Autor: ARIEL DIEGUEZ
"Las pastillas también tienen efectos políticos y metafísicos”
"Las pastillas también tienen efectos políticos y metafísicos” Laurent de Sutter, filósofo belga y profesor de la Vrije Universiteit de Bruselas "Las pastillas también tienen efectos El uso de cualquier tipo de medicamentos ha estado relacionado históricamente con la exaltación.
ArieL DIÉGUEZ ArieL DIÉGUEZ C C Nuestras vidas son todas las pastillas que tragamos, este tipo de extraños suplementos que entran a través de nuestra boca y que se supone que deben resolver todo", dice Laurent de Sutter, filósofo belga, profesor de la Vrije Universiteit de Bruselas y especialista en teoría del derecho y en la cultura contemporánea. Para dormir, para despertar, para no tener hijos, para hacer ejercicio, para divertirnos. Hay una pastilla para todo. "Juegan con nuestros cerebros, juegan con nuestros órganos y producen efectos que salvan vidas, pero al mismo tiempo pueden destruirlas", cuenta.
El filósofo advierte que cuando una persona se toma una pastilla, no sólo se está tomando una combinación precisa de elementos químicos. "Está tragando cosas que no son médicas o que no tienen que ver con entretenimiento. Cosas que tienen que ver con economía, dinero, poder, política. Incluso, en alguna extensión, filosofía, metafísica.
Tragamos metafísica cuando tomamos pastillas", explica. ¿Cómo es posible, si lo que queremos en realidad es simplemente resolver nuestros problemas o disfrutar RUBÉN GARCÍA Laurent de Sutter dice que los medicamentos uegan con nuestros cerebros, juegan con nuestros órganos y producen efectos que salvan vidas, pero al mismo tiempo pueden destruirlas". destruirlas". destruirlas". destruirlas". Sono FUTUROS FUTUROS la vida? El filósofo sugiere remontarse a la historia.
En el prólogo de su libro Narcocapitalismo, publicado el 2021, Laurent de Sutter recuerda que el 12 de noviembre de 1846, Charles Thomas Jackson y William Green Morton solicitaron patentar un método que "mejora las operaciones quirúrgicas", dice la carta que enviaron a la Oficina de Patentes de Estados Unidos, y que consistía en la inhalación de vapores éter. Ambos iban a bautizar el procedimiento como "Letheos", en alusión a la diosa griega que personifica el río del olvido.
El médico Oliver Wendell Holmes, que decía que el procedimiento no tenía nada que ver con olvidar, le sugirió a Morton un nombre con el que fue bautizado todo un período de nuevas posibilidades: "La era de la anestesia". Uno de los doctores que se beneficlaría con los nuevos medicamentos para aliviar el dolor fue el médico prusiano Emil Kraepelin, quien estaba interesado en las enfermedades mentales y crearía conceptos sobre el tema que perduran hasta hoy. "Entre otras cosas, fue director de un hospital en algún lugar de Prusia. Tenía docenas de pacientes. Gente a la que tenía que cuidar. Tenía que lidiar con una gran cantidad de personas.
Estaba aterrado con una cosa: el momento en que alguien en ese hospital entraba en una fase maníaca. ¿Por qué estaba preocupado? Porque, como el lo describe en su manual de siquiatría, la cuestión con la manía es que es contagiosa. Va de un cuerpo a otro. Si un paciente en ese hospital se ponía nervioso y comenzaba a actuar violentamente, podría provocar efectos en otras personas, de manera tal que el hospital entero podría ser inmanejable", cuenta. La manía es un estado elevado de excitación, afecto políticos y metafísicos" y nivel energético. Kraepelin descubrió que el hidrato de cloral, un producto utilizado como anestesia, podía ayudar a mantener tranquilos a los pacientes.
El médico también descubrió que la manía casi siempre se daba con depresión. "Se dio cuenta de que el hidrato de cloral retiraba de los pacientes maníaco-depresivos el problema maníaco, que podía contaminar el resto de su hospital. Su idea fue que, si quieres ser eficiente en el manejo de un grupo de personas, lo mejor que puedes hacer es mantenerlos depresivos", explica. Riesgo de disturbios "Exaltación" era el término técnico que se utilizaba en esa época. "A él no le gustaba la exaltación. A los cirujanos no les gusta la exaltación. La definición de exaltación después de Kraeplin viaja a diferentes campos, no sólo médicos, que estaban apareciendo al mismo tiempo. La sociología, por ejemplo. Los sociólogos, en la segunda mitad del Siglo XIX, estaban preocupados por la exaltación.
Los criminólogos estaban también preocupados por la exaltación, especialmente en el aspecto contaminante, en un tiempo en que las ciudades se hacían más y más grandes, en los que la gente se juntaba en multitudes que podían ser alteradas también y contaminar a otras", cuenta. Un grupo de personas exaltadas puede provocar disturbios o revoluciones. La exaltación o la posibilidad de exaltación ahora lo cubre todo. "Nuestra relación con las drogas está predeterminada por esta relación que tenemos con la exaltación y el rechazo a la exaltación. Si las drogas tienen efectos reales, también tienen efectos políticos, sicológicos, metafísicos, que tienden a beneficiar la depresión sobre la manía, que tienden a beneficiar la ausencia de exaltación sobre sus posibilidades", explica.