Autor: Jorge Abasolo
La desconfianza
La desconfianza Periodista, Diplomado en Marketing Político y Miembro de la Sociedad de Historia y Geografía de Chile.jorgeeibar13@gmail.com LAS cifras son preocupantes.
Al momento de preguntarle a los chilenos si tienen alguien en quien confiar, pedir ayuda o consejo, sólo el 51% señala tener siempre alguien en quien confiar; el 32% dice que a veces y el resto no tiene.
Pero hay más: cuando hay una urgencia económica, de salud o situación catastrófica, ese 51% disminuye a 46%. Esta es una situación dolorosa y una herida que si no sanamos pronto, corre el riesgo de dejarnos una gran cicatriz como país. Nos hace estar a la defensiva, aunque tiene sus lados positivos, pues se trata de algo fundamental para generar cambios. El caso es que la confianza escasea en todos los ambientes.
Desde voces que anuncian que las señales económicas no son de fiar, a la enseñanza que frecuentemente se hace a los niños hasta que lo aprenden: “No hables con extraños”. Una encuesta de la Universidad Diego Portales y Feed-personas que viven, a veces, lejos de lo que se considera como normal en la sociedad”, señala.
Si el recelo no es negativo y desde una mirada social hasta es pertinente para los cambios, ¿por qué con solo nombrar la palabra desconfianza se siente temor? Porque nada es tan absoluto, necesitamos la desconfianza, claro... pero también la confianza.
Según el último informe de la OCDE, Chile es el país de mayor desconfianza entre sus ciudadanos... ¡en el mundo! ¿La culpa es del Gobierno? No, son las políticas erráticas del gobierno para combatir la inseguridad, que genera sospechas hasta en los conocidos y vecinos. back, agrega que en Chile los jóvenes desconfían en un 76% de sus vecinos, 56% de sus jefes y 51% de sus compañeros de trabajo o estudio. Es cruel admitirlo pero así es: desconfiar ha pasado a ser parte de la idiosincrasia nacional. En una sociedad cansada de soportar injusticias, como la distribución del ingreso o los privilegios de la clase política y los abusos de ciertos empresarios, la rabia surge como natural respuesta. De allí a la desconfianza no hay más que un paso. No obstante, en el seno de este panorama borrascoso hay algo de rescatable, pues el recelo es un elemento centralpara la innovación y el cambio.
Esto lo plantea Bruce Schneier, especialista en redes sociales que The Economist califica como el gurú de la seguridad informática, en su último libro Liars-Outliers (Mentirosos-Atípicos). El término outliers es la clave de su teoría y le sirve para describir a personas que logran tener éxito fuera de lo común. A ese rasgo, Schneier agrega otro, la desconfianza, gracias a la que, según este autor, esas personas pudieron sobresalir.
Un ejemplo: la desconfianza frente a la norma, que por siglos se aceptó como correcta, de que los derechos de las personas dependían de su color de piel y sexo, fue lo que permitió el cambio. “La sociedad avanzó gracias a quienes decidieron saltarse la norma y no discriminar en función de esos parámetros”, señala el autor. De este modo, lo que en principio puede calificarse como un obstáculo, resulta ser la puerta de inicio de importantes modificaciones. Y es que la sociedad evoluciona gracias a quienes en un momento optaron por desobedecer y no confiar en lo que se imponía. Son los que inventan nuevos modelos de negocios, afirma Scheneier. Individuos como Copérnico y Galileo, que cambiaron el dogma oficial de la Iglesia sobre la astronomía.
“Personas que hoy son las que reclaman a los gobiernos por su responsabilidad en el cambio climático, “La desconfianza frente a la norma, a lo convencional, fue lo que permitió el cambio”. Para Scheneier ese miedo se basa en que la sociedad no puede funcionar sin confianza.
Y es que nuestro complejo e interconectado orden social requiere de confianza -y en una gran cantidadpues de otro modo, aclara el autor, todas las escalas de la sociedad, desde la más pequeña asociación, que es la que se da entre dos personas, a la relación con instituciones, no podría funcionar. Todo se derrumbaría.
“Algunos progresos e innovaciones requieren violar cierto grado de confianza”. En resumen, lo que Scheneier propone es perder ese temor generalizado a la desconfianza para propiciar una dinámica que maneja equilibrios muy sutiles: por una parte, elconfiar entrega la seguridad psicológica y emocional necesaria para vivir, pues gracias a ella es que es posible que se realice la cooperacióny por otra, la desconfianza es la que permite que las cosas evolu cionen.
“Desde luego, algunos progresos e innovaciones requieren violar esa confianza”, explica el especialista y entrega otro ejemplo de la necesidad de que haya espontáneos desconfiados: fueron esos outliers los que en 1969 en Nueva York comenzaron el movimiento por los derechos de las minorías sexuales. Los mismos que en Estados Unidos consideraron que no era inapropiado sentarse en el bus al lado de una mujer negra. Sin esos elementos el cambio social sería imposible. Representa la ingeniería de la innovación: los grupos se benefician de esos miembros que no siguen las normas del resto. Pero se trata de un balance.
El justo equilibrio entre la confianza social y el reconocimiento de que el recelo no es tan malo después de todo. ***“La sociedad evoluciona gracias a quienes optaron por desobedecer y no confiar en lo que se les imponía”, asegura Schneier..