EDITORIAL: Redes que sostienen a los “overoles blancos”
EDITORIAL: Redes que sostienen a los “overoles blancos” Los antecedentes que apuntan a la existencia de adultos externos a los establecimientos que apoyan y financian este tipo de vandalismo constituye un hecho gravísimo que exige ser aclarado. os llamados "overoles blancos" han sido uno de los rasgos más distintivos en los múltiples episodios de violencia que se han registrado en distintos establecimientos educacionales, particularmente en liceos emblemáticos de la comuna de Santiago.
Esta forma de "protestar", con personas embozadas y vestidas con trajes de protección de color blanco, lleva años ocurriendo y suele estar asociada a graves desmanes: vandalismo; amenazas a alumnos, profesores y personal policial; lanzamiento de bombas molotov; ataques al transporte público, entre otros hechos.
Posiblemente el hecho más grave ocurrió el año pasado en el Internado Nacional Barros Arana (INBA), donde resultaron quemados más de 30 estudiantes -algunos de ellos quedaron en riesgo vital-, luego de que en uno de los baños se quemaran overoles lo que a su vez inflamó contenedores con combustible.
La articulada forma de operar de estos grupos, y el abundante equipamiento de que disponen para sus fechorías, ha hecho presumir desde hace tiempo que sin perjuicio de que en estos desmanes participan los propios estudiantes, detrás de los overoles blancos también participan agentes externos que se encargan de planificar y financiar este tipo de acciones.
Una investigación periodística publicada por este medio entregó una serie de antecedentes que afianzan esta tesis, donde queda a la vista una suerte de modus operandi con presencia de adultos externos, lo que naturalmente abre nuevas perspectivas pues confirma que no estamos frente a movilizaciones espontáneas sino abiertamente planificadas y financiadas por terceros.
En distintas querellas que ha presentado la Dirección de Educación Municipal (DEM) de Santiago, se da cuenta de que existen fuertes sospechas que detrás de estos hechos han existido adultos externos que están motivando estas acciones, lo que fue ratificado en un informe que la DEM entregó a requerimiento de la fiscal que investiga la explosión en el INBA.
La presencia de estos adultos se refleja no solo en su participación directa como overoles blancos, sino también como individuos que asisten a los estudiantes y los proveen de distintos pertrechos para llevar a cabo las acciones vandálicas, entre ellos combustible y overoles.
Es fundamental despejar quiénes son los que avalan y financian este tipo de actividades, y si a su vez cuentan con otras redes de apoyo, pues con ello no solo se está exponiendo gravísimamente la integridad de los estudiantes así como de todos quienes son afectados por esta violencia, sino porque además se trata de acciones dirigidas a socavar los establecimientos, con un evidente perjuicio para la educación pública y para las familias que allí educan a sus hijos.
Los liceos emblemáticos vienen experimentando una sostenida pérdida de matrícula así como una notoria caída en su rendimiento académico, lo que a su vez es potenciado por los constantes episodios de vandalismo y su consecuente pérdida de clases. Los antecedentes conocidos constituyen un fuerte llamado de atención, donde no puede haber espacio para fomentar la violencia ni enviar señales equívocas que confundan el derecho a la protesta ciudadana con el vandalismo..