Autor: Julio Chica Valencia
Está disconforme con las condiciones del box de atención
Tenemos a nuestra guagua internada en el Hospital San Borja Arriarán.
No solo estamos ocupados en el proceso de recuperación, sino también lidiamos con el agotamiento y malestar que conlleva hallarse en un espacio con condiciones que consideramos precarias, no aptas para un proceso de sanación y cuidado.
El box 71 es de apenas 2 x 2 m?, donde solo queda un área de 0.64 m? para que ocurra la recuperación, se genere la interacción entre hija y familia y se consiga el bienestar. En estas condiciones, la rutina del amamantamiento y de apego quedan franqueadas por la zona sucia y la limpia, la cuna y la silla desarmada que ofrecen para acompañar a nuestra niña.
Es difícil no tener rabia y aunque entendemos que el problema es sistémico, esta falta de cuidado hacia los niños que padecen largas hospitalizaciones vulnera una ética del cuidado con las personas más frágiles de la sociedad.
La Ley Mila establece claramente que los pacientes pediátricos y sus acompañantes deben recibir un trato digno y respetuoso, en un entorno que favorezca su recuperación, y lo que estamos viviendo está muy lejos de cumplir con esos principios. EL CASO DESTACADO rESPUESTA. — Enviamos este caso al Hospital Clínico San Borja Arriarán y nos contestó la Dra.
Sofía Aros Aránguiz, jefa del servicio de Pediatría para explicar que el box 71 es un espacio más pequeño del que quisieran ofrecer y el único de ese tamaño en ese establecimiento de salud. "Es un lugar de aislamiento que ha permitido la recuperación de muchos pacientes lactantes junto a sus padres por largos años.
Estamos conscientes que es estrecho e incómodo, que no permite tener el sillón bergere para acompañantes que tenemos en el resto de las camas, pero tiene la ventaja de ser uno de nuestros aislamientos que resguarda el cuidado de pacientes que lo requieren”, aseguró. Señaló que, como equipo clínico, evalúan en cada caso la necesidad de aislamiento en box de algunos niños, muchas de las veces con fines protectores del mismo paciente.
Los boxes de aislamiento se hacen insuficientes y dependiendo de la condición clínica, en ocasiones, lamentablemente, se debe elegir entre la comodidad de los padres y la seguridad clínica de los pacientes, si bien siempre quisieran ofrecer ambas, manifestó la profesional. Aclararon que en su caso puntual consideraron prudente mantener a la niña en un aislamiento al momento del ingreso.
Ante su reclamo, se le ofreció el box 72, que según dijeron, los padres rechazaron por encontrarlo “frío”. Yase hizo el traslado a la sala (fuera de aislamiento) y constataron que las condiciones clínicas lo permitían. Antes, les explicaron a los padres sobre las nuevas condiciones y riesgos de estar en sala compartida con otros pacientes. Lamentó las incomodidades descritas y mencionó que se trata de un hospital de infraestructura antigua, pero que trabajan permanentemente para resguardar el cumplimiento de las normas de calidad de los cuidados.
Muchos años antes de la Ley Mila, especificó la jefa del servicio de Pediatría, el equipo del hospital ha sido promotor del trato digno y respetuoso de los niños y sus cuidadores, demostrando en la década de los 90 que el acompañamiento de los padres favorece la recuperación de los pequeños. “Afortunadamente la Ley Mila ha venido a universalizar dicha práctica y nos ha dado recursos para mejorar nuestra atención.
Tenemos muchas condiciones de infraestructura que mejorar, pero el cierre del box es una medida que debe tomarse en conjunto con las autoridades del hospital, ya que resta un cupo a la dotación oficial de camas”, concluyó la Dra. Sofía Aros