Autor: Joaquín García-Huidobro
Profesores arrinconados
Profesores arrinconados unca hasifácidl loa t area del profesorde co-legio, peroenlaactualidad se ha hecho particular'mente difícil. Desde arriba, sufrelas continuas presiones de Jaburocracia estatal, que piensa que la calidad dela educación pública y subvencionada mejorará en la medida en que se incrementan las regulaciones. Nose dan cuentaesosfuncionarios de que un profesor simplemente necesita tiempo para preparar sus clases y corregirbienlas pruebas. ¿Cómoestán maniatados por una red de regulaciones que les impiden hacer bien sutrabajo. Tampoco resulta fácil educar a los alumnos, dado el problema de las pantallas y las dificultades para som terse a ese mínimo de dis plina que exige cualquier tarearelevante que uno quiera proponerse enla vida.
Sin embargo, me parece quela dificultad más grande paralos profesores, aquella que mayor dolor y frusles produce tración, no viene de arriba (la burocracia) ni de abajo los estudiantes), sino del lado: delos padres y apoderados. Me explico. Desde siempre la escuela basaba su éxito enel "buen funcionamiento dela relación entre los padres y los profesores. Como los padres eran conscientes de queno podían enseñar todo en la casa, delegabanenla escuelala enseñanza delas matemáticas, laliteratura ola historia. Allí había unabibliotecasuficientementeprovista y unos maestros que eran competentes ensus materias y podían complementar la labor formativa delas familias. Esto lo sabíamos todos. Si en3' básicoel profesormeponía un rojo en matemáticas yo estaba seguro de que mis padres iban a apoyar esa decisión. Como consecuencia, yo iba atener que dedicar horas adicionales a estudiar las multiplicaciones y las divisiones. Nose me pasaba por la mente que pudiera haber una discrepancia entre el profesor y mis padres, porque unos yotrostenían la misma tarea: educarme. Como educar es, en buena medida, poner obstáculos, a mis padres les parecía muy bien que enel colegiosemeexigiera, delo contrariono podría desarrollar mis capacidades. Por razones muy diversas, esta alianza de siglos se ha roto 0, al menos, se encuentra muy debilitada.
Hoy muchos padres no confianen los profe-vaa ayudar a losjóvenesa escribirbiensiestá agobiado por un sinnúmero de tareas innecesarias? Afortunadamente Gabriela Mistral no tuvo esas presiones burocráticas, porque en vez de escribir sus maravillosas poesías habría tenido que llenar formularios hastaaltas horas de lanoche. Hubo épocas en que los organismos ministeriales de educación representaban una gran ayuda para los docentes, pero hoy tanto los directivos como los profesoressores. En vez de refrendar su autoridad la erosionan. Sielniño obtuvo mala nota no se debe a que haya estudiado poco 0 esté excesivamente atraído porlas pantallas, sino a que el profesor hasido injusto. Quereral hijo significa hoy cerrar los ojos a sus deficiencias y errores, dejar pasar todo, evitarle cualquier tipo de sufrimiento. Pero esta es una enorme injusticia para con los hijos, pues de este modo no pueden mejorar y fácilmente se transformarán en unos pequeños tiranos, que arman un escándalo cuando no se cumplen sus deseos.
Todo esto es muy curioso: ¿ no se dan cuenta esos paddres de que cuando desacreditan al profesor están lesionando en las mentes de sus hijos la idea de autoridad, y queesose volverá inevitablemente contra ellos mismos? Reconocer la autoridad del profesor no significa pensar quees infalible. Simplementeimplica establecer una preunción: si el profesor, que es un adulto que también está interesado en el bien del niño, tomó una decisión ingrata es porque hay alguna razón detrás. Si los padres no la advierten, una mínima medida de prudencia exige no desprestigiar al docente y conversar con él sobre el tema en su oportunidad. Con todo, por alguna razón misteriosa, hay padres que creen que cualquier fracaso del niño es un fracaso de ellos mismos, lo que es una soberana tontería. Unos buenos padres deben saber que para su hijo puede ser bueno obtener una mala nota o repetir de curso si no ha hecho bien las cosas. De otro modo, ¿cómo podrá enmendarse? Los padres de nuestra época están expuestos a la tentación dela demagogia, y hay que recordarles que ella es muy distinta del auténtico cariño poros hijos. Carta política.