Autor: Eliseo Lara Órdenes, director del Programa de Pedagogía en Educación Media, Universidad Andrés Bello (UNAB)
Cartas: Lecciones educativas del 27F, deuda pendiente
Cartas: Lecciones educativas del 27F, deuda pendiente COLUMNAEliseo Lara Órdenes, director del Programa de Pedagogía en Educación Media, Universidad Andrés Bello (UNAB)ción, pilar deldesarrollo humano según la Unesco, tenga quesersiempre de las más postergadas acciones de recuperación, apelando alasolidaridad de la propia comunidad afectada en la resolución de sus necesidades, algo que en un Estado que pretende ser social no debería ocurrir.
Hoy tenemos que pensar la resiliencia y la educación sobre qué hacer frente alos distintos eventos que tenemos para evitar, por ejemplo, que la gentevaya a sacar fotos a marejadas y videos para redes sociales en situaciones de riesgo y en las que deberíamos estar preocupados de estara salvo o ayudara quienes más lo necesitan en el momento. Mejorar la educación es saber preparar alasociedad para los eventos futuros de los queteemos certezas que tarde o temprano ocurrirán. Es tarea detodos exigirlo.
Secumplieron 15 años del fatídico terremoto y tsunamique afectó desdelas regiones de Valparaíso a La Araucanía en lo material y con cientos de vidas perdidas, comunicaciones caídas, sistemas de alerta que no funcionaron y un nivel de impacto que sorprendióal aparatoins nte al. Un aspecto esp golpeadofuela educación, donde un amplio número de establecimientos escolares resultó con daños o derechamente destruidos. Ha pasado tiempo suficiente para evaluar qué aprendimos de este megaterremoto del 27 de febrero del 2010. La verdad es que muy poco ocasi nada, de hecho. Se crearon sistemas de alerta y una mejor supervisión delos mares, pero y ¿ qué pasó en la educación? La respuesta es planes de seguridad muy poco implementados, por no decir nulos. En estesentido, los primeros años postevento se hicieron algunos simulacros, pero no esuna situación que se eduque de forma reiterada para el niveldesismos y situaciones que se viven en el país.
Asimismo, nose han generado instancias de formación y contención de catástrofes, siendo Chile un país de eventos naturales complejos, que año tras año generandaños mi: y afectan a comunidades escolares: incendios forestales, inundaciones, erupciones volcánicas o terremotos.
Debemos avanzar en políticas educativas que permitan tanto contención alos equipos (directivos, funcionarios las y docentes) comoa comunidades escolares (estudiantes y apodeados). Junto con esta ausencia del Estado, hay una demora que parece no tener justifi«ación en la reconstrucción delos establecimientos más afectados conel sismo del 2010. Hemos visto querecién el año pasado comenzaron algunas reconstrucciones, quedando pendiente otras. Es lamentable que la educa-.