticen y se lleven al mercado, a la industria, e influyan favorablemente en la productividad local, que en el caso de Ñuble apenas alcanza a la mitad del promedio nacional. En consecuencia, mejorar la coordinación entre el sector público y las empresas, creación y transmisión del conocimiento, principalmente a las pequeñas y medianas empresas, es uno de los tres factores clave para mejorar la productividad.
El otro es la inversión en I+D del sector público y privado, que en Ñuble es muy baja; y el tercero la inversión en infraestructura pública y privada en telecomunicaciones, que también contribuye a una mayor productividad y mejora la competitividad de los productos de exportación.
El informe delinea una serie de desafíos y lanza una clara advertencia para el país, con el fin de evitar que siga profundizando su caída en competitivad. "Algunas de las consecuencias adversas de darle una prioridad reducida a la innovación, incluyen un menor crecimiento, menor productividad, y pérdida de mercados que a su vez impactan en la generación de puestos de trabajo y en los salarios", resume el documento. Nadie podría hoy rebatir la idea que el conocimiento es un factor capaz de aumentar la riqueza económica, lo mismo que potenciar el capital humano con que cuenta una sociedad.
Las naciones llamadas emergentes y algunos de los países más ricos del mundo han sido capaces de comprender esta dinámica y han invertido grandes recursos en promover la ciencia, la investigación y fomentar la innovación y el emprendimiento. Hay que tener presente que, contrariamente a lo que suele pensarse, no se requieren 50 años para avanzar sustancialmente en este tema. En la medida que exista voluntad, recursos y personas dispuestas a correr riesgos y a atreverse, esto es posible siempre que existan las instancias para que esos proyectos puedan desarrollarse.
Igualmente, hay que entender que no se puede avanzar en estas ideas sin que existan también los recursos destinados a promoverlas y más concretamente, corregir la valoración sobre pequeñas y medianas empresas, cuya participación en el PIB local ha ido decayendo y podrían encontrar aquí una oportunidad de frenar este comportamiento negativo, cuya expresión más sensible a nivel regional es la pérdida de casi 4 mil empleos en los últimos 12 meses. Nada va a cambiar mientras no se conjuguen la educación, el emprendimiento, la investigación e innovación y sobre todo la voluntad política y el interés y compromiso del sector privado. Una suma de factores creadores de valor: la ansiada competitividad de la Región de Ñuble..