EDITORIAL: Cuestionado rol del Ministerio del Interior
EDITORIAL: Cuestionado rol del Ministerio del Interior El titular de esta cartera ha fallado en tareas como lograr una lista parlamentaria única en el oficialismo, impulsar una reforma al sistema político o procurar que se apruebe la ley que sancione a quienes no sufraguen. arece un hecho que desde que las tareas de seguridad salieron del Ministerio del Interior y fueron radicadas en una cartera dedicada exclusivamente a los temas de seguridad pública, el rol que juega Interior ha tendido a desdibujarse frente a la ciudadanía, al punto que muchos se preguntan cuál es el papel que hoy desempeña el ministro del Interior.
Ello no quiere decir que institucionalmente esta repartición haya perdido su razón de ser, pues la ley le sigue reservando -entre otras funciones el rol de coordinación política de los distintos ministerios, como también ejercer la coordinación intersectorial y seguimiento programático de la gestión del gobierno.
Es decir, el ministro del Interior sigue siendo un primus inter pares en el gabinete, pero es justamente esa función la que se está cumpliendo de una manera errática, a la luz de una serie de traspiés en que ha incurrido el ministro Álvaro Elizalde. Desde luego, el ministro del Interior acaba de tener un rol protagónico con motivo de los escandalosos incidentes en que hinchas de la Universidad de Chile resultaron gravemente heridos en el estadio de Independiente. Elizalde fue enviado por el Presidente Boric a Buenos Aires, para que en conjunto con el embajador de Chile asistieran a los hinchas y velaran por su integridad y derechos.
En el marco de esa tarea, el ministro del Interior se reunió con la ministra de Seguridad de Argentina y el gobernador de Buenos Aires, donde entre otros compromisos se acordó la conformación de una mesa técnica para abordar la violencia en los estadios.
Esto no deja de ser llamativo, porque más allá de que fue positivo haber sostenido estos encuentros con altas autoridades argentinas, cabe preguntarse por qué al tenor de los acuerdos suscritos no fue el ministro de Seguridad quien encabezó esas gestiones. El volver a disputar espacios de protagonismo en el área de seguridad produce confusión respecto del rol de Interior. Pero al margen de este curioso protagonismo, hay fallas más ominosas en áreas que sí son inherentes al rol del ministro del Interior, y que le han traído importantes costos políticos al gobierno. Una de las más evidentes fue la incapacidad para lograr que el oficialismo compitiera en una sola lista parlamentaria, un objetivo expresamente buscado por el Mandatario.
Si bien hay aquí responsabilidades compartidas de distintos actores, es claro que la cartera de Interior estaba llamada a jugar un papel preponderante, y cabe preguntarse por qué el costo se hizo recaer solo en el ministro de Agricultura.
También es una promesa incumplida avanzar en una reforma al sistema político, que fue uno de los compromisos asumidos por el gobierno, donde la cartera de Interior ha sido incapaz de impulsar una agenda efectiva, dejándola en los hechos en manos de los parlamentarios, renunciando a liderar cambios fundamentales. Y es un hecho grave que restando menos de tres meses para las elecciones aún no se haya despachado la ley que establece multas para quienes no voten.
En el Congreso se tramitan en paralelo dos proyectos al respecto -uno en la Cámara y otro en el Senado-, pero Interior no solo ha fallado en poner orden, sino que ha añadido más complejidades, pues Elizalde insiste en que el voto debería ser voluntario en el caso de los extranjeros -un debate legítimo, pero extemporáneo-, poniendo incluso en entredicho que se cuente con una ley que para estas elecciones sancione a quienes no votan, algo que desvirtuaría por completo el sufragio obligatorio..