COLUMNAS DE OPINIÓN: Amiguismo y otras aristas
COLUMNAS DE OPINIÓN: Amiguismo y otras aristas C uando se haga el recuento y la valoración de la gestión del Presidente Boric, la situación del embajador de Chile en España --quien, tras un nuevo exabrupto y contra todo pronóstico, fue otra vez ratificado en su puesto-estará lejos de constituir una anécdota y quedará como un ejemplo inmejorable de amiguismo en la función pública.
Y es que cualquier observador imparcial puede apreciar que, tanto en su designación como en la decisión de confirmarlo una y otra vez, se ha privilegiado la relación de amistad con el Presidente por sobre sus capacidades y experiencia para desempeñar una tarea como la diplomática, que debiera ser siempre expresión de una política de Estado.
Por más que se quiera involucrar en este desaguisado al canciller, quien ha debido dar la cara, el responsable directo es el Presidente de la República, su amigo y quien ha dejado así en letra muerta el discurso sobre la meritocracia, que fuera eje de su campaña y que muchos en el Frente Amplio enarbolaban con aires de superioridad moral.
El favorecer a los amigos, parientes o compañeros de partido por sobre otros evidentemente mejor capacitados no solo degrada el servicio público, sino que también, y el Presidente parece no advertirlo, debilita su propia autoridad y ascendiente frente a terceros.
Si, pese a los notorios errores, ratifica a un amigo en un cargo, ¿qué autoridad queda para cuando deba sacar de sus puestos a militantes de otros partidos que no son amigos suyos? Naturalmente este episodio será un caso que le recordarán esos aliados cuando quiera hacer cambios.
Las expresiones de la vocera de gobierno, Camila Vallejo, la que, frente a quienes han hablado de amiguismo, ha respondido que le "parece una falta de respeto a un canciller de larga trayectoria", no solo buscan desviar la atención respecto de quién es el principal responsable, sino que nuevamente se descalifica una crítica política --hace algunas semanas empleó la expresión "antipatriota" frente a otras declaraciones-para eludir el fondo del asunto: cuáles son los méritos para nombrar y mantener en su cargo al embajador en España, uno de los países más importantes para Chile en su política exterior.
Las reacciones de algunos dirigentes y parlamentarios del Frente Amplio, defendiendo de forma cerrada la labor del embajador --"no veo ningún escándalo ni un error", han llegado a sostener, contradiciendo así al propio canciller, que expresó "esperamos que no haya otro error"--, evidencian la utilización político-partidista de cargos diplomáticos.
En forma desenfadada lo expresó una diputada del partido del Presidente Boric: "Nos importa y nos parece bien, como a cualquier otro partido del oficialismo, contar con cuadros en el exterior que estén impulsando nuestras políticas". Cabría aclarar entonces qué políticas están desarrollando esos "cuadros" en las que son, como España, embajadas clave para el país. El Presidente ha dejado en letra muerta el discurso sobre la meritocracia, que fuera eje de su campaña. Amiguismo y otras aristas.