Autor: EDUARDO OLIVARES C.
La mayoría de los trabajos en Chile corre algún riesgo de reemplazo por automatización
La mayoría de los trabajos en Chile corre algún riesgo de reemplazo por automatización Las secuencias repetitivas en el trabajo dejan una chance alta para que las máquinas lo hagan, más barato e incluso mejor. La mayoría de los empleos en Chile están en esa zona de riesgo.
Daniela Leitch, investigadora del Centro de Investigación de Empresa y Sociedad de la Universidad del Desarrollo (CIES UDD), tomó la base de datos del segundo ciclo de la encuesta en la materia (PIAAC 2023) de la OCDE y halló que el 55% de los empleos en Chile consiste en tareas cortas y repetitivas y, por tanto, en riesgo de automatización. No hay país de la OCDE con mayor porcentaje que ese.
De acuerdo a la última encuesta CEP: el 52% de los trabajadores en Chile expresa inquietud por la posibilidad de que las tecnologías digitales sustituyan gran parte del trabajo humano, pero solo el 26% teme que su propio puesto esté en riesgo de reemplazo.
“Esta brecha sugiere que la transformación digital se percibe como una amenaza mayor a nivel colectivo que individual, probablemente influida por narrativas alarmistas, mientras que la experiencia directa con el propio trabajo tiende a moderar esa ansiedad”, indican Mauricio Salgado y Gabriel Ugarte, investigadores del CEP. “El mercado laboral está en un momento crítico, donde apenas se crean empleos suficientes para mantener el número de ocupados, pero no para absorber nuevos buscadores.
En este contexto, se observa que el mercado comienza a privilegiar habilidades cognitivas al momento de demandar trabajo, lo que podría ser consistente con la automatización de ciertos puestos, aumentando las complejidades de búsqueda para las personas menos preparadas”, dice Leitich. El riesgo En la OCDE detectaron que hay un impacto claro en los salarios.
“Si se observan los salarios de las personas cuyas tareas son repetitivas y con baja posibilicios y, si este aumento es lo suficientemente grande, podría resultar en que se necesiten más trabajadores que antes para realizar las tareas complementarias restantes involucradas en su producción”, indica un informe de la OCDE. ¿Qué hacer? “Una primera medida debiera priorizar la formación continua y reconversión laboral, orientándose especialmente a competencias digitales y técnicas avanzadas.
En este sentido, tal como planteamos en el libro El Puente, resulta fundamental reformar profundamente el sistema de capacitación laboral, conectándolo directamente con las necesidades específicas del mercado, focalizándolo en grupos vulnerables y asegurando que los trabajadores adquieran habilidades relevantes y menos expuestas a la automatización”, dice Tomás Rau, investigador del Instituto de Economía UC.
Coincide Leitich, e incluso apunta más hacia atrás: hay un desafío para que los currículos escolares fortalezcan “habilidades y razonamiento cognitivos en las nuevas generaciones”. Para Marcela Vera, académica de la Usach, “las políticas públicas en materia laboral deben orientarse a comprender que el mercado del trabajo se verá crecientemente restringido no solo por los procesos de automatización, sino también por la incorporación de la inteligencia artificial en distintos sectores productivos.
Esta transformación no se limita a la sustitución de tareas mecánicas, sino también alcanza funciones de alta complejidad, desplazando progresivamente el trabajo humano incluso en áreas altamente especializadas”. Uno de los actores relevantes son las pymes.
“Es importante implementar programas de apoyo específicos, facilitando su adopción tecnológica mediante subsidios o incentivos, y asesoría, contribuyendo así a la adaptación productiva sin destruir empleos”, sostiene Rau. dad de cambiar secuencias, se puede apreciar que estos son significativamente más bajos que los salarios de personas que no hacen tareas repetitivas y que pueden cambiar la secuencia de sus tareas en alta medida”, describe el Barómetro Laboral y Previsional de junio de CIESUDD y la Asociación de AFP. En Chile, la brecha salarial mencionada es de 3,5 veces entre un grupo y el otro. En ningún otro país de la OCDE esa diferencia es tan elevada. En el barómetro se refleja que en los casos de las tareas repetitivas hay, además, mayor rigidez secuencial. Quince de cada 100 trabajadores en Chile declaran no poder cambiar la secuencia de sus tareas para nada y apenas 20 aseguran que pueden modificarlas en muy alta medida.
“El impacto sobre los trabajadores es incierto debido a las ganancias de productividad que motivan la decisión de una empresa de automatizar ciertas tareas: la automatización permite producir los mismos bienes y servicios a menor costo.
A medida que estas ganancias se traducen en precios más bajos, se puede esperar un aumento en la demanda de dichos bienes y servi-. El país tiene la mayor proporción de ese tipo de empleos en la OCDE. El 52% de los trabajadores teme que las tecnologías digitales sustituyan sus tareas. Expertos recomiendan fortalecer la capacitación laboral para desarrollar nuevas competencias. Corresponde a puestos con altos grados de repetición y menores salarios: