Autor: Doctor en Educación. Profesor investigador Facultad de Educación y Ciencias Sociales, Universidad Andrés Bello.
“Educación Superior en crisis: La hora de actuar es ahora”
E La educación superior en Chile enfrenta una crisis sin precedentes, cáracterizada por números rojos. Con 28 universidades en riesgo económico y más de 59 mil estudiantes afectados, el sistema educativo se tambalea al borde del colapso. Tal debacle hace imperativo replantear el financiamiento de la educación superior, tanto pública como privada, así como incrementar los ingresos provenientes del Estado. Solo así se podrá cumplir con los lineamientos de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), que incluyen docencia, gestión, investigación y vinculación con el medio. La educación pública como privada, el despido de académicos se ha incrementado significativamente por dificultades económicas. La Universidad de La Frontera (UFRO), con una deuda de $38 mil millones, despidió a 298 personas, incluidos docentes y personal administrativo. La gestión financiera y administrativa de esta institución ha sido da, provocando la renuncia de altos directivos. En el norte, la Universidad de Antofagasta, con una deuda de $28 mil millones, despidió a 223 docentes, lo que generó protestas estudiantiles y la toma de sus campus. La Universidad de Magallanes (UMAG) no renovó el contrato de 36 funcionarios, mientras la Universidad Alberto Hurtado (VAH) anunció la desvinculación de 55 trabajadores. Este panorama desolador, está especialmente presente en instituciones comprometidas con la gratuidad. Por lo cual es imperativo replantear este modelo de financiamiento y aumentar la inversión en los planteles adheridos a esta modalidad. La gratuidad, aunque bien intencionada, ha demostrado ser insuficiente para cubrir las necesidades financieras de las instituciones. Los planteles no solo deben impartir docencia, sino también cumplir con los lineamientos de la Comisión Nacional de Educación. Los cuales incluyen investigación, gestión y vinculación con el medio. Sin los recursos adecuados, estas tareas se vuelven insostenibles, afectando la calidad educativa y la capacidad universitaria para contribuir al desarrollo del país.
La crisis de la educación superior evidencia la fragilidad del sistema y la necesidad urgente de una reforma estructural, Es crucial que el Estado y la sociedad conjuntamente reconozcan el valor de la educación y se comprometan a ella. Solo así podremos garantizar que las universidades cuenten con losrecursos necesarios para cumplir su misión y ofrecer una educación de calidad.