Las voces de la ciudad del silencio
Las voces de la ciudad del silencio Patricio Moraga Vallejos. Fotografías y video Luis Casanova Valdés L a ciudad del silencio -como también se le conoce al Cementerio General (municipal) de Talcatiene voz, tiene voces. No hay un mutismo absoluto.
Cuando se cierran las puertas del camposanto, cae la noche y la iluminación escasea, emergen historias que atrapan y cautivan de principio a fin en un recorrido por sus calles y pasajes, parecido a una marcha fúnebre. No son historias de terror ni de ciencia ficción, son historias pretéritas, de nuestra ciudad, de nuestros antepasados, son historias de nuestra historia.
Son los tours nocturnos que dos viernes de cada mes, la Oficina de Turismo y la Corporación Cultural de la Municipalidad de Talca llevan adelante, ofreciendo a la comunidad un viaje al pasado, reproduciendo así una práctica que se realiza en otros cementerios del país y del extranjero.
Es una iniciativa que se lleva adelante desde 2023, que incluye el servicio de traslado en los buses rojos de la municipalidad, y que despierta creciente interés, tanto que los cupos se agotan rápidamente cada vez que se habilita el link de inscripción.
Ni siquiera el frío que se deja sentir en el cementerio, en esta época del año, logra aplacar el entusiasmo y la curiosidad. "Lo que buscamos con este recorrido es poner en valor el patrimonio de nuestra ciudad, por lo tanto la historia de personas que tuvieron un rol importante en Talca y en el país", afirma Constanza Rojas, coordinadora de la oficina de turismo del municipio talquino. El guía es Diego Zúñiga, también de la oficina de turismo, quien premunido de una linterna y haciendo gala de su buena memoria, va narrando las historias. Y la primera detención es en el sepulcro de Francisco Urzúa Opazo, alcalde de Talca, cuya placa que lo recuerda al parecer fue arrancada por saqueadores de tumbas. Sin nombre se le rememora hoy en el camposanto.
Asimismo, una detención prácticamente inevitable es en la sepultura del corredor de autos Lorenzo Varoli y que comparte con su esposa, y donde se puede leer esculpido en piedra: "No están muertos... solo están dormidos". Se trata de toda una leyenda en el deporte tuerca nacional y que también alcanzó prestigio y fama al otro lado de los Andes. De su muerte y entierro se cuentan historias relacionadas con la catalepsia. No hay certeza en aquello.
Una tercera parada es en el monumento creado por el destacado escultor y Premio Nacional de Escultura, Nicanor Plaza, en honor a Bartolomé Cademartori, esforzado médico italiano que tuvo una notable actuación en el combate a una pandemia que azotó al país a principios del siglo XIX. En el mismo lugar están los restos de su hija Ludovina Cardemartori y su esposo, el también médico Juan Manuel Salamanca. El monumento busca hacer justicia por Cardemartori y el aporte hecho a la ciudad de Talca y sus habitantes. Siempre en el primer patio, pero junto al muro poniente se encuentra María For Cádiz de Rivera, cantinera de la Guerra del Pacífico, cuyo legado reclama algo más que un nicho. Si bien nació en Valparaíso en 1842, hizo prácticamente toda su vida en Talca, falleciendo en diciembre de 1933. En la capital del Maule sanó y dio cobijo a Parece ser una invitación irresistible.
Tour nocturno en el Cementerio General de Talca permite conocer la historia de la ciudad y de sus forjadores en los más diversos ámbitos Aquí la noticia en DIARIO TALCA TV D I A R I O T A L C A.
Las voces de la ciudad del silencio El Cementerio General de Talca, ubicado en el sector norte de la ciudad, data de 1847, gracias a una donación de 13 hectáreas de Francisco Zalcedo, fallecido en 1855, quien obviamente está sepultado en este lugar, muy cerca del acceso, a un costado de la calle principal. Se dice que éste no es el primer camposanto de la ciudad. En el sector donde funcionó el seminario de San Pelayo habría existido uno anterior. los soldados que volvían de la Guerra del Pacífico. Dicen que muchos sobrevivientes y héroes anónimos deben su vida a esta esforzada mujer. Hoy su sepulcro parece más bien olvidado. Otra historia es la de la familia Vidal Lazcano. Se comenta que tras fallecer a muy corta edad, su hija fue embalsamada para que así pudiera continuar presente en el seno familiar, recibiendo cariño y admiración. Pero eso no es todo. El relato señala que era puesta sobre un pequeño altar al interior de la bóveda y también era sacada del lugar para que pudiera ser abrazada por los deudos.
Patio dos En el patio dos, hay un sector conocido como el "de los pobres por excelencia". Abundan las tumbas pequeñas (de niños) y también, de acuerdo a la narración, hay muchas que están vacías y sin nombres, porque cuando hubo una gran inundación en los años 60, este sector del cementerio quedó bajo el agua y sobre ella, cuerpos flotando, ya que muchas tumbas se habían abierto. Hoy los sepulcros siguen ahí como mudos testigos del acontecer talquino. El viaje nocturno por el camposanto continúa hasta llegar al sitio donde están sepultados Francisco Manríquez y Cesáreo Villa, dos homicidas que fueron fusilados. Uno en el año 1933 y el otro en 1965. Curiosamente están enterrados cabeza con cabeza y son fuente de permanente devoción popular ya que se estima logran interceder para el cumplimiento de favores y peticiones. Sus sepulcros están repletos de placas de agradecimiento. También es parte del tour la historia de María Soledad Opazo, quien fue salvajemente asesinada en junio de 1989, dando origen al caso La Calchona, uno que hasta hoy se mantiene sin resolver. Un crimen sobre el cual también se han tejido muchas historias y versiones sobre él o los responsables de la muerte de la joven talquina. Otro sector del cementerio que despierta interés es el lugar de los disidentes. Una zona destinada al entierro de los no católicos y del que hoy solo quedan dos sepulturas con los restos de dos extranjeros protestantes. Sus tumbas hoy están pintadas de negro y sobresalen en medio de bóvedas y mausoleos. Se comenta que este sector antiguamente carecía de iluminación y hoy, al más fiel estilo disidente, es uno de los pocos o el único que tiene luz en la noche.
Más estaciones Muy cerca de la entrada principal está sepultado el sacerdote francés Guido Lebret, conocido también como el "cura rojo", quien falleció trágicamente en un accidente en julio del 2000, al ser embestido por un tren mientras viajaba en su camioneta junto al niño Eduardo Espíndola.
A Lebret no solo se le recuerda en el cementerio, en el mausoleo del Obispado, sino que también en el santuario erigido a un costado del cruce ferroviario de la calle 14 Sur, donde siempre hay una vela encendida en señal de agradecimiento.
También está el mausoleo de Bomberos, donde se homenajea además a los que fallecieron en la reciente pandemia del Covid19, y más cerca aún del acceso, el mausoleo del Regimiento de Infantería N 16 Talca, siendo el sepulcro más antiguo el del general de división, Domingo Urrutia Vivanco, prócer de la Independencia y ayudante de campo de Bernardo O'Higgins. También están descansando algunos de los integrantes del batallón del `79 que participaron en la Guerra del Pacífico, en la batallas de Chorrillos, Miraflores, Huamachuco y en la ocupación de Lima. En el acceso al mausoleo, hay una placa grabada que recuerda que cuando los sobrevivientes del batallón volvieron a Talca, el 23 de mayo de 1884, fueron recibidos como héroes por la ciudadanía maulina. Además, están los panteones de la Sociedad Española de Beneficencia y Societa M. Soccorso Unione Italiana.
El viaje por el cementerio puede continuar toda la noche, descubriendo personas, personajes, acontecimientos e historias de tantos otros "ilustres" como Jorge González Bastías, el poeta de las tierras pobres, Iván "Pocholo" Azocar, el histórico capitán de Rangers o Roberto Martinelli, piloto de automóviles y de quien se dice está sepultado con parte de su vehículo. También en el patio 3 se puede visitar el Memorial de los Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos durante la dictadura de Pinochet, donde descansan los restos de, entre otros, el intendente Germán Castro.
El tour por el cementerio -que irremediablemente remonta a la idea de ruta histórica planteada en su momento por quien escribe y el colega Eduardo Bravo, en los años 90, pero que no alcanzó a ver la luz-, depara más de una sorpresa para los invitados, las que no serán reveladas en esta nota para así no ser acusados de hacer lo que hoy llaman "spoiler". Los participantes del periplo se retiran satisfechos con el circuito. "La historia de Talca es interesante saberla, como cultura general, hay historias que se transmiten de generación en generación y son temas de conversación", dice Ricardo Gallego. José Yáñez, otro de los visitantes, quedó fascinado con la experiencia vivida. "Dan ganas de venir a encontrarse con la historia", señala.
Como sea, el cementerio talquino -el mismo que en la noche de Año Nuevo recibe a miles de deudos para celebrar junto a sus seres queridos que ya partieroninvita a conocerlo, a encontrarse con su historia y la de la ciudad, con su arquitectura, con sus difuntos, invita a recorrerlo, con respeto y recogimiento, a visitarlo una y varias veces, hasta que la última sea sin retorno..