El sueño de María
El sueño de María U n pequeño jilguero hembra de pecho amarillo, que armó su nido escondido en una passiflora enredada junto a un treillage, va y viene para alimentar a sus cuatro pichones.
Una escena poco común, ya que este pajarito suele anidar en los bosques, y que la ingeniera agrónoma de la UC María Walker lleva observado por un par de meses con total felicidad. "Eso es justamente lo que quería lograr en este jardín, porque me encanta el tema del ecosistema, de protegerlo y fomentarlo creando ambientes atractivos para los picaflores, las mariposas, las abejas", dice. Hace cuatro años se instaló con su marido en Matanzas, en la Región de O'Higgins.
Y entonces dejó su trabajo en el mundo del vino y comenzó a tomar cursos y talleres de paisajismo online, algunos del Club de Jardines y otros dictados por Ximena Nazal y Cristóbal Elgueta. "Empecé a conocer esta zona costera, a estudiarla para ver qué tipo de proyectos eran los más adecuados. Y me lancé a hacer jardines", comenta.
El sueño de María Plantas nativas y otras exóticas originarias de sitios con condiciones climáticas similares a las de Matanzas, privilegió la ingeniera agrónoma María Walker en el jardín de su casa en esta localidad del litoral de la Región de O'Higgins.
Pero también cuidó proteger y estimular el ecosistema dunar costero, con especies que atrajeran a las aves, las mariposas e, incluso, a la abeja Caupolicana de collar rojo, que está en la categoría de conservación "amenazada". Texto, Beatriz Montero Ward. Fotografías, José Luis Rissetti. MI JARDÍN SUSTENTABLE. El sueño de María María Walker (@mw. paisajismo) privilegia los viveros de la zona, como Vivero San Gabriel, El Secano y Vitafior. Es en ellos donde se abastece de plantas para sus proyectos, la mayoría localizados en Matanzas y Puertecillo. Las plantas de tomate son de Raíz Local. El suyo es el mejor ejemplo del tipo de paisajismo paisajismo que desarrolla, basado en el uso, casi exclusivo, de plantas nativas. “Mezclo, también, también, con algunas especies exóticas originales de lugares con condiciones climáticas similares, similares, como California, Sudáfrica y Australia, entre entre ellas tritoma, Nepeta mussini y Salvia canariensis”, canariensis”, explica. Su punto de partida siempre siempre es el mismo: observar la luz, la exposición al viento y la utilidad de cada sector. A partir de eso decide cómo armar la base. En este caso caso lo hizo con vautro, malva de cerro, esparto, Stipa caudata y Salvia chamelaeagnea. El paso siguiente es la incorporación del color y los cubresuelos. “Me gusta mucho el rosado yen todos mis jardines privilegio ese tono. Aquí puse, por ejemplo, Anigozant has, rosados y amarillos; pata de guanaco, Limonium Limonium perezii, Salvia chamelaeagnea, romero rastrero y Nolana crassulifolia. En el sector de atrás, el que le da la espalda al mar, repitió las mismas especies, pero además además sumó dos olivos y la passiflora. Allí, en un sector un poco más resguardado del fuerte viento característico de este lugar, dispuso una pequeña huerta donde suele trabajar con sus hijos, María, de 4 años, y Diego, de 2. “Los tomates funcionan muy bien. Hoy plantamos tres variedades: rosado, zapotela y costoluto. Y para proteger de las plagas siempre pongo cebollín, albahaca y romero”. VE).