Autor: CAROLA WAGEMANN R.
La impronta del Villa María en 16 alumnas destacadas
La impronta del Villa María en 16 alumnas destacadas Como parte de las celebraciones de los 85 años del Villa María Academy (VMA), el primer colegio de mujeres católico bilingüe y norteamericano en Chile, sus exalumnas han querido visibilizar el aporte hecho a la sociedad por las numerosas generaciones, a través de diferentes actividades que culminarán con una gran celebración a mediados de octubre.
Cabe recordar que la historia del Villa María comienza cuando el nuncio apostólico, monseñor Aldo Laghi (1938-1942), a pedido de los obispos de Chile, hizo un llamado a la congregación The Inmaculate Heart of Mary, fundada en Monroe, Michigan, Estados Unidos, para que viniera al país a educar niñas.
El gran impulso de las sisters las hermanas Siervas del Inmaculado Corazón de María que terminaron su misión en nuestro país en 2011, quedando el colegio a cargo de la Fundación Villa María Academy las ha seguido marcando no solo en la exigencia y el trabajo bien hecho de cada día, sino que también desde el sentido social, deportivo y con una alegría que está presente en todas sus tradiciones. Además, como muchas coinciden y también son reconocidas, las exalumnas del VMA se caracterizan por ser líderes, independientes, comprometidas, pero también muy solidarias. Una mezcla de disciplina, creatividad y compañerismo.
Acá, quince de ellas en orden alfabético, como en las listas de curso, que han destacado tanto en el sector público como privado, resaltan los valores que recib i e r o n d e s u querido y recordado colegio.
Z E P Ó L O S N O F L A O I G R E S S É T R O C O I D U A L C ANAMARÍA ARRIAGADA, PRESIDENTA DEL COLEGIO MÉDICO 1988 “Quisiera compartir la época difícil de séptimo y octavo básico. Esas fiestas, tan lateras, esperando eternamente que a uno la sacaran a bailar. Hoy sería impensable que uno se arreglara para esperar ser elegida, puesto que claramente siempre debimos bailar solas. Sin embargo, era una época distinta. Por eso, para mí, la biblioteca fue un refugio.
Y mientras la masa adolescente pasaba los recreos hablando sobre conquistas y pololeos, yo me sumergí en las páginas de Enid Blyton y la Agatha Christie, por supuesto, con mi piocha de Library Aid (asistente de bibliotecaria), ordenando y clasificando cientos de libros. A los años de parqueada debo mi pasión por la lectura y las bibliotecas... y eso que soy buena bailarina también”. Algunas de las primeras alumnas del VMA. Algunas de las sisters de The Inmaculate Heart of Mary que llegaron al país para dedicarse a la educación femenina.
BISTRÓ 1998 “Del colegio agradezco las amistades, creo que es una generación que hasta hoy sigue bastante unida y hay una gran red de apoyo”, cuenta esta premiada chef que incluso este año abrió un restaurante en Londres (Mareida). Para este artículo también destaca haber estado en el electivo de secretariado, “que ya no existe, pero me entregó herramientas que hasta el día de hoy uso. Hoy quizá ese curso se podría traducir a tecnología para la época. La formalidad para escribir un correo o hasta un WhatsApp es un TOC que me dejó ese curso”. CRISTINA ETCHEBERRY, CEO DE TOKU 2011 “Siempre hubo una pasión por hacer las cosas bien. Me acuerdo de que desde muy chica pasábamos horas practicando los bailes de los Parents y Christmas Shows para que salieran lo más coordinados posible. Esa perseverancia queda para la vida”, afirma la CEO de Toku, plataforma de recaudación de pagos empresariales. De su colegio, Luz María Budge, directora editorial Astoreca y asesora pedagógica de Liceos Sofofa, destaca que le enseñó que las cosas se logran con esfuerzo y perseverancia.
“Me ANDREA HENRÍQUEZ, CIENTISTA POLÍTICA, FUNDADORA DE “VOLANDO EN V” 2015 “Llegué al colegio con una iniciativa en convivencia escolar que me había funcionado en otro país, y antes de entrar, ya me esperaban compañeras entusiasmadas con la idea de replicarlo y adaptarlo al colegio.
