Autor: Benjamín Escobedo
Octavio Álvarez: El “último gran amigo” de Juan Canut de Bon
Octavio Álvarez: El “último gran amigo” de Juan Canut de Bon Para nadie es un misterio que la figura de Canut de Bon resultó un constante esfuerzo por difundir la fe protestante y fundar iglesias evangélicas en el Chile del siglo XIX. Más aún, producto de su influencia los cristianos evangélicos fueron llamados “canutos”, nomenclatura que hasta el día de hoy permanece vigente.
Tal vez, en un Chile que conmemora este 2025 los 100 años de la separación de Iglesia Estado le resulta fundamental volver al pasado para examinar el pensamiento de uno de los hombres más provocadores y valientes que nuestro país haya visualizado en materia religiosa, por tanto, a través del columnista y escritor nacional Octavio Álvarez esta semana rememoramos el valor de Don Juan Canut de Bon. En primer lugar, el pastor Canut nació en Valencia, España, el 30 de Septiembre de 1846. Era el menor de cinco hermanos.
Recibió su confirmación en la iglesia de Los Santos Juanes de Valencia y a los 9 años ya era alumno de la escuela Pía de Valencia en la clase del Padre Luís, en el claustro del convento. Se cree que los jesuitas le dieron a Canut de Bon el trabajo de fabricar sastres para los sacerdotes en un taller del colegio de la Compañía de Jesús en Tortosa, España. En 1870 fue enviado, junto a otros miembros de la orden, a la “Misión Chileno-Paraguaya” que los jesuitas españoles mantenían en los territorios de Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay.
Por otra parte, transcurridos cinco años de su llegada a Chile, se piensa que Canut de Bon tomó contacto con una Biblia de aquellas que distribuía la Sociedad Bíblica fundada por David Trumbull y cuyo colpostor era Manuel Ibáñez Guzmán, primer pastor chileno.
El Obispo de Santiago indignado por esta invasión ideológica a su territorio emite una pastoral enviando estas Biblias al fuego, sin embargo, alguien con temor a Dios no se atreve a conservarlas ni mucho menos a destruirlas, por tanto, las deja abandonadas en una estación de ferrocarril en la ciudad de Quillota siendo encontradas por Canut de Bon.
Le llama la atención el libro, en una época que los libros no abundaban, lo toma, descubre lo que es, llega a San Felipe y toma contacto con el pastor Robert Mc Lean, él y su hermano eran misioneros presbiterianos. A este pastor le pide que le explique los contenidos de esta Biblia, transformándose en un predicador presbiteriano.
En segundo lugar, se acaba de publicar un nuevo libro propio de esta temática, una obra prometedora, una investigación historiográfica que alberga esfuerzo, análisis y dedicación, esa que intenta acercarnos a la figura de Canut a partir de un profesor con pluma preciosa y trabajo prometedor, su nombre, Octavio Álvarez. Este paulatinamente pareciera convertirse en un referente de la historia regional, su más reciente libro da cuenta de un exhausto rigor académico y trabajo profesional. Álvarez es Profesor de Estado en Historia y Geografía, con bastantes años de experiencia en docencia y formación, a su vez, con importantes cargos administrativos y de gestión en la región de Coquimbo. Según el profesor serenense, Juan Canut de Bon se suscitó en un ambiente donde encontramos las siguientes características propias del personaje en cuestión.
“La gran diferencia que marcó para el desarrollo de la fe, lo apreciamos en que no se quedó solo en los templos y el ámbito privado, sino que salió a expandir la lectura y enseñanzas bíblicas a las calles, más aún, que lo hacía en el idioma español y, pese a todas las adversidades que tuvo que enfrentar, fue generando vínculos con los pobladores comunes y corrientes.
Supo hacer llegar el mensaje a la comunidad, con ello, el ciudadano común, fue interiorizándose de la palabra y a entender el libro sagrado gracias a un guía, como lo fue el pastor Canut de Bon” (pp. 84). En síntesis, estamos frente a un trabajo cuyo título se denomina “Protestantismo y Pastor Juan Canut de Bon” que viene a rememorar el verdadero sentir de los protestantes y sus lideres durante el siglo XIX, donde se construyó poco a poco la República de Chile y la presencia protestante a través de Canut de Bon nos hace pensar que la religión cristiana evangélica necesita mirar hacia pasado, tomar conciencia de sus raíces y del impacto que tuvo en la comunidad chilena, no por escándalos eclesiásticos, sino por el valor de la religión en el espacio público y en regiones de nuestro país, algo que Álvarez hacer muy bien. Mi más sincero reconocimiento para el nuevo libro investigativo del profesor Octavio Álvarez Campos que pretende introducirnos a temáticas con impacto superlativo bajo el ojo histórico. A días de semana santa, Chile observa un libro de valor incalculable, una obra del ayer para el hoy con esperanza hacia un mañana..