Editorial: Las cifras económicas
Editorial: Las cifras económicas Chile creció 2,3% en el primer trimestre y, según la OCDE, cerrará el año bordeando el 2,2%. Dependiendo del credo, algunos economistas aplauden con fuerza, los medios titulan con euforia y algunos empresarios respiran un poco más tranquilos, como si hubiésemos salido del coma.
Pero, un momento: ¿ esto es un logro o una broma cruel disfrazada de estadistica? Celebrar este crecimiento es como felicitar a un estudiante que venía repitiendo tres años seguidos porque esta vez casi pasó con un 4,1. ¡ Bravo, campeón! Volvimos a crecer, sí. Pero lo hicimos empujados por el mismo caballo viejo: la minería. Ni productividad, ni diversificación, ni innovación. Litio, cobre y fe. Cuando no hay ideas, hay esperanza. .. o dependencia. Mientras países como República Dominicana, Paraguay o Panamá proyectan crecer por encima del 4% este 2025, Chile aparece entre los colistas de América Latina.
Un «milagro económico» oxidado que se quedó dormido en la era de las reformas estructurales que nunca llegaron, del emprendimiento sin escalabilidad y de la clase politica que confunde regulación con parálisis. «Si, señor columnista, pero las condiciones mundiales no lo permiten», me dirá algún lector suspicaz. ¿Ejemplos? Por supuesto: Irlanda (clúster tecnológico), Colombia (ecosistemas fintech), Uruguay (software exportable) e Israel (industria de innovación) demuestran que, con visión, políticas coherentes y apuesta por el conocimiento, es posible transformar la economia y liderar desde la complejidad.
Chile necesita un «gran empujón económico», que despierte al pais de esta siesta postneoliberal en la que el consenso es sinónimo de inacción. ¿ Dónde están las apuestas por la transformación productiva? ¿ Dónde la política industrial moderna? ¿ Dónde los incentivos reales para que nuestras empresas se internacionalicen, adopten tecnología o lideren la transición verde? Seguimos discutiendo el royalty minero como si fuera la piedra filosofal, cuando el verdadero oro está en la cabeza de nuestros jóvenes innovadores a los que nadie escucha ni financia. ¿ Sentido de urgencia real? Ingredientes actuales: Lentitud regulatoria, burocracia kafkiana y políticas públicas que parecen diseñadas para el siglo pasado. ¿Queremos atraer inversión extranjera? Perfecto. Pero que no sea para que instalen bodegas o call centers, sino para que se sumen a nuestra reinvención. Si es que alguna vez decidimos reinventarnos, claro..