Esa iniciativa, apertura y proactividad tan contagiosa con la que me recibieron, fue la puerta de entrada de Volando en V a Chile trabaja el fortalecimiento de la convivencia escolar y prevención de la violencia desde el liderazgo de los mismos estudiantes y definió mi carrera completa y mi vocación”, cuenta.
En cuanto a haber estado en el Villa María, dice que su mayor aprendizaje fue ver cómo se puede innovar, liderar y entregar amor en el servicio a otros, independiente de la edad y el contexto.
L u z M a r í a B u d g e e n e l colegio vistiendo el uniforme. mostró la importancia de ponerse metas y desafíos y a pensar que atreverse era la manera de avanzar en la vida. Me hizo consciente de las miles de posibilidades que uno tenía de multiplicar los talentos y para aportar a la sociedad en que vivimos”, agrega.
“Puedo contar lo rico que era bañarse en la tina de baño del tercer piso en los recreos calurosos, era asustoso, pero aparte de refrescarse y llegar después de almuerzo con pelo mojado, uno sentía la adrenalina de la audacia. Fui una alumna del montón, pero me entretenían biología, inglés e historia”. De las sisters, en tanto, destaca además de diversas virtudes, la capacidad para introducir temas y metodologías. MACARENA PIZARRO, PERIODISTA 1991 PAULA CODDOU, PERIODISTA 1984 “El colegio me dio el espacio para desarrollar mi propio carácter, mis talentos, respetando también lo que no era. Las sisters, como buenas gringas, nos inculcaron la libertad y en el colegio, pese a las reglas, eso se respiraba en las conversaciones y debates. También en la manera de ver y vivir la religión, sin eludir el compromiso social. Con la distancia de los años, el lema “Servir con sencillez y alegría” se entiende en toda su dimensión”, recuerda Paula Coddou, quien en la segunda foto está con sus hermanas Francisca y Javiera. Paula, Francisca y Javiera Coddou. “Mis años de colegio me marcaron para siempre y los recuerdo con mucho cariño y agradecimiento. Guardo gran admiración por muchas profesoras y por las sisters. No sé cómo lo hacían, pero eran al mismo tiempo muy estrictas y exigentes en lo académico, pero muy entretenidas y llenas de energía en otras actividades que son tradiciones del colegio.
Esa combinación, creo, es la que me enseñó el sentido de responsabilidad, el valor del trabajo bien hecho, la organización y el compromiso, el liderazgo, la confianza en mí y la capacidad de celebrar los logros y talentos de los demás. Me marcaron también los trabajos sociales del colegio y la preocupación por los otros.
Pero, sin duda, lo mejor que me dio el VMA son las amigas, un regalo para toda la vida”. Con solo 100 metros de pista que cruza el patio del colegio, el VMA se ha consolidado como un referente en el atletismo escolar femenino en Chile, gracias al compromiso, preparación y talento de sus atletas.
Una de las características del VMA es la excelencia deportiva, tanto que en su historia ha logrado 31 copas en el campeonato Interescolar de Atletismo, teniendo en cuenta que solo poseen una pista de 100 metros que cruza el patio del colegio.
Entre las deportistas destacadas están Fernanda Mackenna y María José Echeverría (juntas en la foto). Fernanda Mackenna, medallista sudamericana que ha competido en mundiales y panamericanos resalta a su profesora Gloria Astudillo, quien construyó con las atletas “un equipo unido, comprometido y con un fuerte espíritu de colegio”. “El deporte me dejó amistades para toda la vida y la convicción de que, con disciplina y esfuerzo, todo es posible”, sostiene.
Por su parte, María José recuerda agradecida a las entrenadoras “que nos inspiraban y motivaban a trabajar todo nuestro potencial en beneficio del equipo”. ROSARIO NAVARRO, PRESIDENTA DE LA SOFOFA 1993 “A los 85 años del colegio, me emociona mirar hacia atrás y reconocer cuánto del sello villamariano vive en mí. Cuando me encuentro con una exalumna me es fácil identificar en ella un perfil inconfundible: mujeres líderes, independientes, corajudas, orientadas a resultados, pero también profundamente humanas. Crecimos haciendo shows y proyectos con una mezcla de disciplina, creatividad y compañerismo que nos marcó para siempre. Aprendimos el valor de la amistad, el esfuerzo, la responsabilidad por los dones recibidos y el compromiso con nuestro entorno. Hoy, muchas somos profesionales destacadas, ordenadas, metódicas, ejecutivas. Pero lo que más agradezco es haber recibido una formación que no solo me dio herramientas, sino también una identidad. Ser villamariana no es solo haber pasado por un colegio.
Es llevar una manera de SER en el mundo”. MAGDALENA PIÑERA E., HISTORIADORA 1976 SOL SERRANO, PREMIO NACIONAL DE HISTORIA 2018 1971 M a g d a l e n a Piñera y Cecilia Fernández en sus días de colegio. “Durante 12 años cantamos nuestro Alma Mater y lo seguimos cantando. Por los recuerdos, pero más que ello, porque lo creemos. Quizás no aquilatamos cuando salimos por la calle Alcántara el día de nuestra graduación cuánta verdad decía: que nuestro amor se haría más sólido con los años y que permanecería en alegrías y lágrimas. No me acuerdo cuántas éramos las que salimos el 71. Sé que ocho de ellas ya partieron y cada año elevamos globos con sus nombres. El chat VMA 71 literalmente hierve cada día. Debemos ser unas 80. Cada nuevo nieto es celebrado como cada cumpleaños; hacemos concursos con fotografías de nuestra infancia a ver si nos reconocemos y ¡ ganan todas! Rezamos y mucho por las penas de cada una. Y nos reímos con un humor que solo nosotras entendemos. A propósito de las celebraciones de los 85 años, cada una contó en total confidencialidad su mayor maldad en el colegio. Conté la mía con timidez porque me parecía la peor imaginable... Y resulta que ¡ ¡¡todas habíamos hecho la misma! !! Aparecieron tantas historias. En el chat hay unas cincuenta versiones sobre cómo supimos de la muerte de JF Kennedy. Algo imborrable porque Mother Superior la comunicó llorando y el colegio entero salió al patio a rezar.
Lo que no sabía era que una de mis compañeras le escribió a Caroline dando el pésame... y ¡ ¡¡le contestó! !! El último viernes de cada mes se hace un café... que termina en almuerzo y dura hasta el atardecer.
Una vez al año nos juntamos todas y honramos a las sisters del Inmaculate Heart of Mary que nos imprimieron el rigor como un medio para construir el futuro con el optimismo de una fe entusiasta. Es cierto aquello que cantamos: que nuestro amor crecería con los años entre nuestras alegrías y nuestras lágrimas. Por eso es nuestra Alma Mater, la madre que nutre. No somos exalumnas. Somos villamarianas, una forma de crecer y crear con otros”. Sol Serrano en su graduación. “Estudié en el Villa María desde kínder hasta IV medio, así que muchas de mis historias parten ahí. Pero creo que la que más me marcó fue en segundo medio, cuando el colegio seleccionó a un grupo de alumnas destacadas en inglés para participar en un intercambio con Marymount College, en Nueva York. Fue mi primera experiencia en un campus universitario, compartiendo clases y actividades con estudiantes norteamericanos. Recuerdo con cariño la convivencia con mis compañeras y lo inspirador que fue ese viaje. Ahí decidí que algún día volvería a Nueva York a estudiar un posgrado. Fue el Villa María, con su formación exigente y su mirada internacional, el que sembró esa inquietud que años después se volvió realidad”, dice la abogada. J o s e f i n a Montenegro en su infancia, antes de ir al colegio. Una formación sólida, basada en valores, disciplina, desarrollo de la personalidad y un profundo compromiso con el servicio a los demás, es lo que le entregó a la ingeniero comercial Carolina Schmidt el VMA.
