Autor: Nicolás Saa Muñoz Medico. Académico Facultad Medicina UCSC
Del Servir en SaLud
Del Servir en SaLud Todo el que trabaja en salud tiene algo de Quirón, centauro trágico del mito griego, sanador herido, hijo del Tiempo (Cronos), servidor de muchos que a pesar de su inmortalidad no era ajeno al dolor, lo que le otorgaba una perspectiva única y empática hacia el sufrimiento ajeno.
Al iniciar este año 2024 se les preguntó a alumnas y alumnos de primer año que cursan carreras del área de la salud sus motivos del por qué iniciaron sus estudios en un área como ésta: desde razones personales (un familiar familiar enfermo al que querían ayudar), otros indicaban por el solaz del estudiar a la mujer y el hombre a través de las ciencias de la vida (aquellos que disfrutaron de la biología en enseñanza media), y otros tantos para experimentar experimentar el contacto con los pacientes (un otro que sufre) o por el sincero deseo de contribuir a una mejor sociedad, deseo altruista de construir un entramado Del Servir en SaLud Nicolás Saá Muñoz Médico, Académico Facultad Medicina UCSC común más equitativo, buscando cerrar brechas de desigualdad a través del acceso a una atención sanitaria de calidad.
Sin agotar los motivos que desplegaron los cuales cuales son muy loables y deseables, existe un denominador denominador común que subyace a toda motivación no egoísta en ejercer una disciplina que tenga que ver con la salud: el Servicio. Este servicio, como la disposición de ayudar y estar disponible para otro, nace de la atención y el amor. No hay amor sin atención (Simone Weil), por lo que el “atender” consiste en suspender el pensamiento, vaciarse, disponerse para el objeto de asistencia que es una persona que sufre. En lo práctico, esto significa estar plenamente presentes para aquellos a quienes servimos, escuchando escuchando (escuchamos para ser) no sólo con nuestros nuestros oídos sino con el corazón.
A través de este arte-Ciencia nos hacemos con el otro, un llevar a la carne el “yo soy tú el identificamos con algo distinto de uno mismo, en el cual sufro a pesar de que su piel no envuelve mis nervios.
La empatía es la piedra angular de la ética médica, médica, y se manifiesta en el cuidado del otro como si fuera uno mismo (amar al prójimo como a ti mismo). mismo). Por lo tanto, el origen de la moralidad más íntima de la medicina nace de la vulnerabilidad del hombre enfermo, de las obligaciones morales del agente sanitario y de la naturaleza de la enfermedad. enfermedad.
Este saber técnico como lo define Pellegrino es la “más humana de las ciencias y la más científica científica de las humanidades”. “El origen de la moralidad más íntima de la medicina nace de la vulnerabilidad del hombre enfermo, de las obligaciones morales del agente sanitario y de la naturaleza de la enfermedad.