La dupla Trump-Musk
La dupla Trump-Musk COLUMNA DE OPINIÓNmédula de ElonMusk en la cam-paña de DonaldTrump es uno del o s f e n ó m e n o smás interesantesdetrás del triunfodel republicano. Musk dueñode la mayor for-tuna en el mundo y gurú de unamasiva secta de seguidorescomprometió tiempo, recursos fi-nancieros y prestigio en esta cam-paña. Por ello, es sin duda uno delos ganadores. Existen varias hipótesis de porqué lo hizo.
Por una parte, Muskha manifestado su categórico re-chazo a la política de los demócra-tas en California y en otros estadosrespecto del con-trol que los cole-gios ejercen so-bre decisiones del o s n i ñ o s, s i nconsultar a susp a d r e s.
C o m orespuesta, se mu-dó a Texas y ma-nifestó su oposi-ción a un triunfode un partido “infestado por el vi-rus woke”. Una segunda hipótesises que Musk visualiza en su acer-camiento a Trump una manera deganar acceso a mejores contratos yregulaciones en sus negocios que, por definición, están en industriasaltamente disruptivas. Como élnecesita de un Estado aliado en susquijotescos proyectos, su motiva-ción sería tan básica como conse-guir beneficios para sus empresas. Por último, Trump ha manifes-tado su desesperación con la cre-ciente burocracia del Estado, quecrece y crece a punta de regulacio-nes, con las que engordan las car-petas en dependencias públicas, almismo tiempo que palidecen losproyectos. Más allá de los detalles, esta es una (¿ la única?) de sus carasmás lúcidas, y donde Musk cumpleun rol de aliado. Perfeccionista yobsesionado por simplificar proce-sos y abaratar la producción, estoha llevado a sus empresas a liderarindustrias clave, convirtiéndoloa punta de pisar huevos y rom-per esquemas en un genio loco. Así, una tercera motivacióndel multimillonario iconoclasta se-ría acompañar a Trump en una re-volución en la manera en que fun-ciona el Estado. En muchos países, los Estados han crecido de manerasustantiva, y aunque las motiva-ciones para ello se puedan enten-der lo que es por cierto debati-ble, la efectividad de estas estra-tegias ha sido ba-ja. Si tiene dudas, pregúntese porla productividaden hospitales ocolegios en Chiledespués de unaumento signifi-cativo de recur-sos en las últimasdécadas.
Así surgen las preguntas: ¿ Po-drá Musk implementar su estilorupturista en el sector público?¿ Irá a perdurar su buena relacióncon Trump? Llevarlo al gobiernopara dejar botadas sus empresas esinverosímil, pero si en una posi-ción de “zar de la productividad”dirige un grupo que logra introdu-cir en el Estado un porcentaje pe-queño de los avances en gestiónque ha logrado en sus empresas, elverdadero progresismo se habráimplantado. Si desea comentar esta columna, hágalo en el blog. ¿Podrá Muskimplementar su estilorupturista en el sectorpúblico? ¿ Irá a perdurarsu buena relación?El involucra-. COLUMNA DE OPINIÓN Sebastián Claro