“A pesar de ser bastante tímida de chica, única mujer entre seis hermanos, todos hombres, el colegio me enseñó a creer en mi capacidad para liderar, sacar la voz y buscar la excelencia en lo que emprendiera. La formación recibida fue clave para desarrollar el sentido de responsabilidad y valentía necesarios para asumir desafíos en el sector público y privado. Creo que las exalumnas del Villa María se distinguen por su fortaleza, personalidad, liderazgo, espíritu de servicio y convicción ética. Son mujeres capaces de combinar sensibilidad y carácter, liderazgo y colaboración, con una profunda vocación de contribuir al bien común desde donde estén”, comenta Carolina, quien hoy es presidenta del Fondo Nacional Ambiental Naturaleza Chile. C a r o l i n a Schmidt en la foto de su anuario.
“¡Los mejores recuerdos del Colegio Villa María! En esas salas gélidas aprendimos porque nos lo machacaban a diario las monjas americanas (como les llamaba mi papá que las quería mucho) a desarrollar la personalidad, ¡quizás excesivamente! ”, comenta la historiadora Magdalena Piñera, quien hoy está de voluntaria del Hogar de Cristo, en el directorio de Fundación Piñera Morel y dando cursos de extensión en la Universidad Finis Terrae, además de ser abuela.
“Otra gran herencia agrega fue cómo nos transmitían el valor de la alegría, aun en medio de los momentos duros. ¡Qué gran enseñanza! En esas salas con loudspeaker nos daban firme con el spelling, el penmanship y George Washington. Pero quizás lo más sólido que nos dejó ese gran patio (era solo uno donde se hacía de todo: atletismo, acto patriótico, operación Deyse, graduación) fue el valor de la amistad. Ahí estudió también mi hija y ahora mis tres nietas”. En la foto blanco y negro, en séptimo básico (1971), con Cecilia Fernández. “Una gran compañera de vida que nos dejó prematuramente en 2023”, dice. ANA MARÍA STUVEN, HISTORIADORA 1968 Ana María Stuven al leer el discurso del día de su graduación. MARÍA JOSÉ ZALDÍVAR, EXMINISTRA DEL TRABAJO 1993 “El VMA nos enseñó a enfrentar la vida con creatividad y confianza en nuestras capacidades. Nos ponían la vara alta. Cuando tuve la linda experiencia de ser elegida presidenta del colegio por mis compañeras, sister Paula me dio la tarea nada menos que de hacer una ¡ Constitución! para el colegio.
También recuerdo con cariño los debates entre nosotras que organizaba sister Marita de Lourdes”, cuenta a “El Mercurio” la historiadora, quien para este artículo compartió una foto de ella dando el discurso el día de su graduación. “En el colegio tuve la suerte de tener grandes profesoras que me inspiraron a ir más allá, a estudiar, investigar, a encontrar el gusto por aprender. A defender los puntos de vista con argumentos y respeto, a valorar las diferencias y aprender de ellas. Tuve la enorme suerte de crecer en un colegio en el que nos estimulaban a dar lo mejor de cada una, y no tratar de que fuéramos todas iguales. Tuve la suerte de formarme en un colegio en el que nos inculcaron servir con sencillez y alegría”, recuerda la directora general de la Fundación Teletón y exministra del Trabajo y Previsión Social.
JOSEFINA MONTENEGRO, DIRECTORA DE EMPRESAS 1994 CAROLINA SCHMIDT, EXMINISTRA DEL SERVICIO NACIONAL DE LA MUJER, DE EDUCACIÓN Y DEL MEDIO AMBIENTE 1985 CAROLINA “CHINA” BAZÁN, CHEF DEL AMBROSIA FERNANDA MACKENNA Y MARÍA JOSÉ ECHEVERRÍA, ATLETAS - 2004 Y 2000, RESPECTIVAMENTE LUZ MARÍA BUDGE, PRESIDENTA CONSEJO NACIONAL DE EDUCACIÓN 1971.
En los 85 años de su fundación: JOSEFINA MONTENEGRO, DIRECTORA DE EMPRESAS - 1994 CAROLINA SCHMIDT, EXMINISTRA DEL SERVICIO NACIONAL DE LA MUJER, DE EDUCACIÓN Y DEL MEDIO AMBIENTE - 1985 CAROLINA “CHINA” BAZÁN, CHEF DEL AMBROSIA FERNANDA MACKENNA Y MARÍA JOSÉ ECHEVERRÍA, ATLETAS - 2004 Y 2000, RESPECTIVAMENTE