Autor: ALEJANDRO AGUAYO REYES
Tenemos que hablar del VIH/SIDA
Infectólogo Departamento de Medicina Interna Facultad de Medicina UdeCSegún ONUSIDA, en el año 2022 se estimaba que ochenta y cinco millones de personas en todo el mundo se habían infectado con el VIH desde el inicio de la epidemia. Por otro lado, las cifras en cuanto a muertes relacionadas también son impactantes: 40,4 millones de personas han fallecido a nivel global por alguna patología relacionada con el VIH desde su irrupción. En Chile, las estimaciones hasta el año 2022 indicaban que ochenta y tres mil personas vivían con el virus, con una clara predominancia en el sexo masculino.
Muchos son los aspectos que se pueden debatir respecto al VIH/SIDA, por ejemplo, la necesidad de campañas de educación sexual permanentes en colegios y universidades (en mi opinión, nulas en la actualidad), de la aparición y diseminación de programas de prevención farmacológica de la adquisición de la infección (PreP: profilaxis previa a la exposición), de las campañas de tamizaje con test rápidos; de los tratamientos modernos (terapias duales y los inyectables de larga duración), y un largo etcétera. No obstante, hay unpunto que me causa particular preocupación: el retraso diagnóstico y sus consecuencias. Desde que una persona adquiere el VIH hasta que alcanza la etapa SIDA (la fase de inmunodepresión más profunda), deben transcurrir aproximadamente 8-10 años.
Durante todo este periodo, en ausencia de diagnóstico y tratamiento, se mantiene la transmisión del virus en forma inadvertida a través de las relaciones sexuales y, a medida que la inmunidad se deteriora, aumenta el riesgo de que aparezcan complicaciones.
Existe evidencia en Chile de que, como consecuencia de la pandemia de COVID-19, se generó un retraso en el diagnóstico del VIH, aumentando el riesgo de que la enfermedad se manifieste en su etapa SIDA, con infecciones y neoplasias oportunistas, es decir, enfermedades infecciosas y cáncer que afectan a pacientes con su inmunidad extremadamente debilitada. Esto es exactamente lo que estamos viendo actualmente en nuestra práctica médica diaria. La infección por VIH/SIDA enChile forma parte de los problemas de salud GES (Garantías Explícitas en Salud), válido tanto para personas adheridas a FONASA como a ISAPRES. Esto ha permitido que todo paciente que vive con el virus, que conozca su diagnóstico y quiera tratarse, pueda recibir el tratamiento antirretroviral de por vida. En otras palabras, toda la estructura institucional para el diagnóstico, tratamiento y control a largo plazo existe, y funciona. Sin embargo, uno de los grandes desafíos de la salud pública es lograr que las personas que viven con VIH conozcan su diagnóstico, idealmente en forma precoz.
Finalmente, es importante recordar que la transmisión del VIH en nuestro país es eminentemente a través de relaciones sexuales no protegidas (sin uso de preservativo), por lo que cualquier persona que haya iniciado su actividad sexual está en riesgo de adquirir el virus. Hoy en día sigue siendo muy válido lo que afirmaba una campaña educativa chilena, hace más de una década: “El VIH no mata, tu miedo al examen sí”..