FES, prestaciones sociales y acceso universal
FES, prestaciones sociales y acceso universal rindar una educación B de calidad implica un costo. Tener una casa, alimentarse o vera un médico, también. El viejo problema sociales que no todos los individuos cuentan con los recursos para financiarse todo lo anterior. Tampoco tienen para vi: la últ jar a Miami ni vestirse a ma moda, pero esto último, socialmente, no nos preocupa. Reconocemos que existenciertos bienes y servicios que son imprescindibles y otros no. La discusión política delos últimos tres siglos gira entorno a cómo resolver dicha problemática. Hoy resurge a raíz del Proyecto de Financiamiento dela Educación Superior (FES), que busca poner fin al CAE. Paraalgunos, la propuesta va en la dirección correcta alampliar lagratuidadhasta todos menos el decil más pudiente y establecer aranceles suficientes. Para otros, nivela paraabajo al eliminarlos recursos extras del copago de los dediles7,8y 9, fundamentales para complementar los aranceles fijados por el Estado, demasiado bajos para financiar investigación de calidad. Algo similar sucede en otros sectores donde también los precios impiden a ciertos segmentos dela población acceder a bienes y servicios considerados esenciales para una vida digna. Lo vemos en energía desde quese sinceraron los precios delaelectricidad; en vi-vienda porel grave déficit habitacional, las tomas y campa-mentos; o en salud con la puja y la visión más entrelasisapres estatista. En todos, la proble-mática radica en sincerar valores paraacceder a bienes y servicios de calidad, determinara quiénes y cómo beneficiar con apoyo subsidiario, y cómo y quién lo paga. La mismamatriz subyacea la discusión respecto a cómo asegurar pensiones dignas, quién financia los aportes solidarios y qué rol juega el Estado versus las administradoras privadas. Intentando cuadrar el círculo, hemos deambulado entre dos polos: provisión estatal ws. privada, gratuidad vs. copagos; crecimiento vs. igualdad; estado vs. mercado. Lo cierto es que producir comida, construir viviendas, prestar atención de salud o dar educación conlleva costos quese reflejan en precios. Podemos fomentar la eficiencia y velar por rentabi-lidades razonables, perosinreconocer preciosrealistas, necesariamente perjudicaremos la calidad. Dado esos precios, siempre habrá una porción de la población que no podrá, enforma autónoma, accedera di-chas prestaciones. Pero la so-ciedad no está dividida entredos grupos homogéneos, uno querequieretotal apoyo y otro nada. La distribución de la riqueza es un gradiente que va desde quienes no tienen nada a quienes son muy ricos, moviéndose gradualmente entre unos yotros.
Esimprescindible que reconozcamos lo anterior y diseñemos unsistema donde los apoyos estatales (subsidios) varíen de modo tal que, sumados alos aportes que estánen condiciones de hacer los individuos, variables según sucon-dición socioeconómica, nadie se quede sin lograr acceder a los bienes y servicios mínimos para vivir dignamente.
Los v: lores que se establezcan para vivienda, salud o educación, ser austeros pero realisdeben tas, y los apoyos estataleslo estrictamente necesarios para objetividad complementar con matemática lo que cada uno puede y debe aportar. res corolarios a lo anterior. Uno, las instituciones privadas pueden perfectamente cumplir fines públicos y, por tanto, recibirrecursos estatales para ello. Dos, es razonable que ello las obligue a cumplircon ciertos estándares detransparencia y buen uso de los recursos públicos. Y tercero, notiene sentido queel Esta do pretenda cobrar de vueltalos aportes que brinda a quienes los requieren, en lugar de buscar financiar dichos aportessolidariosentrequienes gozan de mayores ingresos. Si quien recibió apoyo para una vivienda, salud o educarse llegaenel futuro a estar entre ese segmento más pudiente, sólo entonces debiera aportar, vía sus impuestos, a financiar el sistema social. Concebir los aportes a quienes no les alcanza como un préstamo es un error que puede incluso llegar aser abusivo.
Mientras no se entienda todo lo anterior, seguiremos entrampados en congeniar la iniciativa privada y las virtudes del mercado, con lograr que el sistema económico satisfaga aspiraciones sociales razonables y 03 necesarias paratodos.. POR ALFONSO SALINAS MARTÍNEZ, PRESIDENTE ASOCIACIÓN DE EMPRESAS REGIÓN DE VALPARAÍSO - ASIVA AGENCIA UNO