El flagelo del abandono
El flagelo del abandono Los dramáticos casos de muerte de personas mayores en circunstancias de soledad y abandono conocidos en estos días levantan las alertas respecto de la atención que la sociedad presta a quienes envejecen y ven limitadas sus habilidades para enfrentar los problemas cotidianos. Este tema cobra especial relevancia en momentos en que se divulgan cifras que demuestran un envejecimiento acelerado de la población: cuatro regiones del país tuvieron el año pasado más fallecimientos que nacimientos.
El trágico caso del actor Gene Hackman y su esposa, quienes fueron encontrados sin vida días después de su fallecimiento en una localidad de EE.UU. (él, aquejado de un severo alzhéimer, murió de inanición sin haber podido pedir ayuda tras la muerte de su cónyuge), denota la complejidad de la dependencia y la carencia de herramientas sociales para brindar protección y asistencia aquienes ya no pueden valerse por sí mismos.
Aunque se trata de una realidad económica diametralmente distinta, el trágico deceso de María Caricheo en Los Lagos, quien cayó al pozo séptico de su casa al intentar limpiarlo después de infructuosas solicitudes a los organismos respectivos para que realizaran esa tarea, es también una manifestación de la imperante desidia social.
Con el debilitamiento de los lazos de la familia extendida, la disminución del número de hijos o el rechazo a tenerlos, la migración y la movilidad global por razones de trabajo y búsqueda de mejores oportunidades, las redes de apoyo tradicionales que solían asumir el rol de protección y asistencia de los miembros mayores de la familia, se han deteriorado, lo que hace recaer en los orga-nismos de asistencia y en el Estado la responsabilidad del cuidado. Esta dolorosa realidad que afrontan los adultos mayores desvalidos obliga a centrar la atención en cuáles deben ser las políticas públicas adecuadas para evitar situaciones extremas de soledad y abandono.
Al respecto, diversos proyectos se discuten en el Congreso, orientados a entregar al Estado herramientas para ir en apoyo de quienes, en edad avanzada, ya no cuentan con las capacidades suficientes que les permitan ser autovalentes, así como para implementar un programa especializado en asistir a personas en situación de abandono. Es responsabilidad de la sociedad en su conjunto velar por que las personas vivan dignamente los últimos años de sus vidas y cuenten con asistencia cuando sea requerida.
Ello implica dar espacios laborales a quienes pueden seguir aportando y desplegando sus capacidades, dispo-ner de lugares de encuentro y acogida que fomenten las relaciones sociales y las conexiones comunitarias y tengan compañía en los momentos finales.
Iniciativas como Conecta Mayor UC permiten adquirir herramientas tecnológicas indispensables para mantenerse vigente, informado, conectado y con acceso a los servicios básicos El nuevo escenario demográfico implica un gran desafío para la agenda pública en cuanto a poner el énfasis en prácticas de cuidado, de acompañamiento y de creación de organismos y establecimientos que acojan a quienes enfrentan condiciones de dependencia y vulnerabilidad, evitando situaciones de soledad, abandono e indiferencia social como las que se conocieron y causaron impacto recientemente. Las redes de apoyo tradicionales de los miembros mayores de la familia se han deteriorado..