La verdad de las mentiras: un caso de no ficción
La verdad de las mentiras: un caso de no ficción [USACH;1] ENSAYO;0] La verdad de las mentiras: un caso de no ficción por Roberto F.
Vera Salazar* En En su serie de ensayos “La verdad de las mentiras”, Mario Vargas Llosa nos recuerda que la ficción literarja, literarja, paradójicamente, puede ser el camino más sincero para explorar las pasiones pasiones humanas. Mentir en literatura, sostiene, es una forma refinada dedecir la verdad. Esta idea, aunque provocadora, nos obliga a revisar el lugar ambiguo que ocupa la mentira en la vida vida cotidiana. Si bien desde una perspectiva religiosa, religiosa, especialmente judeocristiana, mentir ha sido considerado un acto moralmente condenableycontrario condenableycontrario a la voluntad divina, otras miradas menos dogmáticas lo comprenden como una herramienta evolutivamente conservada. conservada.
Richard Dawkins advertía en “The Selfish Gene” que, en un mundo de mentirosos, mentirosos, la honestidad puede ser una desventaja adaptativa, y Vuval Noah 1-larari señalaba que, nuestras civilizaciones se han construido sobre sobre ficciones compartidas que, aunque ilusorias, ilusorias, resultan indispensables. Con independencia de la perspectiva, la mentira se manifiesta como un fenómeno estructural, estructural, presente tanto en los grandes relatos relatos históricos como en la intimidad del hogar. Mentimos al proteger a un niño de una verdad que considerarnos demasiado cruda, o al sostener sostener mitos religiosos y nacionales cuya veracidad veracidad objetiva es discutible, pero que cohesionan cohesionan y orientan. Sin embargo, es el contexto el que define el juicio moral sobre cada mentira. El engaño del “Viejo Pascuero” parece inofensivo; inofensivo; pero decirle a un niño que su padre ha viajado cuando en realidad ha abandonado el hogar, produce una herida más profunda. Aquí se distinguen las “mentiras piadosas” de aquellas aquellas que, aunque bien intencionadas, generan doloro desorientación. El derecho penal reconoce esta ambivalencia ambivalencia mediante figuras comoel estado de necesidad, necesidad, que justifica ciertos actos si evitan un mal mayor. Pero incluso en estos casos, como ene! atroz ejemplo de adultos que amputan a menorespara menorespara hacerlos niás”efectivos”en la mendicidad, mendicidad, la necesidad noborra el daño ni la mentira. La manipulación de fines altruistas para justificar justificar acciones abominables confiere a ciertas mentiras un carácter particularmente siniestro. La siniestro. La mentira nodesaparece bajo pretextos;se transforma, se maquilla. pero deja huellas. En este marco. resulta especialmente preocupante preocupante la práctica de ciertos sectores institucionales como algunas órdenes religiosas que recurren recurren a elaboradas formas de disimulo para encubrirdecisiones encubrirdecisiones impopulares o injustificadas. El reciente cierre de un colegio católico, ejecutado ejecutado con una retórica eclesiástica cuidadosamente cuidadosamente ambigua, evidencia la sofisticación con que se puede encubrir un acto bajo capas de Liturgia Liturgia vacia y lenguaje prudente. La prolongada ausenciade frailes en la vida cotidiana del colegio, colegio, seguida de su repentina aparición sólo para anunciar el cierre, configura una dramaturgia del abandono. Aqui, la mentira no sólo se manifiesta manifiesta en lo dicho, sino también en el momento, el gesto y el silencioque la rodea.
En una especie de acto litúrgico tan opaco como ridiculo y, ante una audiencia deseosa de escuchar palabras llenas de misericordia y cmpatia cmpatia por parte de una Orden religiosa pura candidez aprendida de cultura también católica católica se pudo constatar que, la mentira resulta sermás perversa dependiendodequién ycómo la practique.
Si al engaño se le otorga un halo, en que todo lo que se diga es parte de un proceso y que la decisión de cierre del colegio es prod ucto ucto directo y causal del preclaro discernimiento en reflexiónyoracióncolectiva dela Ordenreligiosa, Ordenreligiosa, entonces es cuando la mentira se muestra en un mismo acto como la mejor “politica evolutiva evolutiva de sobrevivencia” y el peor acto egoista. Ese acto, condena a una comunidad de niños y jóvenes no por un estado de necesidad de una Orden, sino porconveniencia institucional. Ese acto de cierre, a todas luces una engañifa ramplona. abofeteaauna institución social fundamentalen fundamentalen laconstrucción del tejido simbólico, simbólico, mo ral y cultural de una sociedad. Así, cuando la ficción sirve para proteger o edificar, puede ser perdonada o incluso celebrada. celebrada. Pero cuando se emplea como velo para ocultar decisiones arbitrarias, se convierte en una forma de violencia simbólica. La mentira institucional sobretodo aquella que afecta a los más vulnerables: niños, faniilias, comunidades faniilias, comunidades es una expresión de poder que envejece muy mal en la memoria colectiva. Muchas de las ficciones eclesiásticas, antaño aceptadas con devoción, hoyson revisadascon escepticismo o indignación. En una época en que la ciudadanía ciudadanía exige transparencia y rendición de cuentas, ocultar la verdad con adornos doctrinales no sóloes anacrónico: eséticamente insostenible. En consecuencia, la mentira, cuando se institucionaliza, institucionaliza, pierde toda inocencia.
