Autor: Francisco Medina Krause
COLUMNAS DE OPINIÓN: El voto cuasi obligatorio
COLUMNAS DE OPINIÓN: El voto cuasi obligatorio Oo Columna Francisco Medina Krause El voto cuasi obligatorio e acuerdo con Raymond Aron, el voto esla fuente de legitimidad principal delorden político moderno, pues permite construir obediencia y evitar asíla disgregación de la comunidad. Poresto es necesario quesiempre participela mayor cantidad de electores posible, dado que lo queestá en juego esla propia legitimidad de nuestro sistema democrático. Y tanto en Chile como en el mundo, no hay mejor remedio queel voto obligatorio. Basta recordar brevemente cómo nos iba con el voto voluntario, aquellos tristes añosenlos que eranormalque se abstuviera el 50 o incluso el 60 por ciento del padrón electoral. Un desastre total. Sin embargo, el voto obligatorio no sólo es útil porque aumentalaparticipación, sinotambién porqueobliga aloscandidatosadotar detransversalidadsus discursos y a moderar sus propuestas.
Aquí, el elector en disputa es aquel que mira de lejos lasideologías políticas y que busca soluciones concretas a problemascotidianos, o "delavi dareal". No sueña con eltriunfo de una determinada cosmovisiónanivelnacional, inosimplemente con poder caminar tranquilo en lastardes o con quela autoridad se preocupe en serio dela infraestructura pública. Son precisamenteesas preocupaciones, que parecen simcupaciones, que parecen simalos partidos que neasy oleanichosidenoleanichosidentitarios; auspiciados, además, porunsistemaclectoralqueexacerbala proporcionalidad. Estos sectores se han desconectado por tantotiempo del clamor popular que hoy carecen de un relato con vocación de mayoría. Para ellos el voto obligatorio es una pésima noticia, y por eso buscan reducirla participación electoral por todos los medios posibles. En resumen, mientras menos gente vote, mejor. Su "modelo de negocio" nose sostienedeotramanera. Nos enfrentamos a una ma*Profesor de Derecho Maule y de la U. de los nera de hacer política que vive dela polarización, del desacuerdo y dela agitación. Profitan de la escasa representación sin mayores escrúpulos, porque loque importa realmente es quela voz del puebloselaarroguen grupos minoritarios, monolíticosen sus posturas, que comparten cierta edad y clasesocial. Poresonoes deextrañar el atrincheramiento en causas particulares, tanto en el Congreso como en los concejosmunicipales y regionales. Por eso tampoco es deextrañar que intenten cambiar las reglas del juegoatresmeses delaselecciones, con el velado propósito de desincentivar al máximo la participación. En defensa del voto voluntario, estossectores aducen quees inmoral fijar sanciones pecuniariasapersonas deescasosrecursos, quela obligatoriedad atenta contra la libertad individual, y quela política debería convocar y encantar por otros medios, no aravés del castigo. Sobre la primera objeción, diremos que en la base de toda obligación jurídicaseencuentrala dignidad dela persona, en virtud de la cual se reconocesu capacidad paraobedecer y su responsabilidad en la infracción. Y esa dignidadse predica igualmente respecto derios y pobres. Respecto delargumento sobre la libertad, es bastante claro que todo deber restringe en alguna medida el campo deacción delas personas. El problemasurge cuando dicholímiteorestricción representa una amenaza parael ejercicio de un derecho fundamental, quenoes el caso del voto obligatorio. Porúltimo, estos detractores del voto obligatorio dicen quela actividad política debería cautivar por medios distintos a la coerción. Sinembargo, sonellos mismoslos responsables--al menosen buena medida-del desinterés que produceen la ciudadanía observar discusiones desconectadas desus verdaderas necesidades.
Aunqueal final del día, locierto es que todas estas objeciones no son más que falsa indignación, una puesta en escena que busca esconderlas verdadeTas motivaciones: a ellos les conviene que vote poca gente. 63 Constitucional de la U. Católica del pesa de Polis, Andes. Observatorio Constitucional de la U. de los Andes.. - -