EDITORIAL: ENFOQUES INTERNACIONALES
EDITORIAL: ENFOQUES INTERNACIONALES E N F O Q U E S I N T E R N A C I O N A L E S Lula visita a Cristina Una señal de amistad y cariño dijo Lula que era su visita a Cristina Fernández, en prisión domiciliaria desde que la justicia la condenó a seis años de cárcel por delitos de corrupción.
A la hora que comenzaba el almuerzo con los presidentes, el mandatario partió al barrio de Constitución, a visitar a la señora Kirchner, quien definió el encuentro como de "solidaridad política". Ella escribió un largo mensaje sobre la coincidencia con Lula al ser ambos perseguidos por una supuesta maniobra de "lawfare" que puso al brasileño también en la cárcel, antes de ser reelegido presidente. Tanto él como Cristina fueron condenados por participar en tramas de corrupción en contratos de obras públicas.
En el caso del brasileño, su sentencia se anuló no porque se estableciera su inocencia, sino porque el proceso se llevó a cabo en una jurisdicción que no era la correspondiente y, más tarde, el delito prescribió. La expresidenta, en tanto, fue condenada en todas las instancias y aún tiene abiertas varias otras causas judiciales. La justicia argentina, tal como lo determina la sentencia, emitió el permiso para la visita de Lula, que duró unos 50 minutos. En el gobierno de Brasil había opiniones encontradas sobre la conveniencia del encuentro. Para algunos en el partido oficialista, era un gesto de agradecimiento de Lula por el apoyo de Cristina cuando él estuvo encarcelado. Para otros, en medios diplomáticos, era inoportuna, porque podía ser vista como una provocación, incluso una ofensa a la justicia. Las declaraciones más bien sobrias del brasileño tras el encuentro despejaron en parte esos comentarios. Lula fue el último en llegar. Hizo esperar a Milei dos minutos extras, mientras observaba el impasse que produjo su fotógrafo personal a la entrada de la Cancillería, por no tener la acreditación correspondiente. Fue el canciller argentino quien resolvió el problema, pero ese contratiempo no fue un buen prólogo para el saludo frío y sin sonrisas que le brindó el mandatario trasandino a un también distante Presidente brasileño.
A la cumbre presidencial del Mercosur asistieron todos los gobernantes del bloque, dividido ideológicamente entre los izquierdistas cercanos a Lula --Luis Arce, de Bolivia, y Yamandú Orsi, de Uruguay-y la dupla de Milei con el paraguayo Santiago Peña, recibido con evidentes gestos de simpatía.
Javier Milei fue claro y directo en su discurso para plantear la necesidad de que el Mercosur vaya por el camino de una liberalización, a tono con las exigencias de la economía global, a pesar de la ola proteccionista alentada por Donald Trump.
Es sabido que el Mercosur no está en su mejor momento, cruzado por tensiones ideológicas y discrepancias de fondo sobre la ruta que sigue el bloque, que no calza con la orientación económica que Milei quiere darle a Argentina. De ahí su insistencia en flexibilizar el acuerdo para dar espacio a negociaciones más abiertas con otros países. Particularmente, busca un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, para lo cual le urge levantar restricciones comerciales.
El argentino fue duro al señalar que, si bien el bloque fue "creado con nobles intenciones, el norte se fue empantanando, privilegiando solo a algunos sectores, favoreciendo una estructura elefantiásica". Por eso, propuso un esquema más libre en vez de "una cortina de hierro", para que se transforme, del actual "escudo frente al mundo", en una "lanza". Es evidente que la preferencia de Milei sería dejar el Mercosur, pero los acuerdos lo comprometen y tampoco tiene los dos tercios del Congreso para concretar una salida. Es posible que en las elecciones de octubre su partido obtenga un buen número más de escaños, pero es incierto que logre la mayoría calificada para romper un acuerdo que data de 1991.
Sin embargo, advirtió en la cumbre que los argentinos emprenderán el "camino de la libertad solos o acompañados", y que si los socios persisten en el actual rumbo, "insistiremos en flexibilizar las condiciones de la sociedad que nos une". Lula, férreo partidario de la integración, respondió que, "para Brasil, el Mercosur es un lugar seguro, que nos protege", y destacó que se avanza en acuerdos de libre comercio, como el que se negocia con la Unión Europea y el recién rubricado con la EFTA (asociación de países europeos que no están en la UE). Este intercambio de mensajes entre el argentino y el brasileño puso de relieve las tensiones que prevalecen en la relación interna, que no son solo personales, sino que reflejan las diferencias de fondo entre sus gobiernos.
Aun así, en la reunión se avanzó en un tema clave que da margen para los proyectos de apertura comercial y tratos bilaterales con terceros países que busca Milei, al aprobarse una ampliación de la lista de exenciones de bienes importados afectos al arancel externo común, sumando 50 productos a los 100 del listado actual.
Con respecto al TLC con la UE, los problemas no están solucionados, ya que Francia y varios países del este europeo son muy reticentes a aceptar el texto convenido, por estimar insuficientes las salvaguardas a los productores agrícolas. De tal modo que las altas expectativas que tienen Lula y otros países del Mercosur en ese acuerdo no serán cumplidas en el corto plazo. Una cumbre forzada Javier Milei hizo entrega de la presidencia del Mercosur a Lula da Silva en una cumbre, en Buenos Aires, que mostró las tensiones y debilidades del bloque regional. Reunión marcada por las discrepancias sobre la apertura comercial del grupo hacia el exterior. Y también, simbólica de las diferencias que hoy cruzan a nuestra región.. - - -