Las viejas plantas de combustibles fósiles se están convirtiendo en centros de energía verde
Las viejas plantas de combustibles fósiles se están convirtiendo en centros de energía verde latorios podrían frenar el avance.
Las académicas Alexandra Klass y Hannah Wiseman, de la Universidad de Michigan y Penn State Law, señalan que obtener permisos para desarrollar sitios industriales en desuso en Estados Unidos suele ser más caro que para terrenos vírgenes.
Y aunque algunos estados apoy a n, e l P r e s i d e n t e D o n a l d Trump eliminó los créditos tributarios federales para energías renovables que reducían los costos de reconversión. Sin embargo, la demanda por proyectos verdes más ambiciosos seguirá creciendo. En los próximos 15 años se retirarán 300 GW de capacidad a carbón en todo el mundo, y el costo de producir energía renovable podría caer hasta 49%, según BloombergNEF, un proveedor de datos. Otros países han creado entornos más favorables que Estados Unidos. Keith Hirsche, fundador de RenuWell Energy Solutions, una empresa de energía renovable, cuenta que las autoridades canadienses aceleraron el permiso para su firma porque estaba en un sitio industrial ya usado. En Indonesia, la estrategia nacional de transición energética incluye planes para transformar activos fósiles antiguos. Muy pronto, muchas más plantas estarán generando energía verde.
Artículo traducido por Economía y Negocios de “El Mercurio”. jamin Burke, jefe de Gradient Geothermal, una startup estadounidense, dice que el costo de perforar un pozo nuevo lo suficientemente profundo para esa tecnología puede ser prohibitivo. Usar pozos viejos es comparativamente barato, aunque su ubicación y construcción estén pensadas para petróleo y gas. Aun así, reconvertir instalaciones presenta dificultades. Algunas plantas fósiles son demasiado compactas para albergar extensos parques solares o eólicos. Muchas no podrán generar tanta energía como antes.
Alrededor de 35% de los proyectos en la base de datos del CEIP emplean parcial o totalmente tecnologías que producen emisiones de carbono, como la bioenergía (quema de materia orgánica para producir calor) o la mezcla de hidrógeno verde con gas natural. Además, los obstáculos reguE I G N E destinarán a generación solar y eólica, además de almacenamiento en baterías. Estos sitios ofrecen conexiones a la red, lo que puede ahorrar a los desarrolladores largas demoras para poner en marcha proyectos renovables.
Investigadores liderados por Umed Paliwal en la Universidad de California, Berkeley, han calculado que podrían sumarse 1.000 gigavatios (GW) a la capacidad de la red estadounidense si los proyectos renovables se conectaran a plantas fósiles existentes, y probablemente más si se aprovecharan instalaciones ya retiradas. Según la Agencia Internacional de Energía, existen proyectos renovables capaces de generar unos 3.000 GW en todo el mundo que esperan conexión a la red. La reconversión podría ayudar a resolver ese cuello de botella. Los pozos de petróleo y gas también podrían ser atractivos. Un estudio de Mary Kang en la Universidad McGill encontró que la mayoría de los pozos inactivos en Estados Unidos y Canadá serían aptos para algún tipo de producción geotérmica. BenDurante más de una década, la central Tamaya en el Desierto de Atacama, en el norte de Chile, abasteció a su región local con diésel. Hoy, en el lugar del contaminante generador, se levanta un brillante conjunto de paneles solares. Engie, la empresa francesa dueña de la central, la transformó este año en una planta solar con almacenamiento en baterías. Juan Villavicencio, jefe de la firma en Chile, describe el sitio como un lugar donde “el pasado y el futuro de la infraestructura energética se encuentran”. Otros comparten su visión.
Desarrolladores, gobiernos, startups y compañías eléctricas de todo el mundo están convirtiendo antiguas centrales de combustibles fósiles y viejos pozos de petróleo y gas en plantas de energías renovables y bancos de pruebas para tecnologías verdes. De este modo, los vestigios de la era fósil se aprovechan en lugar de desecharse. “No tiene sentido simplemente botarlos”, dice Arash Dahi Taleghani, ingeniero de la Universidad Estatal de Pensilvania. Según el Carnegie Endowment for International Peace (CEIP), un think tank, existen cerca de 170 proyectos en marcha o concluidos que buscan transformar antiguas centrales de combustibles fósiles en plantas renovables. La tendencia se expande en todo el mundo, señala Milo McBride, investigador del CEIP. China, por ejemplo, anunció recientemente su primer proyecto: partes de la central de carbón de Baotou, en Mongolia Interior, se DERECHOSEXCLUSIVOS. Las partes más sucias del sistema energético podrían ayudar a construir las más limpias. The Economist DERECHOSEXCLUSIVOS Planta Solar Tamaya, de Engie, en Tocopilla.