Autor: PABLO CORREA
Columnas de Opinión: MÁS INSTITUCIONES, MENOS PITUTOS
Columnas de Opinión: MÁS INSTITUCIONES, MENOS PITUTOS Análisis Érase fines del año 2021, cuando un candidato a la Presidencia prometía en su franja televisiva que en su gobierno “no habrá espacio para el pituto”, comprometiéndose a una “ley antipituto”. Lindas promesas.
Y esto, porque estábamos acostumbrados a que, en cada cambio de gobierno, Chile asistía a un triste espectáculo: los mismos rostros, con discursos reciclados y lealtades políticas como único mérito, tomando asiento en cargos estratégicos del Estado. La lógica es siempre la misma. Cambian los jefes, no el fondo.
Y así, el país sigue atrapado en una máquina burocrática que no innova, no arriesga y no sirve a la ciudadanía, sino a sí misma. ¿Dónde quedó la idea de Rawls? ¿ Dónde quedó ese velo de ignorancia que nos obligaba a diseñar instituciones como si no supiéramos en qué posición caeríamos? Si los que hoy gobiernan supieran que mañana podrían estar esperando atención en una posta rural sin ambulancia, ¿gestionarían igual el presupuesto público? ¿ Asignarían recursos a consultorías inútiles “con perspectiva de género” o defenderían privilegios gremiales? ¿ Aceptarían que cargos clave se definan entre operadores, cuoteo o becas de castigo? Servir al Estado no es un botín, es una responsabilidad moral. Pero la política chilena se ha vuelto una máquina de reincidencias. Se repiten nombres, fórmulas y fracasos. Los mejores están afuera. Los que entran son los más obedientes. Pero esta generación “con valores moralmente diferentes” vino a cambiarlo todo. Perdió miles de vacunas que caducaron sin repartir. Entregó los textos escolares en octubre. Reiteradamente, a la hora de proveer cifras técnicas para la discusión legislativa, estas eran erradas. Repartió miles de millones de pesos a las fundaciones de sus amigos, no solo para darles empleo, sino también para financiar sus propias campañas. Pero, peor aún, se metió con la validación institucional. Cuando el resto de los estamentos del Estado empezó a serles incómodos, encontraron formas para de una u otra manera esquivarlos. Fuera ya una investigación del Ministerio Público o una recomendación del Consejo Fiscal Autónomo. Por eso es tan relevante que recordemos algo que celebramos en estas mismas páginas hace un año: el Premio Nobel de Economía a Robinson, Acemoglu y Johnson. Nada es más importante para el desarrollo (ya no solamente crecimiento) de las naciones que la fortaleza de sus instituciones. En este caso, de la más importante de todas: el servicio civil y las instituciones políticas del Estado. Ad portas de una nueva elección, es imperativo que estemos conscientes de que el Estado necesita una refundación técnica, ética y generacional. Chile no va a despegar con los mismos de siempre, en los mismos cargos, con las mismas excusas. La patria no se construye con apitutados..