EDITORIAL: Financiamiento en educación
EDITORIAL: Financiamiento en educación ¿ Si usted cumple los requisitos para acceder a la educación superior en Chile, será sometido a una distinción socioeconómica: si pertenece al 60% de menores ingresos, es gratis (pagan los contribuyentes); y si es parte del 40% de mayores ingresos, paga de su bolsillo actual o futuro a través del FES (financiamiento público para la educación superior con el que el gobierno busca reemplazar el Crédito con Aval del Estado, CAE). En el Parlamento se discute la propuesta del presidente Gabriel Boric para poner fin al Crédito con Aval del Estado (CAE) como mecanismo de financiamiento de la educación superior. Este sería reemplazado por una nueva iniciativa denominada FES (Financiamiento para la Educación Superior), que busca evitar que los egresados contraigan deudas con el sistema financiero. En su lugar, la deuda se pagaría al Estado una vez que el profesional haya egresado, durante un período máximo de 20 años, y sin superar el 8% de su ingreso bruto. Debido a que múltiples temas ocupan la agenda pública, los debates sobre este tema han quedado en un segundo plano a partir de las polémicas desatadas por el «Caso Audios», «Procultura», «Monsalve», etc.
Pero se trata de una discusión de la mayor importancia, considerando la relevancia de la formación universitaria en Chile y de cómo aseguramos su calidad, pertinencia y sostenibilidad, en la provisión de profesionales idóneos, con reforzadas convicciones éticas para su ejercicio profesional y también para aprovisionar la academia y el recambio de académicos que retomen los liderazgos formativos y la generación de conocimiento.
En 2022, el gasto público en educación superior representaba el 1,1% del PIB (según la Contraloría General de la República) y en 2024 se duplicó, alcanzando un 2,4% (OCDE). Es muy poco probable que un profesional universitario ingrese al mundo laboral ganando menos de 500 mil pesos el límite para el compromiso de pago para el FES, con lo cual queda casi implícito que su tasa de retorno interno se verá afectada con un tributo sin contraprestación.
En efecto, si no despegamos realmente en la próxima década por sobre el 2% del crecimiento anual, las posibilidades de sustentar un universo en formación que pasó de 500 mil estudiantes en 2006 (antes del CAE) a 1.200.000 estudiantes hoy, será muy complejo. La posibilidad de segregación y de precarización de los futuros profesionales es una cuestión latente que debe estar en la actual discusión..