Liceo Simón Bolívar
Señor Director: El reciente reportaje del cuerpo Sábado de "El Mercurio”, sobre el Liceo Simón Bolívar, en la población El Castillo, describe su fórmula educativa como "controvertida". Sin embargo, lo que allí se realiza está lejos de ser un desvío de lo formativo, sino que representa un acto profundamente humano, valiente y pedagógicamente acertado. En medio de la creciente violencia escolar en Chile. Este establecimiento ha optado por priorizar el vínculo, la seguridad emocional y el cuidado, por sobre los resultados académicos. Esta decisión no solo es legítima: es urgente, Lo que este colegio hace, quizás de forma intuitiva, se alinea con un modelo desarrollado en otros países con excelentes resultados: la educación integral.
Esta propuesta, originada en India por los filósofos Sri Aurobindo y Mirra Alfassa, concibe la educación como un proceso de desarrollo humano en todas sus dimensiones —físico, emocional, mental y espiritual— para que cada individuo despliegue su máximo potencial, Con algunos ejemplos en Inglaterra, India y Estados Unidos, este enfoque ha demostrado que niños conscientes de sí, empáticos y seguros de ellos mismos logran en consecuencia un alto rendimiento académico.
Sabemos desde la neurociencia que cuando un niño crece en un contexto adverso, su sistema nervioso activa mecanismos de supervivencia que inhiben la corteza prefrontal —clave para el aprendizaje, la autorregulación y la toma de decisiones— priorizando la reacción al peligro por sobre los procesos cognitivos.
En atras palabras, sin seguridad emocional, no hay aprendizaje profundo posible. ¿Cómo esperamos entonces que niños de sectores altamente vulnerables comprendan lo que leen o resuelvan problemas matemáticos si antes no les ofrecemos un entorno donde puedan habitarse a sí mismos, sentirse vistos y seguros? El caso del Liceo Simón Bolívar evidencia una verdad incómoda pero necesaria: el fracaso escolar no se soluciona con más presión académica, sino con un cambio de paradigma. Solo una educación centrada en el desarrollo humano, en el vínculo y la conciencia podrá ofrecer caminos reales de transformación y justicia social. El Liceo Simón Bolívar no debiese ser una excepción "controvertida”, sino el inicio de una verdadera educativa, JOSEFINA UNGER Psicóloga infantil