Por todo ello, nada es tan brutal como una mentira dicha con el ensayado tono pastoral de una Urden en el contexto de explicar las razones de un cierre de actividades educativas Porque esa mentira, simplemente se deja caerconioel incienso que flota en el aire sin que nadie pueda detenerlo. La mentira, en estas versiones eclesiásticas, no miente como Judas, con besoy traición directa. Miente como Pilatos: lavándose las manos.
El cierre del colegio no es un evento aislado, sino un síntoma Un síntoma de esa enfermedad enfermedad crónica de las instituciones que aún creen que el tiempo y la liturgia bastan para absolver el pecado del ocultamiento. Pero las mentiras envejecen nial. La historia esa paciente notan notan de los siglos no olvida. Y lo que hoy se intenta administrar co mo “reorganización”, mañana será leido como deserción. Loque hoy se presenta como “reflexivod iscernimiento”, mañana será visto conm cobardia revestida de cálculo.
Pues, cada palabra no dicha, cada frase frase carente de contenido, cada promesa implícita implícita no cumplida, quedará inscrita no sólo en actas, sino en las mentes de niños y niñas que aprendieron, sin querer, que los adultos también también mienten, y que las instiwciones también traicionan. Lo anterior, no sólo puede ser visto desde una vertiente ética o moral, pues sabemos desde desde laneurocienciaalgunos datos tan inquietantes inquietantes como penosos dentro del contexto que nos ocupa. Estudios de Tali Sharot y Neil Garren muestran que el cerebro humano se adapta a la mernira. Cada vez que se miente, la amígdala amígdala centro del procesamiento emocional responde responde con menor intensidad, Se insensihiliza. Ment irse vuelve hábito, y lo más grave: deja de doler. Pero el daño mayor ocurre en quienes escuchan escuchan y aprenden. El aprendizaje vicario ese mecanismo poderoso mediante el cual los niños aprenden no sólo lo que se dice, sino lo que se hace se ve corrompido. Aquí la ironía es derechamente escandalosa escandalosa una Orden fundada para combatir la ignorancia ignorancia con la Palabra Verdadera hoy opta por el silencio hábil.
Un silencio que demuestra que esos religiosos parecen comprender mucho mucho mejor la lógica utilitaria de Milton Friedman, Friedman, que suhordina lo social al mercado, que su propia esencia teológica, hallando su epilogo epilogo ético en las mañosas formas del cierre del colegio que demuestran que la rentabilidad rentabilidad eclipsa a la dignidad, produciendo que la infancia último refugio de lo humano se vuelva prescindible. Con todo, el simplón legadode legadode laorden parece reducido a un logotipo logotipo institucional grabado en mármol. A lo largo de la historia, las mentiras institucionales institucionales han gozado de impunidad teniporal. teniporal. Pero el juicio siempre llega. Pregúntese a la Iglesia anglicana por sus silencios en tiempos de colonización, Pregúntese al Vaticano por el indice de libros prohibidos. Las grandes omisiones omisiones del pasado hoy son vergüenzas impresas en los libros de historia. Y las de hoy tan maquilladas, maquilladas, tan “discernidas” lo serán también. Un concepto que deberiamosexportar desde desde Japón, es el de la responsabilidad colectiva basado esencialmente en que la mentira más que culpa, genera vergienza (haji). Ésta es el motor de la corrección moral. Cuando alguien niientey esa mentira se revela, no solo afecta al individuo, sino también a su familia, comunidado comunidado institución.
La reparación en Japón implica implica reconocimiento público del error, muchas muchas veces mediante disculpas formales (como el dogeza, inclinarse profundamente hasta el suelo); asunción de consecuencias concretas, incluyendo renuncias, aislamiento voluntario o gestos de expiación simbólica; actos de reparación reparación material o moral, como donaciones, servicios servicios a la comunidad o retiro de la vida pública ¿ Cómo impactaría ese tipo de acciones re paratodas en los niños quehan visto derrumbarse su comunidad, sin entender razones? Con seguridad, seguridad, ninguna de esas medidas asomará en lacolectividad lacolectividad religiosa católica que abandona hoy asu comunidad. Sin embargo, la verdad, aunque incómoda, siempre resucita. Las mentiras, en cambio, envejecen cambio, envejecen conio leche al sol. Y lo peor de todo no hacen menos daño por ser piadosas o dichas por alguien que viste una impecable sotana blanca. i Prot lOgo. Roberta E Vera Salazar MSc. Proresor Asociada Escuela de Kinesiologi& Facultad de Ciencias Médicas. Universidad de Santiago Tomás Rivas, de la serie Entabladura, Goidy Glassman C.D.D. L4crilico sobre papel), 2024 (Gentileza Galería Madre).