Autor: Yasna Anabalón, académica de Trabajo Social Universidad de Las Américas
Columnas de Opinión: Violencia educativa
Columnas de Opinión: Violencia educativa a violencia educativa, manifestada a través de agresiones fiL sicas, verbales, simbólicas o sicokigicas, representa una problemática estructural que desafía profundamente la labor pedagógica de las instituciones escolares y superiores.
Desde el Trabajo Social, esta realidad puede ser comprendida como el resultado de desigualdades históricas y condiciones sociales arralgadas en contextos familiares, comunitarios y culturales etiquetados como "vulnerables". No se trata simplemente de situaciones aisladas entre estudiantes o distintos actores de la comunidad educativa, sino de formas institucionalizadas y muchas veces normalizadas a través de prácticas pedagógicas autoritarias, reglamentos internalizados y estruoturas de exclusión La violencia educativa no es sólo un acto individual, sino una respuesta al modelo de convivencia agrietado y de una ciudadanía aún en construcción, con creencias arraigadas en el individualismo yel"ganar-ginar". En América Latina, algunos estudios realizados por trabajadores sociales como Adriana Sanhueza y Emmanuel Vega revelan que entre el 50 y 90% del estudiantado ha experimentado violencia verbal y emocional en establecimientos educativos, incrementándose hasta un 60% en lo que respecta a violencia fisica y amenazas. En Chile, si bien se han implementado marcos normativos para promover la buena convivencia escolar (protocolos, ley y programas), las profundas brechas sociales y territoriales, entre otras, dificultan una respuesta integral. El Trabajo Social, como disciplina cientifica, comprende el fenomeno desde sus raíces estructurales y trata de actuar con pertinencia ética, cultural y territorial. Su labor se despliega en la articulación entre comunidades educativas, familias, redes de protección y sistemas intersectoriales, proponiendo un enfoque de derechos, cuidado y justicia.
Los trabajadores sociales tienen la responsabilidad de actuar como mediadores, facilitadores y agentes transformadores de las relaciones escolares, promoviendo diagnósticos participativos que permitan identificar factores de riesgo, prácticas institucionales excluyentes y oportunidades para fortalecer vínculos afectivos saludables Esta labor contribuye a una formación integral de las personas, orientada al desarrollo de competencias emocionales, resolución no violenta de conflictos y comprensión critica de la realidad desde un enfoque interseccional. El trabajador social no sólo interviene, sino que tiene un rol protagónico en la construcción de propuestas educativas articuladas con las políticas públicas. Sólo mediante este compromiso ético y territorial es posible avanzar hacia comunidades educativas más justas, afectivas e inclusivas.. C Columna